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Aemet defiende su trabajo ante la dana: avisó ocho días antes y activó la alerta máxima

Los expertos opinan que el fenómeno estaba bastante bien previsto pese a rebasar sus cálculos

Cronología de los avisos de AEMET
Victoria Torres Benayas

El grave episodio de lluvias torrenciales en el sureste peninsular a causa de una dana es el peor en lo que va de siglo y está entre uno de los tres más intensos de los últimos 100 años, según las primeras valoraciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Ante las críticas, la agencia defiende su trabajo: avisó ocho días antes ―la primera previsión se hizo pública el 20 de octubre―; emitió una nota informativa el día 26 y un aviso especial el 27; había aviso naranja, la segunda de un nivel de tres, desde el día anterior a la catástrofe, y a las 7.35 horas del martes lo elevó a aviso rojo, el máximo. En total, ese día se enviaron seis avisos. La cuestión es, ¿se subestimó la virulencia de la dana? A priori, los datos indican que los acumulados de agua finales en la zona cero duplicaron las estimaciones iniciales, pero hay muchos matices con estos datos.

“Las previsiones apuntaban a un episodio muy adverso en el que se podrían alcanzar o superar de 180 a 250 litros por metro cuadrado en 12 a 24 horas, lo que ya es suficiente para que haya consecuencias catastróficas. En general, los pronósticos se ajustaron a lo sucedido, pero en la zona comprendida entre Utiel y Chiva (Valencia) se quedaron cortos, porque las lluvias superaron los 300 litros”, admite Rubén del Campo, portavoz de Aemet. De hecho, en Chiva se recogieron 491 en apenas ocho horas, “lo que puede llover en un año completo”.

“Ahí, concretamente, se superó con creces el umbral previsto”, hace autocrítica Del Campo. Incluso, aunque no es oficial, el observatorio de la Asociación Valenciana de Meteorología (Avamet) en Toris - Canyapar registró 630,6 litros. Para poner estas cifras en contexto, dos datos: en noviembre de 1987 se recogieron 817 litros en Oliva y se estima que en la pantanada de Tous se pudieron superar los 1.000 en octubre de 1982 en Casa del Barón (Muela de Cortes).

¿Y qué pasó en esta zona cero entre Utiel y Chiva en la actual dana? “Se formaron sistemas tormentosos que se van regenerando uno tras otro continuamente”, lo que en el argot meteorológico se conoce como trenes convectivos, “provocando una gran persistencia de chubascos de intensidades torrenciales”, indica el experto. Además, esas nubes de tormenta fueron alimentadas por “un flujo de viento procedente del Mediterráneo muy cargado de humedad al estar el mar más cálido de lo normal”. Y, además, estas lluvias se produjeron en una zona poco habitual y algo alejada de la costa, “lo que dio lugar a crecidas de ramblas, barrancos y ríos, extendiendo los daños a lugares donde las lluvias no fueron tan intensas”.

“No se subestimó, o se hizo solo relativamente. Las cantidades previstas por los modelos generalmente se van por encima o por debajo en este tipo de situaciones tan excepcionales como las danas y más hablando de tormentas ―ambos fenómenos son los más difíciles de pronosticar―”, opina por su parte el meteorólogo de Eltiempo.es Roberto Granda. “La previsión de los modelos globales, los que se usan de referencia, era de más de 200 litros, ya apuntaba maneras. Las de los modelos de más alta resolución, que muchas veces sobreestiman, eran de acumulados de 300 a 400 litros”, explica Granda, para quien “la señal estaba ahí”, a lo que se suma “una situación sinóptica muy propicia a un fenómeno extremo y muy parecida a la pantanada de Tous, por la posición de la dana y por el componente marítimo en capas bajas”. A su juicio, el problema no estuvo en la previsión, sino que la alerta de Protección Civil llegó “cuando ya habían caído 300 litros”.

Francisco Martín, coordinador de la revista especializada RAM, apunta que “un umbral es una trampa”. “No hay que mirar las cantidades de precipitación, que en su día ―el sistema de avisos por umbrales y colores data de 2007― se establecieron por exigencia de Protección Civil, sino que el mensaje principal es el color, el rojo significa que hay una situación potencialmente dañina en la que puedes poner en peligro tu vida y perder tus propiedades”, subraya Martín, que demanda desde hace años un cambio del sistema de avisos hacia los impactos, es decir, centrado en las consecuencias que tendrá, como existe en EE UU ante los huracanes y los tornados.

“Hay que concienciar a la gente y a los políticos de que en una zona de catástrofe como la valenciana hay que cerrar los colegios, suspender las actividades deportivas y reducir al máximo la movilidad”, exige este experto, que fue durante 30 años jefe de predicción de Aemet. Martín, que habla de una “nueva generación de danas en un mundo cada vez más cálido”, reclama “órdenes de desalojo obligatorias y comparecencias de las autoridades”.

Para Martín, debería ocurrir lo mismo que tras la rotura de la presa de Tous, que dejó 30 muertos: “El Gobierno puso a los actores responsables, desde el entonces Instituto Nacional de Meteorología a Protección Civil y las confederaciones hidrográficas, a hacer una revisión del sistema y una autocrítica. Si no lo hacemos ahora otra vez, estaremos tirando por tierra 90 muertos [la cifra ha ascendido ya a 155] y millones de euros”. Aunque Martín habría activado los niveles de alerta naranjas y los rojos días antes, no cree que se minusvalorara el episodio ―”los modelos daban señales claras de acumulados bárbaros en los focos típicos de catástrofe, había indicadores de que la dana era muy activa e iba a provocar fenómenos en superficie muy severos, pero el estado actual de la ciencia de la predicción no permite afinar más”―, sino que hace hincapié en la falta de respuesta política.

Ángel Rivera, antiguo portavoz de Aemet, tampoco considera que las predicciones hayan sido desacertadas. “Estaba bastante bien prevista para ser una dana y hay que tener en cuenta que esta ha tenido, además, características anómalas que hay que ir teniendo cada vez más en cuenta. Eran valores medios de 180 y 190, pero en estas situaciones tan complejas y cambiantes pueden producirse picos y debe tenerse en cuenta en Protección Civil”, destaca, para reclamar, a igual que Martín, “una colaboración mucho más estrecha” entre ambos estamentos. “Cuando viene una situación así hay que constituir un gabinete operativo entre Aemet, emergencias, hidrólogos y comunicadores para comprender mejor el fenómeno e ir tomando decisiones en tiempo real porque lo que hay hoy en día son comunicaciones por escrito”, reclama.“Cincuenta años después, necesitamos otra revisión a fondo como la de Tous”, se suma a Martín.

Muchos meteorólogos y aficionados llevaban días y días alertando en las redes de que iba a ser un episodio histórico y la primera previsión de la dana por parte de Aemet se hizo pública el 20 de octubre. El 25, el investigador de Aemet Juan José González Alemán tuiteo: “Si todo sigue como prevén los modelos, esta dana, por sus características y comportamiento, tiene mucho potencial de entrar en el grupo de las de alto impacto. De las que serán recordadas en la vertiente mediterránea”. Ahora, González Alemán ha concluido: “La predicción científica ya avisaba de que algo muy gordo podría ocurrir. Afinar más, con el conocimiento y medios que tenemos, es imposible”. Habrá que afinar más, entonces, en la respuesta.


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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.
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