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CONGRESO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La política de bloques estalla en el ‘todos contra todos’ del Congreso

La izquierda vota dividida y PP y Vox sacan adelante una propuesta de los “golpistas” de Junts

Inma Carretero

Pedro Sánchez pactó su investidura en 2023 con negociaciones bilaterales entre fuerzas políticas dispares, acuerdos que fue encajando como un puzle pero que nunca configuraron un bloque homogéneo. El discurso de investidura del presidente no fue una hoja de ruta compartida por todos, que aceptaron dar luz verde a este Gobierno de coalición cada uno por sus razones particulares y un principio compartido: no querían cuentas con la ultraderecha. Con estos mimbres se ha ido construyendo la historia de esta legislatura, la del PSOE negociando con grupos que miran por el rabillo del ojo a su competidor más cercano, la del Congreso más fragmentado de la democracia y la que lleva dos años sin Presupuestos Generales del Estado. El Pleno de esta semana ha vuelto a confirmar la tendencia desde el arranque de curso: que todos van contra todos, sin respeto a las barreras de los bloques políticos, aunque ninguno quiera anticipo electoral.

Los socios de izquierdas votan separados. Estábamos acostumbrados a la disputa Sumar-Podemos, pero la sesión de esta semana nos deja el inédito enfrentamiento de los morados con ERC y Bildu a cuenta de la delegación de las competencias migratorias a Cataluña. Censuraron a Podemos por poner piedras al avance plurinacional al lado de la derecha y la ultraderecha, aunque los argumentos de los morados tenían que ver con que Junts utilizara parte de ese texto para erigirse en defensor de la identidad catalana frente a los inmigrantes. ¿Qué habría hecho Vox si se hablara de la identidad española? Cada uno se quedó con la parte de la ley que le interesé, pero la proposición de ley decayó con el no de Podemos, que está reconstruyendo su espacio político haciendo oposición al Gobierno por todo, menos por el fallo de las pulseras contra el maltrato. Las gestiona el Ministerio de Igualdad, dirigido por Irene Montero la legislatura pasada. Podemos no se sumó a la reprobación de la actual titular, Ana Redondo, que prosperó gracias la abstención de socios como ERC o BNG. Fue una sesión sin bloque de investidura ni de izquierdas.

PP y Vox obvian que llaman “golpistas” a Junts . Para reprochar a Podemos que tumbara su delegación de competencias, Carles Puigdemont publicó un vídeo en el que incluía a los morados dentro de una “triple alianza que no es anecdótica ni puntual”, dijo. “Cuando se trata de Cataluña no hay cordón sanitario que valga”, denunció el líder independentista el mismo día que su partido recibía los votos de esas dos formaciones, PP y Vox, para endurecer los requisitos de los permisos de paternidad a los extranjeros. La derecha y la ultraderecha que ha llenado las calles y los tribunales de acciones contra la amnistía de Puigdemont y los encausados del procés apoya sin complejos una proposición no de ley de los independentistas. Suele ocurrir al revés, que Junts se alinee en planteamientos económicos que impulsan PP y Vox, pero esta semana han sido ellos lo que han respaldo a los que todavía hoy llaman “golpistas” si se trata de demonizar sus pactos con Pedro Sánchez.

Junts, atrapado en sus contradicciones. Esa alianza de PSOE y Junts lleva dando titulares desde las elecciones del 23 de julio. Todos coinciden en que es una relación inestable (carpeta a carpeta, dicen ellos), una relación de conveniencia que, hasta ahora, tiene atrapado a Puigdemont en todas sus contradicciones. Desde que ha dejado claro que si no se aprueban los presupuestos no va a disolver las Cortes, Pedro Sánchez ha abaratado el precio de los siete votos de Junts en la negociación. Si Puigdemont anuncia una ruptura solemne y contribuye a forzar el adelanto electoral puede terminar precipitando su irrelevancia en las Cortes si PP y Vox llegan al Gobierno. Perdería capacidad política en Madrid y seguiría en oposición en Cataluña, braceando para intentar frenar el auge de Aliança Catalana. A la vuelta del verano, Junts ha tumbado la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz y también la agencia contra la corrupción de Sumar, pero sigue evaluando qué pasos dar. No puede perder de vista que Pedro Sánchez está ya de precampaña de las elecciones andaluzas y ve reducido su margen para negociar con los independentistas.

Feijóo intenta seducir a los socios de Sánchez. De todo esto debe de ser consciente Alberto Núñez Feijóo que, tras los últimos movimientos judiciales contra la familia del presidente del Gobierno, convocó a la prensa este miércoles al lado del hemiciclo del Congreso. ¿Para anunciar una moción de censura? Ni se le ocurre, aunque sí que intentó seducir a su manera los socios de Sánchez, reconociendo con ese planteamiento que los independentistas no están exprimiendo al PSOE, como el PP denuncia día tras día: “¿Qué pintan los socios en esta situación? ¿Por qué sostienen una persona con la corrupción que tiene a sus espaldas? A la vista está que es el no beneficio electoral y el que esperaban obtener de este complot”. Gran parte de plana mayor del PP asistía a esa comparecencia, otra, en la que Feijóo sentenció el final definitivo de Pedro Sánchez. Pocas horas después, en Nueva York, el líder socialista reiteraba a la agencia Bloomberg que repetirá como candidato. Y, para desesperación del PP, se gustó repitiendo que serán en 2027.

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