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Detenidos 17 miembros de un clan familiar de carteristas, alguno con cerca de 200 antecedentes

El grupo, con conexiones en Francia, Italia y Bosnia, llevaba actuando en España desde hace una década y se iba a trasladar a París por los Juegos Olímpicos

Dos agentes trasladan a uno de los presuntos miembros del clan de carteristas, en una imagen facilitada por la Policía Nacional.
Dos agentes trasladan a uno de los presuntos miembros del clan de carteristas, en una imagen facilitada por la Policía Nacional.Policía Nacional
Óscar López-Fonseca

Vivían y actuaban en Madrid y Valencia, pero cuando llegaban las grandes festividades de Sevilla, como la Semana Santa o la Feria de Abril, se desplazaban a la capital andaluza para realizar “campañas delictivas”, como las describe la Policía Nacional. En todos los casos, su campo de actuación eran las calles o el transporte público de zonas céntricas de las ciudades, allí donde se producen grandes aglomeraciones de gente y podían robar la cartera a sus víctimas, principalmente turistas extranjeros, sin que se percataran. Agente de la Policía Nacional han detenido a ocho hombres y nueve mujeres con edades comprendidas entre 50 y 18 años de edad, como presuntos integrantes de un clan familiar de carteristas de origen bosnio caracterizado por su itinerancia, según ha informado este miércoles el Ministerio del Interior.

Los archivos policiales han revelado que algunos de los arrestados llevaban más de una década actuando en España y que, en algún caso, acumulaban cerca de 200 detenciones por delitos similares. Investigados durante cerca de dos años para destapar la compleja estructura del grupo, la Policía tuvo que precipitar el pasado 16 de julio las detenciones a tener constancia de que buena parte del clan planeaba desplazarse a París para aprovechar las concentraciones de personas con motivo de los Juegos Olímpicos para delinquir, según detallan fuentes cercanas a las pesquisas. Tres de ellos han ingresado en prisión preventiva acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, hurto, estafa, blanqueo, falsedad documental, usurpación de bienes inmuebles y trata de seres humanos.

La Operación Tavan ―bautizada así porque la mayoría del clan procedía de una zona con este nombre de Bosnia Herzegovina― se inició en 2022 después de que en un intercambio de información entre las policías de Francia y España se detectara que miembros de la organización asentada en territorio galo estaban conectados con individuos de la misma nacionalidad que llevaban operando años en España y que, de hecho, acumulaban numerosos arrestos por hurtos. Los agentes españoles se pusieron entonces como objetivo de las pesquisas, coordinadas por la Fiscalía contra la Criminalidad Organizada y el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, no tanto actuar contra los autores últimos de los robos (algunos de ellos no han caído en esta operación por no estar localizables o haber abandonado España), sino destapar la verdadera estructura de la trama y, sobre todo, llegar hasta sus cabecillas, señalan fuentes policiales.

La investigación, en la que también ha intervenido la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol), permitió constatar que, como es habitual en este tipo de clanes delictivos, la actividad era dirigida y controlada por los varones de mayor edad, mientras que las mujeres eran las que ejecutaban los hurtos, siguiendo las instrucciones de aquellos. En la mayoría de los casos, los robos se cometían sin que las víctimas se percataran ―”eran auténticos especialistas”―, pero cuando eran descubiertas, no dudaban en amenazarlas e, incluso, agredirlas para consumar el delito. Las pesquisas también revelaron que algunas de las mujeres eran traídas de manera irregular a España y que, una vez aquí, eran obligadas a robar por los cabecillas tras someterlas mediante amenazas y agresiones.

Una vez consumado el robo, el botín era administrado por los hombres del grupo. El dinero en metálico, principal objetivo de los hurtos, era en parte enviado mediante remesas a otros miembros del clan asentados en Francia, Italia y Bosnia. En el caso de las divisas, el grupo las cambiaba a euros en oficinas de cambio. En otras ocasiones, los fondos conseguidos eran blanqueados mediante el llamado pitufeo, en el que un número elevado de integrantes del grupo hacían transferencias bancarias de cantidades pequeñas para no levantar sospechas a cuentas controladas por los jefes de la organización.

Además, el grupo también intentaba sacar un beneficio de las tarjetas de crédito que encontraban en las carteras sustraídas mediante la extracción de dinero de cajeros automáticos o la realización de compras abonadas con ellas. También se han localizado resguardos de casas de empeño de joyas supuestamente robadas. Durante los seis registros efectuados, la Policía ha localizado cerca de 10.000 euros, 7.000 dólares (6.400 euros) y billetes de otras divisas como pesos colombianos, coronas suecas y rupias indias. También se han bloqueado 13 depósitos bancarios utilizados presuntamente por la trama para el lavado de fondos.

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Fuentes policiales apuntan que en todos los años que llevaba actuando el grupo en España pudo haber obtenido “cientos de miles de euros”. Pese a ello, el ritmo de vida que llevaban sus integrantes era “relativamente humilde”, salvo por el uso que hacían de dos vehículos de alta gama, que han sido intervenidos. De hecho, los escalones intermedios de la organización y las mujeres encargadas de perpetrar los hurtos se alojaban en viviendas okupadas que cambiaban de manera frecuente tanto para facilitar la movilidad y el cambio de ciudad donde actuaban, como para dificultar su localización por parte de la Policía. Además, portaban documentación falsa.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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