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Las salidas de emergencia de las discotecas incendiadas en Murcia estaban cerradas con candado

La jueza cita como investigados a seis personas, entre ellas, los dueños de las discotecas

Un agente de la policía científica de Madrid da instrucciones a los trabajadores de la empresa de ingeniería forense HEFEST, en la discoteca Teatre y Fonda Milagros, el pasado octubre.Foto: MARCIAL GUILLÉN (EFE) | Vídeo: EPV
Virginia Vadillo

A las 7.07 del 1 de octubre, una hora después de que se desatara el trágico incendio en las discotecas Teatre y Fonda Milagros de Murcia en el que fallecieron 13 personas, los bomberos decidieron acceder a las salas de fiestas por su parte trasera, utilizando las puertas de emergencia, pero no lo tuvieron fácil. Para hacerlo, según recoge el informe que han entregado al juzgado que investiga el caso, tuvieron que atravesar un callejón lleno de obstáculos, forzar dos puertas cerradas con cadenas y candados, y romper una reja metálica, también cerrada con candados, en la sala Teatre. Una complicación añadida a las elevadísimas temperaturas (de hasta 500 grados) y las enormes dificultades que encontraron en la extinción de este fuego.

Al día siguiente del incendio, la jueza que instruye el caso abrió diligencias por 13 posibles homicidios imprudentes y este lunes ha citado a declarar en calidad de investigados a los gerentes o administradores de la discoteca Teatre y al de Fonda Milagros, a la encargada de Teatre la noche del incendio, al organizador de la fiesta We are remember, que se celebraba esa noche en la sala, y al dueño y al controlador de la máquina de fuego frío o de chispas que se usó en el local y que se investiga como posible origen del fuego. Sobre esa máquina, ha solicitado que se lleve a cabo un informe pericial por un perito judicial especializado para determinar cuál era su estado y las instrucciones de uso, “en especial en orden a preservar la seguridad contra incendios”.

Aunque los bomberos llevaban desde poco después de las seis de la mañana en las discotecas siniestradas, entrar en ellas había sido misión imposible, tal y como describe el jefe del servicio de bomberos en su informe, fechado el 5 de noviembre y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Al llegar a la zona de ocio de Atalayas, en el este de la capital murciana, encontraron un incendio “de grandes dimensiones, totalmente desarrollado en cubierta, afectando a ambas discotecas, Teatre y La Fonda Milagros”, local este último al que trataron de acceder, ya que sus responsables echaban en falta en ese momento a tres personas.

Sin embargo, la carga de fuego y la temperatura en ese momento era tales —superaba los 500 grados, según el informe— que los bomberos apenas pudieron adentrarse en la planta baja, donde rescataron a una persona que deambulaba desorientada por el humo. Ante la imposibilidad de seguir avanzando, centraron su labor en “intentar controlar el incendio y evitar su propagación”.

Durante la hora siguiente no pararon de llegar refuerzos a la zona y es a las 7.07 horas cuando, con la llegada de un nuevo vehículo bomba, los bomberos tratan de acceder a Teatre a pie por su parte trasera, a través de un callejón en el que “se encuentran numerosos obstáculos y enseres acumulados”. En ese callejón tuvieron que “forzar dos puertas bloqueadas con cadenas y candados, que dan acceso en primer lugar a la puerta trasera de emergencia de la discoteca Golden”, anexa a las dos incendiadas y que no estaba afectaba por el fuego, solo colapsada por el humo.

Avanzando por el mismo pasillo, los bomberos llegaron después “a una de las puertas de emergencia de la discoteca Teatre”, que se vieron obligados a forzar “mediante la herramienta Halligan”, una herramienta compuesta por una garra, una hoja y un pico, que hace las veces de hacha y palanqueta. En la cara interna de esa salida de emergencia había “una reja de acordeón cerrada a dos alturas con candados”, según detalla el informe.

El documento da cuenta de la tensión que se vivió: el fuego no remitía y el riesgo de derrumbe era inminente, tal y como relata el jefe de bomberos: “Falta poco para que amanezca y resulta imposible detener la progresión del fuego por el interior de la nave. Llegado un punto que la fachada del edificio comienza a resquebrajarse y a salir humo por las grietas, se da la orden a todo el personal de salir y mantener una distancia de seguridad con la fachada del edificio, se hace necesario reubicar los vehículos”.

Sin embargo, los bomberos vuelven a entrar a Fonda Milagros a las 8.27 porque, para esa hora, había tres denuncias oficiales de personas desaparecidas: una limpiadora de esa discoteca y una pareja que estaba de fiesta en uno de sus reservados, que se ubicaban en un altillo sobre la pista de baile. La primera de las víctimas mortales, relata el informe, fue localizada a las 9.31 “en uno de los altillos”. Cuatro minutos más tarde, aparecen otros tres cuerpos en la misma zona. Y a partir de ese momento, el informe se convierte en un angustioso conteo de los fallecidos, hasta completar las 13 víctimas. Los dos últimos cuerpos fueron hallados a las 13:30 horas en la planta baja, “cubiertos de restos de escombros” en una posición que “es compatible con una caída” desde los reservados, según los bomberos.

El informe detalla que “era muy complicado” localizar los cadáveres, “ya que se encontraban semi-sepultados por los restos de escombros, vigas y otros enseres, además de la mimetización con el entorno ennegrecido”. De hecho, las labores de búsqueda se prolongaron un día más, hasta las 16:08 del 2 de octubre, cuando se localizó con vida a la última persona que se daba por desaparecida. La información sobre los desaparecidos, recoge también el informe, fue muy confusa, con cifras contradictorias, lo que también dificultó las tareas. Los bomberos no abandonaron las discotecas hasta las 18:15 horas del 2 de octubre, con el fuego ya extinguido y los edificios apuntalados por el gran riesgo de derrumbe que presentaban. De hecho, ambas discotecas han sido declaradas en situación de ruina y serán derribadas, si bien la instructora del caso ha suspendido durante un mes la demolición de las mismas, hasta el próximo 7 de enero, tal y como habían solicitado las partes personadas, que están interesadas en que sus propios peritos puedan acceder a los locales para hacer sus informes.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.

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