El PP saborea la crisis de Sánchez
Los populares creen que la denuncia contra la esposa del presidente no tiene recorrido judicial, pero se felicitan de haber encontrado su talón de Aquiles
Las palabras de Alberto Núñez Feijóo en la sesión de control al Gobierno de hace más de un mes, el pasado 20 de marzo, suenan hoy premonitorias. “Si cree que ha dado carpetazo a lo que ha pasado en su casa, se equivoca”, avisó el líder del PP a Pedro Sánchez en referencia a las actividades profesionales de su mujer, Begoña Gómez, a la que el PP ya había puesto en el punto de mira. “Si vuelve a negarse a dar explicaciones, y van tres veces que se las pido”, le advirtió, “habrá una investigación específica sobre los asuntos que le afectan a su entorno inmediato. Parlamentaria, seguro. Y judicial, también, si es necesario”. La investigación judicial que aventuraba Feijóo echó a andar este miércoles, con la apertura de diligencias de un juez de Madrid tras la denuncia del seudosindicato ultraderechista Manos Limpias contra la esposa de Sánchez.
Esa denuncia, que no interpuso el PP, es sin embargo el corolario a la ofensiva política de los populares contra la actividad profesional de la mujer del líder socialista, que ha acabado tomándose cinco días de reflexión para decidir si continúa o no al frente del cargo. El PP trata todavía de digerir la inesperada decisión de Sánchez, pero se felicita de haber encontrado el punto débil de su rocoso rival. “Feijóo está alucinado”, cuenta un barón de peso. “Todos estamos muy sorprendidos, ninguno nos lo esperábamos. Pero nos ha venido Dios a ver”.
Los populares siguen en el más absoluto desconcierto por el periodo de reflexión de Pedro Sánchez, obsesionados con tratar de adivinar dónde está la trampa. “Todavía no lo entiendo”, reconoce un miembro del núcleo duro de Feijóo. “Si no estuviéramos hablando de Sánchez, diría que lo determinante es el factor humano. Pero siendo Sánchez, no lo sé”.
La teoría más extendida en la dirección del PP y en las baronías populares es que Sánchez esconde algún tipo de estratagema detrás de su carta, que no está sufriendo un derrumbamiento emocional. La cúpula del PP tiene un estereotipo muy marcado del presidente del Gobierno, que llega a la caricatura. Lo ven como un político sin escrúpulos, apegado al poder y acostumbrado a los giros de guion, así que no dan verosimilitud a que se haya quebrado por el acoso a su mujer. “En el caso de Sánchez, creemos que el factor humano está detrás de la estrategia política”, opina otro miembro del comité de dirección popular. “Estoy convencido de que es una estrategia”, coincide un presidente autonómico. “Él hace muchas cosas guionizadas. Está buscando recuperar espacio y protagonismo”.
Por tanto, la primera hipótesis que manejan en los principales centros de poder del PP es que Sánchez anunciará el lunes que continúa al frente de la presidencia con algún tipo de golpe de efecto, como el anuncio de que se someterá a una cuestión de confianza. “Me lo imagino compareciendo de la mano de su mujer anunciando que va a plantear una serie de reformas para la transparencia y la limpieza democrática, después de la movilización del pueblo que le ha pedido que se quede”, ironiza un dirigente del núcleo duro.
El gabinete del líder cree que la carta es una operación del líder socialista para buscar la empatía de la población por un supuesto problema de salud mental. Por eso, Feijóo ha tratado de cortocircuitar la compasión por Sánchez, en posición de ataque desde el primer momento en el que el presidente hizo pública su misiva.
Este sábado, mientras miles de simpatizantes socialistas se agrupaban ante la sede del PSOE para pedir a Sánchez que no se vaya, Feijóo comparó al líder del PSOE con el expresidente catalán Carles Puigdemont, ya que ambos, dijo, son “políticos mesiánicos cuyo único objetivo es mirarse el ombligo”, y le acusó de estar “dimitiendo de la democracia”. El líder del PP cargó contra el “show de Sánchez”, percutió “un berrinche de adolescente”, y le acusó incluso de comportarse con “tics autoritarios”. La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuestionó la movilización socialista como una “utilización populista de una calle”, pese a que los populares han celebrado más de media docena de manifestaciones contra el Gobierno progresista desde que echó a andar hace menos de un año.
Feijóo ha salido al ataque desde el primer momento, aunque aún no ha reunido a su comité de dirección para analizar los distintos escenarios. El núcleo duro ha estado en contacto, pero el debate colectivo no se celebrará hasta este lunes, probablemente después de la comparecencia de Sánchez. Así que la única estrategia es disparar contra Sánchez. Y como la lectura mayoritaria en el PP es que va de farol, Génova no tiene un plan ante la posibilidad de que el presidente del Gobierno se marche.
En todo caso, los populares no están preocupados porque creen que tienen más que ganar que el PSOE. “Al PP esta situación le viene bien en cualquier caso”, sostiene un barón. “Si Sánchez se queda, la gente se va a tomar muy mal la enésima pirueta, y corre riesgo de quemarse a lo bonzo. Y si se va, el PSOE se queda tocadísimo, no tienen un liderazgo alternativo”.
Los populares se felicitan de este giro de guion inesperado que ha corrido un tupido velo de sus propios problemas. “De las elecciones en el País Vasco no habíamos salido bien, había dos resultados muy malos para el PP, la subida del PSOE y que Vox se mantenía. Sin embargo, esto hace de cortafuegos, ¿quién se acuerda ya de las elecciones vascas?”, se pregunta este presidente autonómico. Otros miembros de la dirección del PP son sin embargo más cautos con los posibles beneficios de la reflexión de Sánchez. “Mal, seguro que no nos va”, opina un estrecho colaborador de Feijóo. “Bien, ya veremos”.
El peor escenario para el PP es que Sánchez se quede y haya logrado movilizar a los suyos y cambiado el marco de la conversación sobre la investigación judicial a su esposa, de un debate sobre la posible corrupción en su entorno a los límites de la lucha partidista por el poder. Los populares ya temían que el líder del PSOE “explotara el victimismo” con la admisión a trámite de la denuncia de la organización de ultraderecha Manos Limpias. Por eso, este miércoles, el mismo día que se conoció la apertura del proceso judicial, y después de haber lanzado la piedra hace casi un mes, Feijóo no dijo ni una palabra sobre Begoña Gómez en la sesión de control que le enfrentó con Sánchez. No fue prurito (o no solo); era estrategia.
En el PP no hay ningún debate interno sobre si han ido demasiado lejos con la mujer del presidente. Al contrario, Génova considera que se ha contenido. Ayuso y los sectores duros del partido han presionado y siguen presionando para ir más fuertes, para que el PP cite a Gómez a declarar a la comisión de investigación sobre el caso Koldo en el Senado y para que vaya a los tribunales. Feijóo ha ordenado ampliar el objeto de la comisión esta misma semana para poder tratar las actividades profesionales de la esposa de Sánchez. Y ha avisado de que no va a parar de pedir explicaciones al líder del PSOE por este asunto. Pero lo que no está en sus planes inmediatos, aseguran en la cúpula popular, es citar a Gómez al Senado ni emprender acciones judiciales.
La realidad es que el PP teme el fracaso judicial del caso. Varios miembros de la dirección reconocen que aunque “desde el punto de vista estético y ético, no tienen un pase” lo conocido sobre las actividades profesionales de Gómez, “hay muchas dudas de que sea ilegal”. La cúpula popular cree que la denuncia no prosperará en una condena. Pero a Feijóo no le hace falta una sentencia. Ya ha encontrado el talón de Aquiles de su rival.
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