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La coalición rebaja la tensión por el IRPF pero Hacienda insiste en que tribute el SMI

Diversos miembros del Gobierno ven insostenible llegar a una votación de las iniciativas registradas en el Congreso sin antes pactar con Sumar

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la sesión de control al Gobierno, este miércoles.Foto: Pablo Monge | Vídeo: EPV

El pulso sigue, pero las formas cambian. Después de una jornada inédita en la coalición progresista en la que los dos sectores discutieron abiertamente y en directo en una rueda de prensa sobre la decisión de Hacienda de que los perceptores del salario mínimo tributen por primera vez en el IRPF, este miércoles el tono y las imágenes cambiaron por completo. Una de las principales protagonistas de esta batalla interna, María Jesús Montero, vicepresidenta primera, alegó una gripe para no acudir al Congreso, y eso hizo que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, se sentaran juntos en la sesión de control. Ambos se esforzaron por ofrecer una imagen de la coalición muy diferente a la del día anterior en La Moncloa: se hicieron gestos cómplices, ella aplaudió sus choques con Alberto Núñez Feijóo y sonrieron. El presidente, a la salida, negó que hubiera una crisis en la coalición: “En absoluto”, contestó. En público, aunque las posiciones de fondo no han cambiado y la discrepancia sigue, se cuidaron los gestos y las palabras.

Sánchez ni siquiera apoyó expresamente la decisión de Montero, algo que sorprendió mucho en el Congreso. Lo hizo para no profundizar el choque con Sumar, aseguran en La Moncloa. Pero lo cierto es que no comprometió públicamente su palabra con la decisión de Hacienda. Algunos interpretaron con eso que dejaba la puerta a una rectificación, pero en su entorno insisten en que no es así, simplemente quiso evitar que el conflicto crezca pero la posición se mantiene: Hacienda insiste en que no subirá el mínimo exento y los que cobran el SMI pasarán a tributar por IRPF ahora que con la última subida decidida este martes ya se acerca a los 1.200 euros. Argumenta que aunque siga siendo bajo para la media europea, ya no es un “salario de subsistencia” como, según el Gobierno, estaba con el PP, que lo dejó en 735 euros.

Buscar una salida

Lo cierto es que, a pesar de que en Moncloa insisten en que no hay marcha atrás posible y Sánchez defiende la posición fijada por Montero, varios ministros y dirigentes socialistas consultados dan por hecho que habrá que buscar una salida intermedia con un pacto con Sumar. Sobre todo antes de llegar, dentro de algunas semanas, a una situación crítica de desgaste para el PSOE, esto es la posibilidad de que el grupo de Yolanda Díaz aprobara una proposición de ley para revertir la decisión de Hacienda con los votos de varios grupos de izquierda, que también la rechazan, y del PP, que ha aprovechado la situación para ofrecer su apoyo para esa derrota de Sánchez. El Gobierno podría intentar vetar la iniciativa, porque la Constitución se lo permite, pero la Mesa del Congreso, con los votos de Sumar, PP y Vox, podría levantar ese veto. Es un escenario dramático para el Ejecutivo, que viviría una tensión interna de consecuencias incalculables. Por eso todos los consultados en el PSOE dan por hecho que antes se encontrará una salida negociada con Sumar, aunque de momento nadie aclara cuál sería. En el grupo de Díaz también creen que habrá acuerdo, aunque están convencidos de que será porque Hacienda, que en su opinión se ha quedado sin ningún apoyo y ha perdido el debate en la calle, se verá obligada a rectificar.

En el sector socialista del Gobierno hay malestar con Sumar, a la que acusan de desleal por abrir un debate que consideran “populista”, pero también varios ministros están molestos con Hacienda, porque creen que no ha gestionado bien esta cuestión, sobre todo, facilitando un enfrentamiento público al dar a conocer la decisión justo antes de la rueda de prensa del Consejo de Ministros, lo que complicó mucho las cosas. También critican que no se haya hecho pedagogía y explicar bien por qué esta vez no es conveniente subir el mínimo exento del IRPF al subir el SMI como se ha hecho siempre.

Ante esas quejas de poca didáctica, La Moncloa distribuyó este miércoles una serie de argumentos para explicar el debate de fondo, esto es, la necesidad de que en algún momento el SMI pase a pagar IRPF. Eso, señalan, es una muestra de que ya no es un salario de miseria sino digno, y por tanto entra a contribuir al bien común aunque sea de manera muy modesta comparado con los otros salarios, porque el IRPF es un impuesto con una progresividad muy importante, al contrario que otros como el IVA, que supone el mismo porcentaje independientemente del nivel de renta de la persona que compra el producto.

La Moncloa argumenta varios puntos. Primero, que los propios expertos que recomendaron la subida del SMI ya dieron por hecho que tributaría en el IRPF y por eso se sube 50 euros, en la franja alta de su recomendación, con lo que incluso después de impuestos sigue subiendo el salario de forma significativa. “Un empleado soltero y sin hijos ganará 400 euros netos más que el año pasado, y unos 6.000 euros más de lo que habría ganado con el SMI que dejó el Partido Popular de Rajoy”, dice el Gobierno. Y eso solo sería el 20%, los solteros sin hijos, el resto no lo pagaría y ganaría 700 euros más, explican. Además, cotizar en el IRPF permite, según La Moncloa, que el SMI siga subiendo, porque “quienes dicen que el SMI no debería tributar lo que defienden en el fondo es que este siga siendo bajo, una suerte de retribución marginal que no debe formar parte de la normalidad salarial y fiscal de nuestro mercado laboral”.

Además La Moncloa defiende que es bueno que estos salarios paguen un poco de IRPF porque “la desigualdad no se combate con exenciones fiscales, sino con servicios públicos fuertes”. El 70% de las correcciones de desigualdad que llegan del dinero público, explican, no se hacen con el sistema tributario, sino “mediante la provisión de servicios públicos como la sanidad y la educación y prestaciones sociales como el IMV o las pensiones”. “Si queremos que la clase trabajadora viva mejor, lo que tenemos que hacer es pelear para que sus salarios suban, no para que los impuestos bajen”, insisten. Para el sector socialista del Gobierno, este debate es útil para defender la idea de que “pagar impuestos no es malo”. “Lo malo es tener salarios precarios y debilitar el Estado del bienestar con regalos fiscales a las multinacionales y las grandes fortunas”. Por último, La Moncloa argumenta que si más gente pagara el IRPF -las rentas bajas no tienen que hacer la declaración- habría también más datos sobre ellos y sería más fácil diseñar políticas públicas para esos sectores más vulnerables.

En cualquier caso, y pese al esfuerzo argumental para tratar de ganar la batalla dialéctica, diversos miembros del Gobierno consultados admiten la dificultad política de explicar esta decisión y por tanto nadie descarta que en las próximas semanas, sin ruido y de forma discreta, se busque alguna solución intermedia que satisfaga a Sumar y evite una rectificación plena de Hacienda no solo por prurito, sino también porque Montero tiene una situación delicada en la que ha perdido varios ingresos ―ha caído el impuesto a las grandes energéticas, el de la banca se lo llevarán las autonomías, ha caído el del diésel, y ha aumentado el gasto también con la dana― y no tiene margen para subir más el mínimo exento y perder, según algunos cálculos que Hacienda no quiere confirmar, más de 1.000 millones de euros.

En Sumar, por su parte, están convencidos desde el martes que Hacienda ha perdido el debate y confían en que haya margen para darle una salida al conflicto. Aunque no ven al Gobierno tratando de vetar en el Congreso cualquiera de las tres proposiciones de ley presentadas porque supondría reconocer que han perdido, en todo caso la última palabra la tendría la Mesa, donde PP y PSOE cuentan con el mismo número de diputados (tres), y el desempate lo daría Sumar (con dos), en sintonía con los conservadores. Desde el grupo de Yolanda Díaz niegan que existan conversaciones con el partido de Alberto Núñez Feijóo y aseguran que su estrategia no pasa por negociar con ellos. “Si quieren apoyar nuestra propuesta, que la apoyen”, afirman. Pero nadie quiere llegar a esa situación y todos dan por hecho que antes habrá acuerdo en la coalición.

Quedan días para conocer la respuesta, pero lo que ya está claro es que esta crisis de la coalición alrededor de los impuestos ha sido un regalo para el PP en uno de sus temas favoritos. Los populares están dispuestos a apoyar la iniciativa de Sumar, según transmiten fuentes de la dirección popular. En el núcleo duro del PP se ofrecen incluso a unir sus votos a los de Sumar en la Mesa del Congreso para levantar el veto presupuestario del Gobierno. El PP no cree, en todo caso, que se vaya a llegar a ese extremo porque la mayoría de la dirección piensa que la parte socialista del Gobierno rectificará antes la “metedura de pata sideral” que consideran que ha cometido abriendo a tributación la subida del SMI. “Vamos a disfrutar del espectáculo”, se relamen en el gabinete del líder del PP con la discusión interna entre los dos socios del Gobierno, aunque algunos miembros de la cúpula creen que se trata de un “paripé” organizado entre el PSOE y Sumar para dar oxígeno a Yolanda Díaz. Otros dirigentes populares discrepan de esa tesis y creen que hay un conflicto entre Montero y Díaz, pero en todo caso el PP se encuentra cómodo en lo que considera es un error estratégico de los socialistas.

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