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Las idas y vueltas del puente de la movilidad conflictiva en Valladolid

El artista Jaume Plensa declina un proyecto decorativo tras pedir colectivos sociales que no participara en la obra

Vista desde el río Pisuerga del puente de Poniente en Valladolid, el 24 de mayo.
Vista desde el río Pisuerga del puente de Poniente en Valladolid, el 24 de mayo.Emilio Fraile
Juan Navarro

El nuevo puente del Poniente en Valladolid no va sobre ruedas pese a tratarse de una gran propuesta de movilidad del Ayuntamiento del PP. El hoy alcalde, Jesús Julio Carnero, apoyado por Vox, hizo de ello bandera electoral: favorecer al vehículo privado tras ocho años orillado por políticas pro sostenibilidad de PSOE y Valladolid Toma La Palabra. Para ello prometieron ensanchar un puente que enlaza la zona oeste con el centro: cinco millones de euros mediante, ganaría un carril para el tráfico rodado. La idea ha roto puentes con la oposición y 11 colectivos vecinales reacios por precio y por inoperatividad: alegan que no hace falta tanto despliegue para coches, que las aceras se estrecharán respecto al actual y que el carril bici se verá afectado. El Consistorio, entre vaivenes sobre los diseños y el modelo elegido, insiste en ejecutarlo. El artista Jaume Plensa, elegido para ornamentarlo por valor de 1,8 millones de euros, ha declinado la oferta por “compromisos personales y profesionales sobrevenidos”. Hasta 11 colectivos sociales le rogaron no apoyar la obra y han convocado una sentada para este domingo.

La travesía sobre el río Pisuerga lleva meses como sujeto político. Ese tramo soporta momentos puntuales de atasco en hora punta, aunque rara vez supera el minuto de interrupción, baza esgrimida por los partidos de derechas para ganar un carril. La idea la desechó el PP en 2011 porque la Junta de Castilla y León, que iba a financiar los tres millones de euros que costaba entonces, se echó atrás por la crisis.

Varios jóvenes caminan sobre el puente de Poniente de Valladolid, el 24 de mayo.
Varios jóvenes caminan sobre el puente de Poniente de Valladolid, el 24 de mayo. Emilio Fraile

El PSOE sube a diario vídeos a las redes sociales donde muestra que apenas constan embotellamientos. Ahora mismo hay dos vías para coches, una de ellas reconvertida tras varios años en exclusiva para buses y taxis, acera y carril bici. Carnero aseguró en verano licitar la obra “en el primer semestre de 2024″, con un año de ejecución y abrirlo en 2025, pero el ritmo augura tardanzas. Hace unas semanas, el regidor aseguró que para ello haría falta cortar el tráfico humano y rodado durante un año.

Ante el revuelo, horas después, el concejal de Movilidad mandó un audio de WhatsApp al grupo de periodistas pendientes del Ayuntamiento para matizar que sí podría usarse durante las labores. Después, la corporación planteó un esquema a la oposición, tras un estudio valorado en 30.000 euros, donde apuntaba las claves del puente readaptado. Tras más revuelo, esgrimen que ese estudio ha quedado “obsoleto” y que más adelante, sin precisar, expondrán el definitivo. Carnero asegura que “el plan” sigue en pie aunque no precisa con qué adornos tras la renuncia de Plensa.

Actualmente, el paso tiene “dos carriles con un ancho viario de seis metros y un carril ciclista de 2,2, además de las dos aceras laterales destinadas al tránsito peatonal de 2,4 y 2,6 metros, a las que añadir 0,25 metros de vuelo de la losa a cada lado hasta un ancho total del tablero de 13,7 metros”, según la memoria. “La sección completa del tablero será de 18,6 metros, distribuidos en tres carriles para vehículos de 3,10 metros, un carril para bicicletas de 2,5 metros y dos aceras de 3,32 metros cada lado, garantizando un ancho mínimo de 1,80 metros entre los pretiles y los apoyos de los pórticos”, señala el nuevo plan… con un matiz: los nueve petriles del puente, de unos tres metros de largo, al ensancharse el tablero, quedan incluidos en la acera. Así, en 27 de los 134 metros de la travesía los peatones pierden espacio respecto al anterior y se queda en el ancho mínimo permitido por accesibilidad.

El carril bici tendrá 2,5 metros de ancho contra los 2,6 recomendados por el ministerio de Transportes y carecerá de los aconsejados 50 centímetros de separación sobre la calzada. El Consistorio, pese a ofrecer ese primer planteamiento, asegura que la remodelación sigue “en supervisión” y lo argumenta así: “Las obras continúan la política de atender una movilidad global con nuevas infraestructuras que favorezcan la fluidez, beneficiando a peatones, transporte público, vehículos privados y movilidad ciclista”. Otro Puente, Óscar, exalcalde y ministro de Transportes (PSOE), ha censurado los vaivenes: “El disparate solo es compatible con una pérdida total del juicio, los papeles, el sentido común, la racionalidad y hasta el sentido de la orientación. Pobre ciudad mía”.

Tráfico de personas y vehículos en el puente de Poniente en Valladolid, el 24 de mayo.
Tráfico de personas y vehículos en el puente de Poniente en Valladolid, el 24 de mayo.Emilio Fraile

Los adornos han abierto otra brecha sobre el futuro del cruce. El Ayuntamiento difundió un proyecto con mamparas criticado inicialmente por tapar la vista del Pisuerga y la suciedad que podrían acarrear; después, con el jaleo tomando cuerpo en la ciudad, anunció que el artista Jaume Plensa, en una obra que costaría 1,8 millones, efectuaría una intervención ornamental. El Ayuntamiento planteó otros 4.840 euros por un informe para “construir el relato” de las obras de Plensa, si bien este ha anunciado repentinamente, y tras conocerse la petición popular, su desvinculación por “compromisos personales y profesionales sobrevenidos”.

Para Carnero, “[Plensa] se pierde la oportunidad de estar en una ciudad histórica, universal, grandísima y donde se iniciaron los Derechos Humanos”. Hasta 11 colectivos sociales pidieron a Plensa recapacitar en un ensanchamiento “aberrante”, concebido según ellos “para favorecer el tráfico de vehículos hacia la zona de bajas emisiones, no es por amor al arte y tiene un único objetivo político: contrarrestar la contundente contestación social que ha provocado el proyecto municipal con una obra suya, ni siquiera original sino mimética de la escultura ‘7 poetas’ ejecutada en la plaza Lidia Armengol de Andorra la Vella en 2016″.

Tras la renuncia de Plensa, otro coscorrón del ministro: “Cuando lo único que te mueve en la toma de decisiones es el rencor y el revisionismo de todo lo que hicieron los anteriores, corres el riesgo de hacer el ridículo. Y este ridículo es mundial”. El concejal socialista Luis Vélez, extitular de Movilidad, agrega el factor de la zona de bajas emisiones. “Es absolutamente innecesario” porque el perímetro de la zona de bajas emisiones, de orden europea, alcanza justo al final del puente hacia el centro, por lo cual “tiene menos sentido aún esta ampliación de carriles”, pues de esa triple vía se pasa a un único carril hacia el interior urbano: “Provocarán un embudo”. Además, no se ha presentado ningún estudio técnico que avale tal necesidad circulatoria ante presuntos atascos. Los grupos ecologistas añaden que el puente desemboca en un carril bici aún operativo y popular entre los ciclistas, pero que se va a desviar en otra promesa electoral reprobada por los partidarios de la movilidad sostenible: costó 100.000 euros y trasladarlo supondrá otros 1,6 millones. Lo último, una sentada popular para el domingo 2 de junio.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, buscándose la vida y pisando calle. Grado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS. Autor de 'Los rescoldos de la Culebra'.
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