Sánchez limita su presencia en el Congreso y cumple un año sin ir al Senado
El PP pretende reformar el reglamento de la Cámara alta para obligar al presidente a comparecer una vez al mes

Por sexta vez en el último medio año, Pedro Sánchez se ausentará el próximo miércoles de una sesión de control al Gobierno en el Congreso. Ese mismo día, el presidente, de viaje oficial en Finlandia, cumplirá un año exacto sin acudir al Senado, la Cámara donde reina el PP, encaramado a su mayoría absoluta. La copiosa agenda internacional de Sánchez ha sido la razón alegada para las cada vez más frecuentes ausencias a sus duelos con la oposición en el Congreso. En el caso del Senado, el PP atribuye el larguísimo periodo sin acudir allí a un intento del presidente de escapar a su control y ha presentado un proyecto de reforma del reglamento de la Cámara para obligarlo a comparecer al menos una vez al mes.
Nunca un presidente había frecuentado tanto el Senado como Sánchez en la pasada legislatura. En aquella Cámara había buscado su único hueco posible en las Cortes Alberto Núñez Feijóo, como senador por designación del Parlamento gallego, tras haberse aupado a líder del PP sin disponer de escaño en el Congreso. Entonces Sánchez buscaba con ahínco el cuerpo a cuerpo con su nuevo contrincante principal. No solo cumplía la costumbre de acudir cada mes a una sesión de control, sino que se prestó a varias comparecencias largas que aprovechó para castigar dialécticamente a quien le iba a disputar el puesto en las siguientes elecciones.
En esta legislatura no ha vuelo a haber rastro de Sánchez en el Senado desde el 12 de marzo de 2024. Aquella tarde, el jefe del Ejecutivo se enfrentó a otra ofensiva del PP con los casos de presunta corrupción como argumento troncal. A las preguntas que ya venían siendo habituales sobre las actividades privadas de su esposa, los populares sumaron el caso Koldo, que acababa de estallar.
El Senado se ha convertido desde las elecciones de julio de 2023 en un refugio para el PP, que hace y deshace a su antojo gracias a la mayoría absoluta. Sánchez, que antes tenía a un socialista, Ander Gil, al frente de la Cámara, sabe que ahora juega allí en terreno contrario. Y enfrente ya no está Feijóo, sino la portavoz popular, Alicia García, que trata de suplir su escasa relevancia política con discursos muy agresivos. Ante ese panorama, el presidente ha dado la espalda a la Cámara. En La Moncloa apelan a problemas de agenda y recuerdan que su jefe no tiene obligación legal de comparecer. Esas sesiones de control al Ejecutivo en el Senado fueron instauradas durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, en un intento de dar un poco de protagonismo a un Senado cuya utilidad siempre ha estado en entredicho.
Para el PP se trata de otra “muestra de la anomalía democrática a la que nos ha conducido Sánchez”, a quien atribuye la pretensión de disponer de “máximos poderes con mínimos controles”. El partido de Feijóo acaba de poner sobre la mesa una propuesta de reforma del Reglamento que, entre otras cosas, busca doblegar la resistencia del líder socialista. Los populares pretenden introducir un artículo para obligar al presidente a responder preguntas una vez al mes “salvo que motivos justificados, notificados a la Cámara, se lo impidan”. En su reforma, el PP también persigue acabar con el privilegio de los miembros del Gobierno de disponer de tiempo ilimitado para las réplicas en las comparecencias largas sobre temas monográficos. Los populares la podrían sacar adelante con su mayoría absoluta, aunque normalmente los asuntos que afectan al diseño de las reglas del juego político se han aprobado con amplios consensos, al menos entre los dos grandes partidos.
Tampoco en el Congreso existe obligación legal para el presidente de someterse a la sesión de control, más allá de la genérica doctrina constitucional que establece, en el artículo 111: “El Gobierno y cada uno de sus miembros están sometidos a las interpelaciones y preguntas que se le formulen en las Cámaras”. Pero la costumbre se ha instaurado desde hace años, y los jefes del Ejecutivo y de la oposición se baten normalmente tres miércoles al mes (hay pleno la segunda, la tercera y la cuarta semana). Aquí Sánchez no se ha escabullido, aunque últimamente sus presencias están siendo más esporádicas, en este caso siempre justificadas por viajes internacionales.
En los seis meses transcurridos desde septiembre, contando la ausencia confirmada de este miércoles, el presidente habrá faltado a casi la mitad de las sesiones de control (7 de un total de 16). En los meses iniciales de la legislatura, Sánchez solo había evitado el cara a cara parlamentario en una ocasión, desde la primera sesión celebrada el 13 de diciembre de 2023. En estos 15 últimos meses, el presidente puede esgrimir en su favor otras seis comparecencias largas sobre temas monográficos, a la que en unos días se le sumará otra más sobre el nuevo panorama internacional y la guerra de Ucrania.
Fuentes de La Moncloa subrayan que “desde el comienzo de la democracia los presidentes se han sometido a control en el Congreso, que es la Cámara que les otorga o retira su confianza”. Esas fuentes recuerdan que José María Aznar nunca se sometió a preguntas en la Cámara alta y tampoco Mariano Rajoy lo hizo periódicamente. Sánchez, en cambio, “es el presidente que más ha comparecido y respondido preguntas”. En esta legislatura contabiliza 69 respuestas a preguntas orales y en la anterior 109, además de 27 comparecencias, según los datos de La Moncloa. El Ejecutivo resalta que cualquier reforma del reglamento “debe respetar la Constitución, que dice que el Gobierno responde solidariamente de su gestión política”, es decir, que cualquier ministro puede dar explicaciones en su nombre. En La Moncloa instan al PP a que “deje de degradar las instituciones promoviendo reformas de dudosa constitucionalidad”.
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