Los familiares de las víctimas de la tragedia en la discoteca Fonda Milagros: “Fui al cuarto de Sergio y no estaba. Se lo tragaron las llamas”
La tía de dos fallecidos y cuñada de una tercera víctima de los incendios en el polígono de ocio en Murcia espera, angustiada, la notificación oficial de las muertes
Marta Hernández, de 62 años, llegó a Murcia en 2008. La precedió Miriam Montealegre, su cuñada, cuatro años menor, que en 2006 comenzó a abrirse camino en la ciudad, donde llegó alentada por otro familiar que, como tantos latinoamericanos, vino a España en busca de trabajo y prosperidad.
Miriam esperaba este lunes, angustiada, llorosa, rota por el dolor, la notificación oficial de la muerte de Marta; la de sus sobrinos, Sergio y Eric, y la de la pareja de este último, Orfilia. “Queremos saber, no nos queda esperanza y lo tenemos claro. Se los tragaron las llamas pero queremos saber”, contó a las puertas de la jefatura de policía de la capital murciana, a la que acudió a dejar cepillos de pelo, de dientes y cuchillas de afeitar de sus familiares con el fin de que se pueda cotejar el material genético. Y determinar así que los de los suyos son 4 de los 8 cadáveres que aún quedan por identificar de los 13 hallados entre las cenizas y el escombro de la discoteca Fonda Milagros.
Eric Torres acudió, con familiares y amigos, a celebrar su 30º cumpleaños a la discoteca. Junto a su pareja, convivían con la madre de él, Marta, en el barrio de El Progreso de la capital murciana. Miriam, entre sollozos, adivina a contar que ella compartía piso con el otro hermano, su sobrino Sergio, en el centro de la ciudad. El domingo por la mañana Miriam recibió una llamada de su hijo, Walter, a las seis y media. “Mami, vaya a ver si está Sergio en el cuarto”, recordó que le dijo. “Fui a su habitación y no estaba. Cuando se lo dije a mi hijo, comenzó a llorar. Le pregunté qué pasaba y solo me alcanzó a decir que se lo habían tragado las llamas”. Las llamas, el fuego, no solo se tragaron a Sergio. También a Marta, a Eric y a Orfilia.
Sabe que ella podía haber sido otra de esas 13 víctimas del incendio. El propio Sergio la conminó a que fuera a la fiesta: “Venga, salga a divertirse”, le dijo. Pero ella no se encontraba con ánimo. “He ido otras veces a los cumpleaños. Ellos siempre los celebraban. Tanto Eric, como Marta como Sergio. Era la costumbre. Se reunía toda la familia y las amistades, pero esta vez no quise... quizá fue una presentimiento”, vaticina como queriendo celebrarlo. Segundos después, se da cuenta de que casi ningún miembro de la familia con la que cuenta en Murcia salió con vida de la Fonda.
Marta estaba interna y cuidaba de un hombre. Sergio era camarero. Y Eric, repartidor. Nunca volverán a sus puestos de trabajo, esos en los que trataron de prosperar y ayudar a la familia que aún mantenían en Nicaragua. Las otras dos hijas de Marta, Alejandra e Ivania, viajaron el domingo desde Zaragoza y Francia al conocer los hechos. Su idea es repatriar los cadáveres y, para ello, confían en tener la ayuda de la Administración. En cualquier caso, antes de eso, han de esperar a que los cuerpo sean identificados, algo que, según fuentes policiales, puede tardar varios días.
Miriam pasó todo el domingo en el Palacio de los Deportes, habilitado para recibir a los familiares y prestarles atención psicológica. El lunes, se pasó la mañana deambulando de la jefatura de policía a su piso, buscando enseres que puedan tener la carga genética de Sergio para que su cuerpo sea identificado. También transitó desde su piso al de su cuñada, tratando de recopilar cualquier elemento que acelere los trámites.
El Palacio de los Deportes fue también el lugar elegido el lunes para celebrar una concentración de la comunidad latina en Murcia. Colombianos, nicaragüenses y ecuatorianos se unieron en una marcha que después se trasladó hasta la calle en la que se encuentra Fonda Milagros, o lo que queda de ella. Representantes de la asociación Colombianos Unidos depositaron flores y velas en las inmediaciones del incendio, una zona que continúa acordonada y que los bomberos no abandonaron hasta la noche del lunes, después de 36 horas de trabajo ininterrumpido.
Los familiares y allegados concentrados en el lugar definieron Fonda Milagros como “una familia maravillosa”, el “bálsamo” que ha servido de ayuda a personas que llegaron a Murcia “a luchar por los sueños”. “Esa fonda nos recibió a todos, nos dio alegría”, decía una de las portavoces. Otra de ellas definía la discoteca así: “Nuestra casa, ese pedacito de nuestra tierra donde nos llevábamos tantas alegrías”. Los congregados quisieron dedicar un aplauso a las víctimas, a sus familiares y amigos, y también “a la familia de la Fonda Milagros”.
En las últimas horas, la labor de los bomberos se centró en apuntalar los edificios afectados por el fuego, dado que sus estructuras colapsaron hacia adentro. Eso impidió que la Policía Judicial pudiera entrar en los locales hasta última hora del lunes. Para garantizar plenamente su seguridad, y ante el riesgo de derrumbe, los bomberos han instalado un sistema de sensores capaz de detectar movimientos de la estructura de los edificios de tan solo dos milímetros, lo que activaría una alarma que previene a los agentes para que puedan abandonar el lugar.
También a última hora del lunes se dieron por concluidas las labores de búsqueda de las 15 personas cuyas desapariciones se habían denunciado: 13 de ellas se corresponderían con los fallecidos, otra más fue localizada por sus familiares en la mañana del lunes y la última fue también hallada por sus allegados en la tarde del mismo día, según confirmó la Delegación del Gobierno. En ambos casos, estas personas habían abandonado la discoteca antes de producirse el incendio.
Cuadrícula
Debido a ese mal estado de los inmuebles, la búsqueda de los cuerpos se ha realizado a través de un sistema conocido como cuadrícula. Este consiste en la división por pequeñas parcelas de la superficie de búsqueda con una separación de, aproximadamente, un metro y medio. Los bomberos escarban en el centro de cada cuadrícula en las que se acumula, aproximadamente 1,20 metros de escombro procedente del techo de la discoteca que se hundió a causa del fuego. En esa búsqueda por cuadrículas, los bomberos no han encontrado ningún cuerpo, aunque fuentes del equipo no descartan que pueda haber restos fragmentados por el impacto del derrumbe. Por ello, procederán a desescombrar toda la superficie en busca de alguna señal.
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