Jacobo Pombo, el ‘Pequeño Nicolás’ de Nuevas Generaciones que apostó por los negocios
Ábalos fue a su boda en Acapulco, pero a través del foro para jóvenes que creó trabó relación con los Reyes, el presidente del Gobierno, Feijóo, ministros y gobernadores a ambos lados del Atlántico
El perfil de LinkedIn y el álbum de fotos de las redes sociales de Jacobo Pombo y su esposa, la mexicana Giorgiana Martínezgarnelo y Calvo, no tiene fácil parangón. El intermediario del caso Koldo, señalado junto con el exministro socialista José Luis Ábalos en el auto judicial de esa presunta trama de comisiones que ingresó millones de euros durante lo peor de la pandemia, es un coleccionista de imágenes de poder difícil de igualar: el Rey y la Reina, el presidente del Gobierno, el líder de la oposición, ministros de todos los partidos y de varios países latinoamericanos, premios Nobel, comisarios europeos... ¿Su profesión? Oficialmente, presidente del Global Youth Leadership Forum, un lobby con escaparate en Santander que se inventó para promocionar el liderazgo de jóvenes a ambos lados del Atlántico. Él se presenta como consultor, aunque oficialmente no figura de qué. Los compañeros con los que convivió y se enfrentó en sus orígenes políticos en el vivero de las Nuevas Generaciones (NN GG) del PP en el distrito madrileño de Moncloa-Aravaca lo describen como “un Pequeño Nicolás de libro”.
Así resume el origen político del intermediario apuntado en el auto judicial de Ismael Moreno uno de los dirigentes nacionales del Partido Popular más relevantes de los últimos años: “Como las Nuevas Generaciones del PP de Madrid no tenían problemas de supervivencia, porque viven en una posición privilegiada, pues se los inventaban. Y en ese foco permanente de luchas de poder intestinas para medrar es en el que apareció por la sede del distrito de Moncloa-Aravaca, en torno a 2003 o 2004, Jacobo Pombo, cuando presidía aquella organización Antonio González Terol, entonces enfrentado a Pablo Casado, que dirigía la organización en todo Madrid, y luego fue su fiel colaborador”. Esa versión, con más detalles, la confirman media docena de responsables del PP y NN GG, nacionales y de Madrid.
En aquel muy localizable y prototípico núcleo de poder de los jóvenes cachorros del PP de algunos barrios pijos madrileños, Jacobo Pombo encontró su medio, según varios de sus compañeros. “Acudía a todos los actos, eventos y mítines, ya entonces muy maqueado, siempre con traje, y buscando al hijo de algún ministro o jefe”, explica otro de los militantes de NN GG de aquella época. En la sección juvenil del PP de Moncloa y Aravaca mandaba entonces el exvicesecretario y exdiputado nacional popular Antonio González Terol, que no tenía conexión buena con el equipo del líder de las juventudes populares madrileñas, Pablo Casado. Luego, casi dos décadas más tarde, esa relación cambió: Terol fue uno de los pocos dirigentes que acompañó a Casado hasta sus últimas horas antes de que fuese traicionado por casi todos sus colaboradores y acabaran con su mandato por acusar e intentar investigar el contrato de comisionista del hermano de Isabel Díaz Ayuso, Tomás, que llegó a ingresar 234.000 euros por una venta de mascarillas en el peor momento de la pandemia.
Isabel Díaz Ayuso fue hace 20 años una de los componentes de la pandilla popular de Jacobo Pombo en Moncloa, aunque este jueves no quiso opinar al respecto. Entonces, los dos estaban en un escalón muy bajo de NN GG. Los que molaban eran otros. A Pombo lo apodaban Bombo. Los que pujaban entonces en la organización los minusvaloraron a ambos y no creían que fueran a llegar muy lejos. Ahora reconocen que a Pombo se le podría considerar “un Pequeño Nicolás de libro”, en alusión al joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que se coló en varios despachos de poder próximos al PP por Madrid que le supusieron varias causas judiciales, y ahora protagoniza una miniserie documental para una plataforma. Miembros de NN GG de Madrid de aquellos años recuerdan, de hecho, que frenaron los intentos de Nicolás por afiliarse, y apuntan que fue así como conoció a Pombo.
Pombo, el intermediario acusado ahora por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y el juez como socio del empresario Víctor de Aldama —presidente del Zamora Club de Fútbol y presunto cabecilla de la trama—, quiso ser jefe de NN GG de Moncloa-Aravaca cuando Terol lo dejó, pero el equipo de Casado lo vetó. Luego pasó algunos años en el olvido, marginó la política, se inventó un foro de liderazgo de jóvenes con la plataforma del impresionante palacio de la Magdalena de Santander (él y su familia son cántabros) y empezó a cortejar a políticos del máximo nivel y de cualquier ideología. Por ese foro han pasado como invitados desde el rey Felipe VI y la reina Letizia al presidente Pedro Sánchez, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ministros del actual Gobierno y del anterior, comisarios europeos, mandatarios y gobernadores latinoamericanos, premios Nobel, expertos, economistas, catedráticos, periodistas... Ahora nadie entiende en el PP y en su entorno cómo pudo impulsar y financiar semejante evento.
Las inquietudes expansionistas de Pombo, su talante “muy conservador” y “sus maneras muy educadas y atentas” lo llevaron a cruzar con éxito el Atlántico hace años y empezar a trabajarse con el mismo método a responsables políticos de varios países latinoamericanos. Y puso su foco muy especialmente en México, donde el 31 de julio de 2021 se casó con Giorgiana Martínezgarnelo y Calvo, de una familia del Estado de Aguascalientes muy bien situada en la alta sociedad de ese país y que reprodujo allí el modelo consultor de Pombo.
Jacobo Pombo nunca dejó totalmente de lado su interés por el panorama político nacional. A José Luis Ábalos lo invitó siendo ministro de Fomento al foro de jóvenes en Santander, y siguió tratándolo y agasajándolo durante años, incluso cuando dejó el cargo. Trabaron una relación personal hasta el punto de que Ábalos estuvo en la boda de Pombo, en Acapulco. El exasesor de Ábalos, Koldo García, lo conoció en ese ámbito. Ábalos llegó a acudir a un debate, en la sede de una consultoría de Madrid con la que se relacionaba Pombo, con el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y la exministra popular Elvira Rodríguez.
Con el PP de Casado, Pombo se sintió tan desencantado que casi pensó en abandonar la militancia, según una de las personas que más lo ha tratado en esta etapa. Y remata: “Ahora, con Feijóo y con Miguel Tellado, a los que conocía hace años y con los que se llevaba muy bien, estaba mucho más contento, hasta el punto de que pensó en volver a la política”.
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