La tristeza de lo previsible
Cada uno de los intervinientes llegó a la primera sesión de control del Congreso con las preguntas sabidas. En los pasillos, más interés en cómo ha ido el verano que en los Presupuestos


La vuelta a las aulas de sus señorías coincidió con el 64 cumpleaños de Alberto Núñéz Feijóo. El ganador de las últimas elecciones generales le reprochó al presidente del Gobierno su falta de ejemplaridad, esa virtud a la que se aferró cuando llegó al poder tras una moción de censura. Luego se refirió a la esposa de Pedro Sánchez como “mujer plurimputada” y se sentó en su sitio.
Sánchez, que esta mañana de miércoles debía haber desayunado un suplemento de ginseng y otro de ashwagandha ―lo primero para la energía, lo segundo para mantener a calma―, llegó menos mohíno que en los últimos tiempos, aunque se le notó tenso, una vez más, con los reproches de Gabriel Rufián. “Está bien, pero llega tarde”, señaló el portavoz de ERC, con la mano en el bolsillo.
Pero salvo ese ratito, Sánchez mantuvo la sonrisa ensayada, como si lo viera venir todo, con María Jesús Montero como la mejor cómplice posible. Se gustó respondiendo y diciendo: “No nos van a provocar” y le afeó al líder del PP unas cuantas cosas. A las 9.25 echó un vistazo a su muñeca izquierda en busca del reloj. Si se le estaba haciendo largo, presidente, imagine al resto.
Podría decirse que duró poco el descanso tras la vuelta de vacaciones, pero eso sería un exceso de generosidad. Cada uno de los intervinientes llegó con las preguntas del examen sabidas y respondidas ante el espejo. Con esa falta de elegancia sostenida en el tiempo y jaleada en cada respectiva parroquia. Qué triste es la previsibilidad, y qué poco les va a durar el bronceado a los 350 diputados.
Porque lo que ocurrió este miércoles en esta primera sesión de control al Gobierno fue una sucesión de lo que ustedes ya saben o al menos intuyen. Una sucesión de intervenciones tras las que todos y todas consideran que han estado sublimes y chispeantes. El viralito del día. En los pasillos del Congreso, más interés en cómo ha ido el verano que en los Presupuestos.
Santiago Abascal diciendo sus cosas y Sánchez respondiendo con las suyas y con datos que caerán en saco roto para un montón de compatriotas. Francina Armengol pidiendo silencio y pidiendo educación. Mucho ánimo, presidenta.
La ministra de Hacienda gesticulando a tope y subiendo el mentón cuando la cosa se pone chunga; Yolanda Díaz revisando papeles y tomando nota; Oscar Puente revisando un taco de folios y sonriendo con orgullo y satisfacción ante las palabras del ministro José Manuel Albares cuando éste respondió al diputado popular Carlos Floriano. Miguel Tellado partido de risa cuando se le han recordado sus palabras sobre las fosas y llamando a Televisión Española “TelePedro”. Cayetana Álvarez de Toledo con una oratoria por encima de la media y demostrando que, si bien leer no te hace mejor persona, sí te permite ampliar vocabulario. Félix Bolaños enfadado y Mónica García entregándole a los líderes del PP y de Vox un informe sobre la situación sanitaria en Gaza.
“Los españoles lo están viendo en sus televisiones”, dijo Ester Muñoz desde su escaño. Permítame que lo dude. Y que dude de que les interesa. Lástima.
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