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Campanas por el clima o cómo llegar a los pueblos donde no hay cobertura

La Asociación de Campaneros y Campaneras de Navarra recupera este oficio tradicional para advertir de olas de calor, incendios o inundaciones

Mikel Baztán y Roselina Caballín en el campanario de la iglesia de San Andrés de VillavaFoto: Pablo Lasaosa | Vídeo: EPV
Amaia Otazu

Hace décadas, cuando los móviles eran ciencia ficción, las campanas de las iglesias servían para alertar al vecindario de una localidad sobre todo lo que pasaba. “Las campanas avisaban cuando era mediodía, cuando amanecía o cuando se cerraban las murallas por la noche, avisaban cuando fallecía un vecino e identificaban si era un niño o una persona mayor, si era una mujer o un hombre; cuando había un incendio… Se utilizaban para comunicar muchas cosas”, explica José Javier Urdiroz (Pamplona, 68 años), presidente de la Asociación de Campaneros y Campaneras de Navarra. Ahora, en plena era tecnológica, se recupera su funcionalidad para advertir a la población, sobre todo a los más vulnerables, de eventos climáticos extremos como olas de calor, incendios o inundaciones. Lo harán a través de un repique específico creado ad hoc por esta asociación navarra a propuesta de la Fundación Clima, que ha tenido la iniciativa. También pueden unirse aquellas localidades sin campanario, pero con edificios públicos o sistemas de altavoces. “Las personas mayores, por ejemplo, es un tramo de edad a los que igual los avisos electrónicos no les llegan igual y, sin embargo, las campanas de alguna forma les llaman. Están acostumbrados a ese lenguaje”, señala Mikel Baztán (Pamplona, 58 años), miembro de la Fundación Clima.

Desde esta fundación aspiran a que el repique se convierta en una referencia universal de aviso a la población, pero, sobre todo, buscan que este sonido contribuya a sensibilizar sobre la necesidad de combatir el cambio climático. “La intención es que se extienda por todo el planeta en los lugares que tengan campanas, que son muchos países a lo largo del mundo, y que avisen cuando se alcance esa temperatura de seguridad en la que ya empieza a haber riesgo para todas las personas vulnerables (personas mayores, niños y personas enfermas). Y todo ello mientras nos concienciamos de que tenemos que cambiar para hacer frente a la crisis climática que estamos generando con nuestros malos hábitos a nivel personal, colectivo y empresarial”, añade Baztán. En concreto, detalla, la sintonía se activará cuando las temperaturas rebasen el umbral de seguridad marcado por las autoridades sanitarias para cada localidad o existiese un riesgo por inundaciones o incendios. Es el Ministerio de Sanidad el que ha determinado dichos umbrales para las diferentes localidades españolas. Por ahora, han mostrado su voluntad de adherirse a esta iniciativa diferentes entidades locales, el Gobierno de Navarra y el Arzobispado de Pamplona y Tudela.

La creadora del repique es Rosalina Caballín (Pamplona), profesora de piano recientemente jubilada y miembro de la asociación. Las campanas son una afición, explica, “no un trabajo. Antes esto era un oficio. Ahora estamos varios en la Catedral de Pamplona y nos vamos turnando para tocar en las festividades más importantes”. Tiene experiencia en crear y tocar repiques originales de campana –”he hecho toques específicos para varios campanarios de Estella”-, pero este encargo le hizo especial ilusión: “Ilusión, responsabilidad, también nervios. Es algo creativo que nunca hubiera pensado en hacer. Ha sido una experiencia bonita y curiosa”. Para este sonido, en concreto, se marcó varios criterios: “Que fuera algo muy corto y repetitivo, fácil de escuchar y sencillo de ejecutar para que otras personas lo pudieran hacer en su pueblo. Ha sido de dos campanas, que es lo que suele haber en los sitios, donde hay una más aguda que otra”. El toque se compone de dos motivos sencillos. Empieza con la campana aguda “con un motivo sencillo de repetición de cuatro veces y otras cuatro veces con las dos, la aguda y la grave a la vez”. Son muy pocos segundos, pero está previsto que se repita durante un minuto para que la ciudadanía lo identifique sin problemas.

Una de las campanas del campanario de la iglesia de San Andrés de Villava.
Una de las campanas del campanario de la iglesia de San Andrés de Villava. PABLO LASAOSA

Caballín creó tres repiques y fueron sus compañeros de la asociación quienes votaron entre las opciones, explica Urdiroz. “Ella compuso tres toques diferentes, los sometimos a votación entre los sesenta o setenta campaneros de la asociación y, a través del WhatsApp, fuimos votando, opinando, eligiendo”. Tanto los miembros de la asociación como Caballín tuvieron claro su favorito y la Fundación también se ha inclinado por el mismo repique que ha sido el finalmente elegido. Eso sí, no tiene por qué sonar igual en todos los lugares, apunta el presidente: “Los sonidos son diferentes, depende de cada campanario porque cada campana tiene su sonido”. Es la propia asociación de campaneros la que está difundiendo el repique entre el resto de agrupaciones españolas, las empresas que mecanizan campanarios y entre “los campaneros que tienen sus propios programas informáticos para que programen ese toque como uno más y que incluso lo vinculen a un termómetro para que suene de forma automática en esa zona cuando se alcance la temperatura que se haya determinado como umbral de riesgo”, apunta Urdiroz.

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Desde la Fundación Clima explican que cualquier municipio puede adherirse a esta campaña a través de su página web. Entre los requisitos marcados, deben lograr la colaboración de la parroquia y el compromiso de una o varias personas que se responsabilicen de encontrar la mejor solución técnica y de activar el repique de campanas los días en que se rebase la temperatura de riesgo, se declare un incendio o se produzca una inundación. Es también responsabilidad de cada municipio el identificar la temperatura concreta en la que se rebasa el umbral de seguridad en la zona y, sobre todo, el informar a la ciudadanía del lugar sobre el proyecto, la melodía y su significado. Además, deben comprometerse a participar de forma coordinada en el repique global que la fundación quiere realizar una vez al año, al comienzo del verano.

Mikel Baztán y Roselina Caballín frente a la iglesia de San Andrés de Villava.
Mikel Baztán y Roselina Caballín frente a la iglesia de San Andrés de Villava. PABLO LASAOSA

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