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Sánchez presume de subir un 61% el salario mínimo sin aclarar el choque en el Gobierno

Feijóo se alinea con las tesis de Sumar y dice que aplicar el IRPF a esos sueldos “no es progresista ni justicia social”

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, este miércoles en el Congreso momentos antes de la sesión de control al Gobierno.Foto: Pablo Monge | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

Hay días en que el tiempo parece congelado en el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no se habían vuelto a batir en el Congreso desde el 18 de diciembre, casi dos meses en los que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha traído la sensación de que se hubiese trastocado el mundo entero. Presidente y líder de la oposición se reencontraban este miércoles, justo un día después de que el Gobierno se hubiese contraprogramado a sí mismo para eclipsar la nueva subida del salario mínimo (SMI) con una discusión sobre si debe tributar o no por el IRPF. A Feijóo, incluso a tenor del texto literal de su pregunta a Sánchez ―”¿qué opina del funcionamiento del Gobierno de España?”―, parecían haberle dejado un remate a puerta vacía para recrearse en la disputa entre PSOE y Sumar, entre las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz. Pero el líder del PP reanudó el combate con Sánchez como lo dejó en diciembre y nada hubiese sucedido en estos dos meses:

― ¿Quién va a pedir disculpas a los españoles por los borrados del fiscal general? ¿Y por su número dos en el Gobierno y en el partido investigado por corrupción en el Tribunal Supremo? ¿Por su hermano investigado por corrupción en un juzgado de Badajoz? ¿Por su mujer investigada por corrupción en los juzgados de plaza de Castilla? ¿Y por ser usted un títere del separatismo?

La sensación de día de la marmota se acrecentó cuando el presidente tomó el micrófono para responder y salió con lo que tanto repite sesión tras sesión y tanto rehúye Feijóo: la economía.

― En 2024 el 50% del crecimiento económico de la eurozona se explica por el crecimiento de España, el 30% de los empleos que se crearon en la eurozona se crearon en España…

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso de los Diputados este miércoles.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso de los Diputados este miércoles.Pablo Monge

Tuvo que llegar la segunda réplica para que Feijóo, sin abandonar de todo el eterno tiovivo del hermano, la esposa, el fiscal, el número dos y Puigdemont, entrase en el asunto que había afligido al Ejecutivo en la víspera y que se suponía brindaba a la oposición una gran oportunidad de hacer sangre. “Quedarse con la mitad de la subida del IRPF ni es progresista ni es justicia social”, sentenció el líder de la oposición. Al lado de Sánchez estaba sentada Yolanda Díaz, defensora de esa misma tesis frente al criterio de Hacienda. Y allí lanzó Feijóo su siguiente dardo: “Señora Díaz, a Pablo Iglesias esto no se lo habrían colado”. Como remate no podía faltar la guinda de la cotidiana vuelta de tuerca al “váyase, señor Sánchez”, esta vez con la fórmula “si tuviese dignidad, ya lo habría dejado”.

Díaz no intervino en la sesión porque, como sucede a menudo desde hace tiempo, la oposición no le había dirigido ninguna pregunta. Para Montero sí figuraban cuatro en el orden del día, pero la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda no acudió, oficialmente enferma de gripe. Sánchez replicó a Feijóo con un regate irónico: “Ahora entiendo por qué cuando ustedes gobernaban congelaron el salario mínimo: para que no tuviera retención en el IRPF”. Y lo contrapuso, como era de esperar, a la fuerte subida experimentada durante los ya casi siete años de su Gobierno. Lo que evitó cuidadosamente fue entrar en el choque interno en su Gabinete. Incluso sembró la impresión de que el asunto no está completamente zanjado cuando afirmó: “El debate lo tenemos porque lo subimos el 61%”.

Con Feijóo, que sigue evitando el asunto Trump como a un enfermo contagioso, no hubo la menor referencia a la nueva situación internacional. Pero, tras él, el tema ocupó tiempo. Lo plantearon, desde lugares opuestos, Santiago Abascal, por Vox, y Gabriel Rufián, por ERC. Abascal lo hizo para culpar a Sánchez de “destruir” las relaciones internacionales de España y aliarse con “narcoterroristas” y “teocracias islamistas”. El líder ultra llegó a justificar los posibles aranceles de Trump a productos españoles: “Ojalá no lleguen, pero si llegan será por su culpa”. Y coronó: “A Meloni [Giorgia, primera ministra italiana] no se los pone porque le cae bien”.

Abascal había incluido entre los supuestos amigos del Gobierno al régimen venezolano y a Vladímir Putin. No se lo podría haber puesto mejor a Sánchez. El presidente le espetó que Trump ha retirado los permisos especiales de residencia a 300.000 venezolanos huidos a territorio norteamericano, mientras el Gobierno español acoge a 125.000. Y sobre Putin recordó que su mejor aliado en la UE es el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, acompañante de Abascal en la cumbre ultra del pasado fin de semana en Madrid.

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, este miércoles.
Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, este miércoles.Pablo Monge

Rufián quería saber cómo piensa Sánchez afrontar la “ola reaccionaria”. El portavoz de ERC se detuvo en comentar que “se ha puesto de moda ser facha” y en las redes sociales “se vierte todo el odio” despreciando como “woke” desde las políticas de igualdad a la lucha contra el cambio climático. Y reclamó al presidente que promueva en la Unión Europea la creación de una nueva red social “con participación pública”. Sánchez se limitó a repetir sus críticas a la “tecnocasta” y a señalar que el discurso ultra se combate “aplicando políticas progresistas”.

Lo que empieza a convertirse en un clásico de las sesiones de control son los duelos entre la popular Cayetana Álvarez de Toledo y el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, por delante incluso de los que paralelamente mantiene este último con el portavoz del PP, Miguel Tellado. Entregada en cuerpo y alma al desguace del fiscal general del Estado, a quien tachó de “fiscal con antifaz”, Álvarez de Toledo sostuvo que merece ser llamado “delincuente confeso” más que el novio de Isabel Díaz Ayuso, encausado por defraudar al fisco y falsificar facturas. La diputada vaticinó que Álvaro García Ortiz tiene “los días contados” y acusó al Gobierno de situar a España en la “antesala de la tiranía”. Luego se dirigió con tono muy solemne a los jueces para ensalzarlos como “dique democrático y escudo del pueblo frente al poder”. Sin solución de continuidad, en la frase siguiente sembró sospechas sobre los magistrados del Tribunal Constitucional advirtiéndoles de que no pueden ser “cómplices” del Gobierno ni “salvoconductos de la impunidad de nadie”.

La réplica de Bolaños llegó en forma de preguntas: “¿Está usted anunciando lo que va a decidir el Tribunal Supremo? ¿Está usted presionando a los magistrados del Tribunal Constitucional?” Y la primera sesión de control de 2025 volvió a sonar como un rebobinado de cualquiera de 2024.

El diputado del PP Miguel Tellado, en primer término, durante la sesión al Gobierno.
El diputado del PP Miguel Tellado, en primer término, durante la sesión al Gobierno.Pablo Monge

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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