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Xenófobo y conspiranoico, retrato del presidente del Parlament balear

Gabriel Le Senne acumula polémicas por las peleas con compañeros de Vox y sus ataques al colectivo LGTBI

El presidente del Parlament balear, Gabriel Le Senne, el pasado enero.
El presidente del Parlament balear, Gabriel Le Senne, el pasado enero.CATI CLADERA (EFE)

El 13 de junio un correo electrónico convocaba a los medios a una comparecencia urgente del presidente del Parlamento de Baleares en media hora. Buena parte de los asistentes pensaban que acudían para que Gabriel Le Senne, de Vox, explicara un nuevo capítulo de la batalla fratricida que los siete diputados de la formación ultra en la cámara autonómica libran desde hace un año. Nada más lejos de la realidad.

Le Senne había suspendido su agenda de la mañana para mostrar su contrariedad con la decisión del PP de apoyar el izado de la bandera LGTBI en la fachada del edificio en la semana del Orgullo. Hasta tres periodistas le cuestionaron si un hecho que no había generado controversia alguna en legislaturas anteriores merecía semejante escenografía de crisis. No escatimó en ataques al colectivo: “La bandera no representa a todos los homosexuales sino a un lobby, es un símbolo divisivo. Incomoda a una parte de la población”. Dos años antes, en su cuenta en la red social X —antes Twitter—, ya había dejado clara su opinión: “¿Sería mucho pedir que se sodomizaran en privado y sin subvenciones de nuestros impuestos?”.

El presidente del Parlamento de Baleares ha protagonizado una nueva polémica esta semana al arrancar de cuajo la fotografía de la sindicalista fusilada en la guerra civil Aurora Picornell que la vicepresidenta segunda de la mesa, la diputada del PSIB-PSOE Mercedes Garrido, tenía pegada en su ordenador portátil. Le Senne terminó expulsando del pleno a Garrido y a su compañera y secretaria de la mesa, la diputada socialista Pilar Costa, por su negativa a retirar las fotografías de fusilados de la guerra civil.

Lejos de pedir disculpas por el episodio, el ultraderechista culpó de su actuación a lo que calificó de una “provocación previa”. Los grupos de la izquierda en bloque pidieron su dimisión inmediata mientras el PP, que gobierna con el apoyo de Vox, calificó el hecho de “desafortunado” y le amparó denunciando la falta de neutralidad de las dos diputadas socialistas en la mesa.

Esta no ha sido la primera polémica de Le Senne en el año que lleva ejerciendo como segunda autoridad de Baleares. Nacido en Palma en 1977, licenciado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas, ejercía como abogado en la capital balear hasta su entrada en política, de rebote tras quedar libre el hueco que dejó el cabeza de la lista Jorge Campos para marcharse al Congreso de los Diputados. Se declara liberal y católico y cuenta con un historial de publicaciones centradas en asuntos religiosos, como el libro Dios nos hizo libres. Apología del cristianismo y liberalismo. Su trayectoria ultraderechista como fundador del Partido Libertario en Baleares venía avalada por los artículos que publicaba periódicamente en medios y por su cuenta de X plagada de opiniones contrarias al feminismo, el derecho al aborto, la eutanasia o la comunidad LGTBI. Comentarios negando el cambio climático o poniendo en cuestión la pandemia de coronavirus, sembrando dudas sobre las vacunas, copaban también un canal de Telegram que suspendió unos días después de su nombramiento. “China es la fábrica del mundo. Los virus, por ejemplo, hoy en día se producen todos allí. Con tecnología americana, eso sí”. En otra de sus publicaciones atribuía la covid a una creación de Estados Unidos: “La noticia de que el virus fue creado artificialmente con fondos públicos americanos debería copar portadas. ¿Por qué no es así?”.

En 2020 Le Senne no ponía reparos a loar públicamente el franquismo. “Entre el franquismo y la democracia hemos gozado de unos 80 años de cierta paz y tranquilidad. Los primeros 40, mejorando: cada vez más libertad y prosperidad”.

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Buena parte de sus publicaciones siguen a rajatabla el manual del conspiranoico, plagado de bulos y falsedades. Con su nombramiento se recuperó un artículo de opinión firmado en 2023 en el que se alineaba con la tesis conspiranoica afín a la extrema derecha del llamado Gran Reemplazo. “En EE UU ante todo reciben hispanoamericanos, de modo que quizás en unas décadas toda América termine por ser hispana, miren por dónde. En España, entre hispanos y africanos no está claro dónde acabará la cosa, pero sí que los nativos estamos cada vez más en peligro de extinción” señalaba.

En los últimos meses Le Senne ha estado enfrascado, junto a sus compañeros de partido, en una serie de peleas internas por el control del grupo parlamentario. En enero cinco diputados iniciaron una rebelión interna que desembocó en la expulsión de Le Senne y de la presidenta del partido en las islas, Patricia de las Heras, del grupo. El presidente del Parlamento es uno de los fieles a Santiago Abascal. Ese grupo de cinco parlamentarios se ha reducido en las últimas semanas a tres diputados, que han protagonizado un nuevo encontronazo con los líderes del partido a cuenta de la creación de una asociación. En aguas turbulentas se maneja estos meses Le Senne, a quien la presidenta de Baleares tardó dos días en afear su comportamiento en el pleno. “Nunca se puede faltar el respeto a las personas que no están, especialmente si se habla de víctimas, de personas asesinadas y objeto de hechos que no se tendrían que haber producido” dijo en una sesión el pasado jueves. Dos días antes avaló la iniciativa para derogar la ley de Memoria y Reparación Democráticas de Baleares que su propio partido había ayudado a impulsar.

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