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Cuando el narco busca inversores

Una operación policial revela cómo un trama tuvo que pedir financiación a la mafia albanesa para costear la introducción de 100 kilos de cocaína en España

Bulent Aslanoglu after his arrest on May 9 for his alleged involvement in the stash of 100 kilos of cocaine discovered in Fuenlabrada, in an image provided by the Bogotá authorities.
Bulent Aslanoglu, custodiado por la policía colombiana tras su arresto el 9 de mayo por su presunta implicación en el alijo de 100 kilos de cocaína descubierto en Fuenlabrada, en una imagen facilitada por las autoridades de Bogotá.
Óscar López-Fonseca

El narcotráfico es un gran negocio y, como tal, tiene suministradores, compradores, intermediarios, encargados de la logística e inversores. La Policía Nacional ha desmantelado en los últimos meses una compleja trama formada por delincuentes de varias nacionalidades que tuvieron que buscar ayuda económica de un grupo de la mafia albanesa para costear la introducción en España de un alijo de 100 kilos de cocaína procedente de Ecuador. La bautizada Operación Botnia se ha saldado con la incautación de la droga y el arresto de 10 personas en España y otras dos en Colombia. Entre estos últimos, Bulent Aslanoglu, alias El Padrino, un ciudadano con doble nacionalidad sueca y alemana al que la policía del país escandinavo le considera exlíder de una banda llamada Södertälje y que lo tenía catalogado como HVT (siglas en inglés de “objetivos de alto valor” referido a los más buscados) por su presunta relación con el narcotráfico. El Ministerio del Interior ha calificado este jueves la operación como un “golpe sin precedentes a la estructura de una de las organizaciones criminales más poderosas a nivel internacional”.

La investigación se inició hace poco más de un año, a principios de 2023, cuando agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional detectaron reuniones en Madrid y Málaga de supuestos narcotraficantes de grupos diferentes. Entre ellos se encontraban tres viejos conocidos de las fuerzas de seguridad española. Uno era Asnaloglu, quien ya había sido arrestado en 2013 en Málaga por su implicación en un alijo de 246 kilos de cocaína incautado en Francia, hecho por el que había cumplido condena en este país. Los otros dos eran los hermanos Atrach, franceses de origen marroquí, presuntos cabecillas de una banda especializada en la recepción y custodia en España de la droga. Las pesquisas apuntaban que los tres estaban presuntamente organizando la entrada en España grandes cantidades de cocaína procedentes de Colombia, país donde Asnaloglu tenía contactos con productores de esta droga.

Un policía comprueba que el contenido de los paquetes intervenidos en una nave de Fuenlabrada en abril es cocaína, en una imagen tomada de un vídeo facilitado por el Ministerio del Interior.
Un policía comprueba que el contenido de los paquetes intervenidos en una nave de Fuenlabrada en abril es cocaína, en una imagen tomada de un vídeo facilitado por el Ministerio del Interior.POLICÍA NACIONAL

Las pesquisas dieron un giro a finales del año pasado, cuando los investigadores detectaron la entrada en escena de Lucien Berisha, presunto responsable en España de un clan mafioso albanés, y su lugarteniente, Kujtim Tanase. Según reveló la investigación, la trama de Asnaloglu y los hermanos Atrach había contactado con ellos a través de un marroquí asentado en la Costa del Sol que supuestamente ejercía el papel de intermediario para conseguir financiación. Los seguimientos revelaron que tras estos primeros contactos los albaneses comenzaron a desplazarse con frecuencia a su país y a la ciudad-emirato de Dubái, que con sus 3,4 millones de habitantes y altísimo nivel de vida se ha convertido en el último lustro en un santuario para grandes capos de la droga.

Según sospechan los investigadores, los presuntos delincuentes albaneses hacían estos viajes para informar a sus jefes asentados en ambos lugares sobre la posibilidad de participar con financiación en la operación. “Era algo muy parecido a una ampliación de capital”, describen fuentes conocedoras de la investigación. Una vez obtenido el visto bueno de los capos ―y, a pesar de la detención en diciembre de Berisha por una orden de las autoridades de Tirana que lo buscaban para que cumpliera una condena de 20 años por homicidio―, los diversos grupos implicados intensificaron sus encuentros y reuniones supuestamente con el objetivo de materializar un primer envío de la droga por vía aérea desde Guayaquil (Ecuador).

La operación policial tuvo una primera fase el pasado abril, tras detectar los agentes durante los seguimientos que cuatro albaneses, residentes en Tarragona y presuntamente integrantes de lo que en la jerga policial se conoce como “brazo operativo” de la red, se desplazaban en automóvil hasta una nave situada en un polígono industrial de Fuenlabrada (Madrid). La Policía decidió entonces explotar la operación y detenerlos. Cuando los agentes asaltaron en el local, todos ellos se afanaban en introducir los 100 kilos de cocaína que estaban repartidos en mochilas en las caletas (dobles fondos o escondrijos) que habían habilitado en dos vehículos. Simultáneamente, eran detenidos en Marbella Tanase (que había ocupado el puesto de Berisha) y el mediador cuando celebran una reunión supuestamente para coordinar la recepción de la droga y su posterior distribución a Cataluña y, desde ahí, a Europa.

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Tras aquel primer golpe, la Audiencia Nacional dictó ocho órdenes internacionales de detención dirigidas contra el resto de los integrantes del grupo ya identificados. El 9 de mayo era arrestado en Colombia Asnaloglu, que se encontraba en este país para coordinar la operación, y un colombiano presunto integrante del grupo productor de la droga. Una segunda persona de esa misma nacionalidad era detenida también ese día en el aeropuerto de Madrid al aterrizar procedente de su país. De los 12 arrestados ―10 en España y dos en Colombia― 11 han ingresado en prisión preventiva. El último, una mujer que jugaba supuestamente un papel secundario en la trama, ha quedado en libertad con medidas cautelares. Dos personas más permanecen en busca y captura. La Policía considera que con esta operación, en la que también se han intervenido además 424.000 dólares en criptoactivos, se ha desmantelado la base logística en España del grupo.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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