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Sánchez y Díaz buscan apaciguar la coalición sobre el rearme mientras el presidente va a Finlandia a mostrar compromiso

El Gobierno no contempla votar en el Congreso el aumento de gasto, que irá vía fondo de contingencias

El presidente Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz, en 12 de febrero en el Congreso.
El presidente Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz, en 12 de febrero en el Congreso.Pablo Monge

El aumento del gasto en defensa vuelve a tensar el Gobierno de coalición, como ha sucedido periódicamente desde 2018, pero los dos grupos parecen dispuestos a buscar una salida negociada. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y referente de Sumar, Yolanda Díaz, se reunirán este martes después del Consejo de Ministros para buscar un punto de encuentro, con posible pacto de algunas discrepancias, y así afrontar de manera más unida la ronda de consultas que mantendrá el jefe del Ejecutivo el jueves con los demás grupos. El PP, con su líder, Alberto Núñez Feijóo, muy beligerante en esta cuestión, intenta trasladar la idea de que el Gobierno está roto y el PSOE necesitará pedir apoyo al principal partido de la oposición, que sí apoya el aumento del gasto en defensa incluso hasta el 3% del PIB, aunque Sánchez solo ha ofrecido de momento adelantar el compromiso del 2% antes de 2029, la fecha prevista. Pero el Gobierno no trabaja en ese escenario.

Sánchez y Díaz hablarán de cómo hacer ese aumento, y sobre todo de cómo buscar que en vez de gastar más se gaste mejor, de forma más coordinada entre los gobiernos europeos, y en cualquier caso que las nuevas inversiones se financien con dinero europeo, y no del Presupuesto español, una línea roja entre los partidos de Sumar. Pero sobre todo, Sánchez y Díaz no tienen en el horizonte una votación complicada sobre este asunto, como espera Feijóo, porque no cuentan con llevar esta cuestión ni a los Presupuestos, que ya casi se dan por imposibles para 2025, ni a una ley que haya que llevar al Congreso.

Lo más probable es que ese adelanto del compromiso de 2029 que plantea Sánchez se haga como se han hecho los últimos aumentos del gasto en defensa: recurriendo al fondo de contingencias, que da un gran margen para gastar más dinero con autorización del Consejo de Ministros y sin necesidad de acudir al Congreso. El Gobierno sí necesitaría una votación parlamentaria difícil para enviar tropas a Ucrania, pero ese es un escenario que La Moncloa aún ve muy lejano.

En este contexto, poco después de verse con Díaz, Sánchez viajará a Finlandia, un país con una enorme frontera con Rusia, precisamente para hablar de seguridad y defensa y trasladar el apoyo de España a naciones como esta, o como los países bálticos o Polonia, que son especialmente sensibles a la amenaza rusa. Sánchez evita el tono militarista de otros presidentes europeos, y rechaza la ansiedad que percibe La Moncloa en el francés Emmanuel Macron por hablar del envío de tropas de paz cuando aún Ucrania está en plena guerra, pero eso no quiere decir que políticamente no esté comprometido con la defensa del país invadido por Rusia. Sánchez fue el único de los presidentes de los grandes países que estuvo en Kiev hace dos semanas, donde no había casi representantes del sur pero sí todos los del este y norte.

El presidente español se mueve así en un complejo equilibrio entre la realidad política española y sus socios de izquierda, que le presionan para no lanzarse a una carrera armamentística, y su compromiso político con los países más afectados, como Finlandia. Esta posición quedará más clara en la comparecencia conjunta el miércoles con su homólogo, Petteri Orpo. Después el presidente también viajará a Luxemburgo, donde se encontrará con el primer ministro, Luc Frieden, y también se verá con Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones, que tiene un papel relevante en este contexto de la financiación de los nuevos proyectos de defensa y seguridad europeos. En La Moncloa en cualquier caso confían en que los socios, no solo Sumar sino los demás aliados de la mayoría, con la excepción de Podemos, siempre en posiciones más duras, muestren sus diferencias pero finalmente apoyen al Gobierno con la condición de que este apueste, como está haciendo el presidente, no por un aumento sin más del gasto en armamento en España sino por un proyecto mucho más europeo y que también incluya a la seguridad, esto es, cuestiones como la inversión en ciberseguridad que en España está siendo muy relevante.

Sánchez y Díaz buscarán así una imagen de fortaleza ante las críticas de la oposición. “No se arregla nada por subir el presupuesto militar”, dijo la vicepresidenta segunda en Bruselas, calentando así el ambiente político de la reunión, aunque en La Moncloa insisten en que las posturas de fondo no están tan alejadas. La vicepresidenta tildó de “error” el que Europa no haya contado nunca con una política de defensa y exterior propias y el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, habló de “sustituir progresivamente el paraguas de la OTAN por el de una defensa europea autónoma”, con un modelo “disuasorio y estrictamente defensivo”, que apueste por la “no proliferación y el desarme nuclear”. Desde la legislatura pasada, estos encuentros entre los dos líderes solo se dan cuando las discrepancias afectan a temas de máxima relevancia en la coalición y suelen servir para desbloquear leyes como el proyecto de Presupuestos u otras normas polémicas en las que los socios han chocado de manera frontal.

En Sumar no ocultan en privado que su grupo tiene que hacer estos días equilibrios para mantener una cierta coherencia entre los portavoces de los partidos que la conforman. Dentro de la coalición que se presentó a las elecciones de 2023, hay organizaciones de tradición política muy distinta y que rechazan con mayor o menor beligerancia el aumento del gasto militar en un momento como el actual. Desde los verdes de Equo al Partido Comunista de España, integrado en Izquierda Unida, formación que nació en 1986 al calor de las movilizaciones por el no en la consulta que buscaba ratificar la entrada del país en la OTAN. “No son tiempos de rearme”, rechazó tajante el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, por la mañana. A última hora de la tarde, las formaciones que integran el grupo parlamentario, incluido Compromís, se reunieron para tratar de llevar una posición común al encuentro. Algunas fuentes presentes en la mesa de partidos aseguran que se pactó el rechazo a un incremento del gasto militar (armamentístico) en los Presupuestos, que haya más transparencia sobre qué se considera inversión en defensa, trabajar por el alto el fuego en Ucrania y avanzar hacia esa autonomía estratégica europea.

Díaz acude a la cita con Sánchez con el ánimo principal de “escuchar mucho” la propuesta de los socialistas, que todavía no tienen muy clara. Para el partido que lidera la vicepresidenta en el Gobierno resulta fundamental que no se vea afectada ninguna partida social del Presupuesto, algo que los socialistas están garantizando públicamente y que el propio Sánchez apuntó en su comparecencia en Bruselas. De hecho, el portavoz de la formación y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, defendió este lunes en rueda de prensa que si Europa tenía que hacer alguna inversión militar, esta debía sufragarse con un fondo nuevo, que no saliera de las Cuentas nacionales y se mostró igualmente contrario a flexibilizar las reglas de gasto para conceder créditos en materia de defensa. “Tenemos 27 ejércitos mal coordinados. Hay que construir primero capacidades de interoperatividad y coordinación”, subrayó el ministro. “Esa debe ser la prioridad, no la multiplicación de los presupuestos nacionales de defensa”, que entre todos suman más que el gasto militar ruso, sostuvo.


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