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Sánchez propone en Davos que los dueños de las redes sociales sean responsables penalmente de sus contenidos

El presidente critica que “un pequeño grupo de tecnomillonarios” quiere hacerse también con el poder político y juega con el lema de Trump: “Hagamos las redes grandes otra vez”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en el foro de Davos. MICHAEL BUHOLZER (EFE)Vídeo: Reuters
Carlos E. Cué

Pedro Sánchez ha elegido el corazón del capitalismo, la cumbre de Davos, donde Meta o Amazon tienen un gran protagonismo con enormes espacios propios en la Promenade, la calle principal de este pueblo de los Alpes suizos, para lanzar el discurso más duro sobre las redes sociales y los “tecnomillonarios” que se haya escuchado a un dirigente europeo. El presidente español, que no citó en ningún momento a Donald Trump, no se limitó a la crítica, durísima, en la que acusó a estos tecnomillonarios de estar intoxicando las democracias solo para beneficiarse económicamente, porque los discursos de odio son más rentables, sino que anunció tres propuestas de impacto que llevará al Consejo Europeo y que tendrían un efecto directo sobre las grandes empresas tecnológicas.

Primero, acabar con el anonimato en las redes obligando a las plataformas a que registren cada usuario para que en caso de que cometa un delito ―por ejemplo de odio o ciberacoso― pueda ser identificado por la policía. Segundo, obligar a las empresas a “dar a conocer la caja negra del algoritmo” a las autoridades para poder evaluarlo y comprobar que no está premiando los discursos de odio, como señalan todas las investigaciones académicas. Y por último, que los dueños de estas plataformas “sean penalmente responsables de lo que pasa en sus redes”. “Igual que el dueño de un restaurante es responsable si se envenenan sus clientes, los dueños de las redes deben ser responsables si envenenan el debate público”, ha resumido el presidente.

Sánchez quiere acabar así con la impunidad de personas como Elon Musk, el dueño de X y ahora colaborador estrecho de Trump, o de Mark Zuckeberg, dueño de Meta, que también estuvo en la toma de posesión del nuevo presidente. No está claro aún cuánto apoyo tendrían este tipo de medidas en el Consejo Europeo, pero representaría un fuerte golpe a los que él llama “tecnomillonarios” o el lunes definió como “tecnocasta”. Estos empresarios tendrían problemas para seguir con sus empresas en la UE si no cambian la política de contenidos tóxicos e incluso se arriesgarían a problemas penales. Hasta ahora, solo Brasil, gobernada por Lula da Silva se había atrevido a enfrentarse directamente a Musk. Los tribunales brasileños cerraron X durante un mes y medio hasta que el multimillonario aceptó entregar los datos de usuarios que le pedían para investigar delitos en el asalto del palacio presidencial. España es mucho menos relevante pero la UE no, y Sánchez apunta así hacia un intento de buscar un consenso europeo para frenar a estos multimillonarios.

El presidente del Gobierno está preocupado por la toxicidad del discurso público, del que responsabiliza en buena parte a las redes. “Cada día consumimos millones de noticias falsas que tienen un 70% más de opciones de ser compartidas que las noticias reales. Un tercio de los perfiles son bots, casi la mitad del tráfico está impulsado por ellos. Las búsquedas están sesgadas. Lo que se suponía un espacio para el debate se ha convertido en un campo de batalla amañado”, ha asegurado. Según su explicación, las redes en un principio fueron un gran agente de la difusión de la libertad y la democracia, sirvieron incluso para derribar dictaduras, pero poco a poco, por interés de sus dueños, se han ido convirtiendo en lo contrario. Por eso no cree que haya que cerrarlas, ni mucho menos, sino cambiarlas para que vuelvan a ser como en su origen, algo positivo para el debate. “Hagamos a las redes grandes de nuevo [make the social media great again] dijo en inglés jugando con el lema de Trump [make América great again], entre risas del escaso público que le seguía en la sala del plenario de Davos.

Sánchez defiende que los datos económicos de España son “la prueba de que la socialdemocracia funciona de verdad”. Y ahí ha marcado la contraposición con Trump, sin citarlo. “Tenemos los resultados y los hechos para demostrarlo. Los que defienden el modelo contrario no tiene nada. Solo medidas radicales que nos llevaron al caos en el pasado y lo volverán a hacer”, ha rematado. Después de reivindicar que movimientos como el “Me too” y otras cuestiones positivas serían impensables sin las redes, Sánchez hizo un diagnóstico muy negativo de la situación actual. “La tecnología que pretendía hacernos más libres se ha convertido en la herramienta de nuestra opresión. Las redes sociales que iban a traer unidad, claridad y democracia han traído división, mentiras y una agenda reaccionaria”, ha explicado. “Abramos los ojos. La investigación académica es clara: las redes sociales están dañando el orden social. Están simplificando y polarizando el debate político. 240 caracteres y 30 segundos de video no sirven para explicar casi nada. Nos impiden explicar las cosas bien, reconocer que las opciones a menudo implica concesiones. Nos está haciendo concentrar en crear eslóganes para ganar likes. Y eso nos está transformando en una sociedad cada vez más dividida y cada vez más fácil de manipular”, ha insistido el presidente.

Sánchez sostiene que “un pequeño grupo de tecnomillonarios” no está satisfecho con acumular todo el poder económico, sino que además quiere el “poder político”, socavando las “instituciones democráticas”. “Y ya ni lo ocultan”, ha afirmado. El presidente incluso ha dicho que se ha planteado abandonar alguna de esas redes, como ha hecho Yolanda Díaz, que ha salido de X después del gesto fascista que hizo el martes Musk, pero ha decidido no hacerlo porque son demasiado importantes para el debate, y lo que hay que hacer es cambiarlas desde el poder público con reglas claras como tienen todos los demás sectores, incluidos los medios de comunicación con los que compiten. “Las redes son un recurso común, son como los océanos, que deben ser protegidos y sostenidos. La promesa original sigue siendo posible si corregimos los errores y hacemos las cosas bien”, ha insistido.

A él le preocupa especialmente que estos multimillonarios quieran acabar con la democracia. Y ha citado al fundador de Paypal, Peter Thiel, que también apoya a Trumo y según explicó “ha admitido que quieren derrocar la democracia porque han dejado de creer que libertad y democracia son compatibles”. “Lo que limita la democracia es el poder de las élites. Estas empresas [en referencia también a Amazon] han empezado a competir de manera desleal con banca, con el pequeño comercio, con los medios. Han acabado en manos de un grupo reducido de hombres y solo hombres cuya fortuna triplica el presupuesto europeo”, ha insistido. Por eso Sánchez propone establecer reglas claras desde la Unión Europea, la alternativa a Trump y la que él llama como “internacional reaccionaria” en un momento como este. “Recuperemos el control, transformemos las plataformas en lugares seguros. Ellos tienen recursos financieros ilimitados, aliados muy peligroso, y juegan sucio, no tienen nuestras reglas morales. Pero nosotros podemos ganar esta batalla. Porque somos mejores, porque somos más, y porque lo hemos hecho en el pasado”, clamó para rematar su discurso. Ahora queda saber qué efecto práctico tiene esta auténtica declaración de guerra y sobre todo si hay agua en la piscina europea para un giro de este calibre que enfrentaría directamente a la UE con los principales aliados de Trump.

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