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El presidente de Senegal pide colaboración ciudadana para frenar los cayucos y anuncia un teléfono gratuito

Faye promete una “persecución implacable” a los “vendedores de ilusiones y muerte” mientras ya se han recuperado 40 cadáveres del naufragio de Mbour, un viaje organizado por el hermano del alcalde

Un grupo de niños esperan junto a uno cayucos en una playa de Dakar (Senegal), el 24 de junio de 2023.
Un grupo de niños esperan junto a uno cayucos en una playa de Dakar (Senegal), el 24 de junio de 2023.Zane Irwin (AP/Lapresse)
José Naranjo

El presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, anunció este miércoles la creación de una línea telefónica gratuita o número verde para que los ciudadanos informen a las autoridades sobre posibles salidas de cayucos hacia Canarias y denuncien a sus organizadores. Faye anunció esta medida durante una visita a Mbour, la localidad donde el naufragio de una embarcación el pasado domingo se ha saldado con al menos 40 muertos y unos 40 desaparecidos. Las tareas de búsqueda de más fallecidos continúan. El organizador de dicho viaje, un pescador de 52 años que se entregó a la policía, es hermano de padre del alcalde y subió a bordo a cuatro de sus hijos y a doce sobrinos, según explicó el primer edil, Cheikh Issa Sall, en una entrevista a la televisión local TFM.

Aunque no es la primera vez que ocurre un naufragio de migrantes en aguas senegalesas y pese a no ser el más grave de los últimos años, el naufragio de Mbour, en el que la mayor parte de los fallecidos son jóvenes de esta localidad pesquera, ha provocado una reacción sin precedentes en Senegal. Por primera vez, el presidente del país se ha trasladado al lugar del accidente para trasladar el pésame a las familias afectadas. Allí, Faye, quien apenas lleva cinco meses en el cargo, anunció una “persecución implacable” contra los organizadores de estos viajes, a los que calificó de “vendedores de ilusiones y de muerte que explotan la desesperanza de esta juventud”.

Faye aseguró que en el último mes las fuerzas de seguridad habían logrado impedir la salida de 690 jóvenes hacia Canarias en una amplia operación denominada Jokko y que van a seguir trabajando “sin descanso”. Pese a ello, reconoció la necesidad de contar con la colaboración ciudadana. “En los próximos días el Gobierno pondrá en marcha un número verde porque no puede haber salidas en las condiciones en las que estas personas se lanzan al mar sin que no haya quien sepa algo. Estas personas no deben callarse, porque si lo hacen cientos de jóvenes van a morir y son estos jóvenes quienes deben reconstruir el país. Las fuerzas del orden hacen un trabajo destacable. Lo van a intensificar, pero la población tiene que cooperar cuando ese número verde sea puesto en marcha”, dijo Faye.

El presidente senegalés también hizo un llamamiento a las familias para no presionar a los jóvenes a tomar el camino de la emigración irregular. “El gobierno trabaja de manera ardua para implementar políticas públicas adecuadas que den trabajo a los jóvenes aquí en Senegal e invitarlos a reconstruir nuestro país”, insistió Faye, quien pidió paciencia a la población para que el proyecto que le llevó a la victoria electoral el pasado marzo pueda empezar a dar sus frutos. “Nos corresponde a todos los que estamos aquí, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, líderes y ciudadanos, involucrarnos en un proyecto de construcción de este país y creer en la esperanza, creer en la posibilidad de cambiar por nosotros mismos y para nosotros mismos el rostro de nuestro país”, concluyó.

Por otra parte, poco a poco se van conociendo los detalles del naufragio. “El capitán del cayuco y organizador del viaje es muy conocido en Mbour, donde todos le llaman con el sobrenombre de Saff”, asegura Mohamed Diop, vecino de la localidad. Se trata de Cheikh Sall, pescador de 52 años y medio hermano del alcalde, Cheikh Issa Sall, quien durante la ceremonia celebrada este miércoles en presencia del presidente aseguró a los medios que una veintena de miembros de su familia iban a bordo del cayuco. “Esto demuestra que el capitán no tenía malas intenciones. Nadie en el mundo metería a sus yernos, nueras y hermanos en una embarcación para matarlos”, dijo el primer edil.

En una entrevista concedida a la televisión local TFM, Cheikh Issa Sall, explicó que a su hermano de padre no le iba mal en la vida. “Tuvo su primer cayuco en 1998 y pescaba entre Senegal y Guinea-Bisáu con materiales que cuestan millones de francos CFA (miles de euros). Construyó su propia casa y vendía pescado hasta en Yarakh. No entiendo por qué sintió la necesidad de emigrar con sus hijos y 12 de nuestros sobrinos”, se lamentó. Dos de los hijos del organizador del viaje están entre los supervivientes y otros dos fallecieron en el naufragio. “La mayor parte de quienes iban en el cayuco pertenecían a nuestra familia, tengo sobrinos y yernos muertos. En Mbour Téfess todos somos parientes”, añadió.

El organizador del viaje, quien se entregó a las autoridades el lunes pasado tras sobrevivir al naufragio y saber que la policía le estaba buscando, aseguró en su declaración que había cobrado entre 300 y 600 euros a los jóvenes que subieron a bordo, salvo a los miembros de su familia, un total de 88 según sus palabras aunque podrían ser más según testimonios de los supervivientes. Fuentes policiales aseguran que con ese dinero compró un motor fuera borda, 3.000 euros de combustible y sacos de arroz y comida para el viaje. La persona que vendió la gasolina a Saff también ha sido detenida.


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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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