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Condenados a dos años y medio de prisión dos hermanos brasileños en Estepona por su vinculación con el Estado Islámico

Tras un periodo de formación, ambos “estaban dispuestos a pasar a la acción” según considera probado la Audiencia Nacional después de que reconocieran los hechos

Yihadistas detenidos Estepona
Nacho Sánchez

La Audiencia Nacional ha condenado a dos años y medio de prisión a dos hermanos de nacionalidad brasileña y residentes en Estepona (Málaga, 74.493 habitantes) por los delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista, además de otros cinco años de libertad vigilada. Sus nombres son Felipe, de 33 años, y Benjamín, de 30 y ambos han reconocido que después de formarse “estaban dispuestos a pasar a la acción” siguiendo la llamada del autodenominado Estado Islámico “a la yihad individual”, según recoge la sentencia, firmada a principios de este año. Ambos llevan en prisión desde su detención, por parte de la Guardia Civil, en noviembre de 2023, durante una operación denominada Male en la que colaboraron también el FBI estadounidense y agentes de la Policía Federal Brasileña.

A principios de 2023, las fuerzas de seguridad españolas tuvieron conocimiento de la existencia de dos personas en Estepona, originarias de Brasil, que habían llamado la atención de la comunidad musulmana en la que se movían porque practicaban su fe de manera muy ortodoxa. Cuando la Guardia Civil comenzó sus averiguaciones, descubrió que ambos habían sido ya investigados por su relación con movimientos islamistas radicales y que aún tenían presencia en grupos y canales de distribución de propaganda del Estado Islámico, organización terrorista conocida también con Daesh por sus siglas en árabe. El seguimiento realizado a los dos hermanos permitió saber que el 14 de noviembre del 2023 uno de ellos, Felipe, que se había convertido al islam en 2015, envió un correo electrónico a una mujer en la que se despedía de ella: “Este tendrá que ser nuestro adiós. No puedo decir mucho, pero pídele a Alá que me acepte como uno de sus mártires. Nadie me hizo elegir esto, ha sido mi elección. Y me alegro de la decisión que he tomado”.

Los dos habían cambiado sus rutinas esos días y, por tanto, los agentes pensaron que podrían actuar pronto, así que los detuvieron diez días más tarde de aquella carta. Tras pasar a disposición judicial, entraron en prisión. El pasado 24 de enero se celebró el juicio en el que ambos comparecieron desde la cárcel. Lo hicieron para reconocer los hechos y manifestar su conformidad con la pena de dos años y medio, acuerdo que había presentado ese mismo día el Ministerio Fiscal tras llegar a un acuerdo con las defensas.

Los hechos probados recogen que Felipe, conocido como Avispado y Ratón fue extraditado a Brasil desde Portugal tras verse supuestamente implicado en el asesinato de una persona. Pasó un tiempo en la cárcel a la espera de ser juzgado. Fue un periodo que él tomó “como una forma de castigo por su religión” y en el que, además, empezó a tener contacto con otros presos relacionados con delitos de terrorismo. “Estos hechos, junto con la posesión de archivos editados por la organización terrorista DAESH y acceso a productos propagandísticos, ponen de relieve el profundo proceso de radicalización experimentado” por este hombre, según la Audiencia Nacional, que no duda de que estaba dispuesto a morir por su religión. Llama la atención al tribunal, además, de que de las 32 contraseñas recuperadas de su móvil, hasta 19 sean una combinación de la fecha de los atentados de Al Qaeda el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Tanto en su terminal como en el de su hermano, además, había fotos de ambos con atuendos yihadistas y armas de guerra.

Biblioteca sobre el martirio

El brasileño quería viajar a una zona de conflicto para cumplir su objetivo, pero antes quiso conocer mejor el islam y, además, prepararse físicamente. Por eso, empezó a acudir a diario a un gimnasio de Estepona para entrenar en técnicas de combate y se interesa en formación paramilitar con armas de fuego. De hecho, analizó la posibilidad de viajar hasta Albania y estudió un manual de creación de explosivos. En total, tenía un millar de contenidos yihadistas “especialmente indicados para el adoctrinamiento y la capacitación técnica e ideológica”, según la sentencia, que indica que muchos los compartía con su hermano menor “tenían toda una verdadera biblioteca de contenido doctrinal sobre el martirio”, añade el documento. De hecho, Benjamín —que utilizaba los alias de Millonario, Zurdo, Pirata o Bucanero— también acudía al gimnasio, se formaba en el uso de armas de fuego. El menor de los hermanos, que se estaba radicalizando, consideraba igualmente la práctica de la Yihad (la guerra santa) “como una obligación para los musulmanes”. De forma paralela, ambos mantenían una vida relativamente normal, trabajando uno en la construcción y otro en el sector de las piscinas.

Mientras le seguían la pista, los agentes de la Guardia Civil conocieron la carta digital que uno de ellos había enviado a una mujer despidiéndose antes de convertirse en un mártir. El correo electrónico terminaba diciendo que “no hay necesidad de responder, ya que no habrá tiempo de ver la respuesta”. Fue el detonante para que la investigación acelerase y se arrestase a ambos hermanos, que desde entonces están en prisión. También lo están muchas de las 38 personas arrestadas en los tres primeros meses en España acusados de diferentes delitos relacionados con el yihadismo, según los datos del Ministerio del Interior.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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