Tasas más bajas de alcoholemia pero más drogas: “Cambia la forma de divertirse y se nota en la conducción”

El guardia civil inicia el control de alcoholemia y para al conductor de una furgoneta de una empresa de servicios. La forma de actuar y los ojos delatan que algo no marcha bien. “Por favor, aparque en ese lateral”, le dije el agente. Acto seguido, le informa de que le van a hacer la prueba de drogas, para la que le entrega una pequeña bolsa metálica precintada. El conductor la abre y saca un palillo de plástico que se introduce en la boca hasta empaparlo de saliva. Cinco minutos después, las sospechas del guardia se confirman: positivo en tetrahidrocannabinol (THC, el principio activo del hachís) y en cocaína. Es uno de los múltiples sancionados en un control del instituto armado con motivo de las fiestas de Navidad, que ha intensificado la vigilancia por el aumento de las celebraciones familiares y con amigos.

Son las 23.45 de una noche fría en Madrid y el control se sitúa en una de las entradas a la vía de circunvalación M-40. Los tres carriles de este acceso quedan reducidos a uno por lo que todos los conductores pasan por delante de los guardias. Algunos, con cara de preocupación. Otros, los menos, con sentido del humor. “Me encuentro muy bien y no he bebido nada. Soy muy responsable”, bromea una conductora. El agente sonríe y la deja pasar. “Así me gusta. Tiene usted cara de buena chica”, concluye con una risa.

El que ya no tiene ganas de bromas es el conductor de la furgoneta. Este empleado de 32 años que no quiere dar su nombre estaba de guardia durante 24 horas y se dirigía a un aviso, pero no podrá llegar. “Estuve en una fiesta hace dos días y me fumé un porro y tomé algo más”, reconoce con cara de preocupación. Ese “algo más” fue cocaína. Este consumo le llevará aparejada una sanción de 1.000 euros (500, si paga en periodo voluntario) y la retirada de seis puntos del carné. El afectado duda incluso si no le costará el despido de su empresa. Un compañero suyo llega al rato en un vehículo de transportes con conductor (VTC) y se lleva la furgoneta y al infractor.

El teniente de la Agrupación de Tráfico David Rebate está al frente del control, en el que participan hasta 12 guardias. Explica que cada vez son más frecuentes los positivos por consumo de droga que en alcohol, en especial entre los jóvenes. “Ha cambiado la forma en que la gente se divierte y eso se nota en la carretera y en la conducción”, explica el mando del instituto armado. A eso se une además que los positivos en alcohol no dan tasas tan altas como hace años. En un control de estas características era frecuente terminar con varios investigados por un delito contra la seguridad vial, al triplicar la tasa legal (0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado; 0,15 para profesionales y noveles).

Otros dos agentes han parado mientras a sendos conductores, también para hacerles las pruebas de drogas. Uno por hablar de forma rara y por su lentitud de movimientos. El otro por tener las pupilas muy dilatadas y los ojos rojos. De nuevo, han acertado los agentes: los dos han dado positivo en THC. El más mayor conduce un coche de lujo con todos los extras y ni se sorprende del positivo. “Soy un fumador habitual de canutos. Esta misma mañana me he fumado un peta. He venido a recoger a mi chica e íbamos a mi casa”, explica. “No bebo nada porque no me sienta bien”, bromea.

La prueba controla la presencia de THC, metanfetamina, anfetamina, cocaína y opiáceos. A los conductores que dan positivo se les hace una segunda prueba con una torunda también empapada de saliva que se manda, tras ser precintada en su presencia, a un laboratorio para que corrobore o no la presencia del estupefaciente. En caso de que lo confirme, la sanción será firme.

El control también tiene sus sobresaltos. Un agente da el alto a un todocamino blanco, pero hace caso omiso y logra salir a la M-40. Dos guardias salen en su persecución, pero no logran detenerlo. Lo que no sabe ese infractor es otro integrante del control se ha fijado en su matrícula y en unos días le llegará a su domicilio la correspondiente denuncia de 200 euros. Una hora después, otro vehículo hace una maniobra evasiva, da marcha atrás e intenta eludir el control. El teniente sale corriendo hacia su posición, ya que se ha parado en un semáforo en rojo. Le hace señales con la linterna, pero, en cuanto se pone en verde, sale a toda velocidad. Le han salvado unos 20 metros. “Una carrera a estas horas nunca viene mal”, bromea el mando, que pasa sus características por radio por si otros compañeros le ven. Al final no logran dar con él.

Pasadas dos horas, el control se traslada a la N-IV ―la antigua carretera de Andalucía― junto a unos enormes depósitos de combustible en el distrito madrileño de Villaverde. En los minutos iniciales, los positivos caen uno tras otro. Después la cosa se tranquiliza. “Es muy sencillo. Meten en las aplicaciones que aquí hay un control y la gente coge otros caminos”, explica un guardia civil.

Una de las tasas más altas de la noche la da Carlos, un vecino de Valdemoro de 20 años con 1,5 años de carné de conducir, con 0,52. Ha estado de cena con unos amigos y ha estado bebiendo toda la noche. “He tomado seis latas de cerveza”, reconoce este asesor fiscal. “Otras veces me las han hecho, pero no había bebido nada. Pensaba que iba bien para llegar a Valdemoro, pero ahora vendrá a recogerme mi padre”, añade. Al tener el carné menos de dos años, se le considera conductor novel y la broma le costará 1.000 euros (500 en caso de pronto pago) y seis puntos de los ochos que tiene por su antigüedad de permiso.

Junto a Carlos también espera Francisco, 54 años con 11 años como conductor de taxi. Ha dado positivo en THC. “Estuve hace dos días en el cumpleaños de un amigo y me fumé un par de porros. Vivo en Perales del Río e iba ya para casa. Pensé que no duraba tanto el efecto, pero se ve que dura bastante”, confiesa. Ahora está a la espera de que una grúa se lleve el vehículo, ya que, como mínimo, hasta dentro de ocho horas no podrá cogerlo de nuevo.

El teniente reconoce que a lo largo de su carrera le han hecho varias insinuaciones para que no sancionara a algún conductor: “Desde mujeres haciendo insinuaciones levantándose la falda a personas diciendo que eran amigo de determinado mando o decirnos que vendían tal objeto a buen precio. Nos han llegado a ofrecer hasta entradas para la final entre el Manchester City y el Real Madrid”. Su compañero Roberto Alegret asiente con esta afirmación. “Eso sí, no nos casamos con nadie, ni aunque sea guardia o policía”, concluye el mando.

El control concluye hacia las cuatro y media de la madrugada en la que la temperatura no llega ni a los 5 grados. El balance es de 8 positivos en droga y 11 positivos en alcohol.