El “canelo” del trabalenguas en el Congreso funciona con normalidad
Los pinganillos y pantallas facilitaron la traducción simultánea sin problemas y más de 23.500 personas siguieron el debate por el canal de YouTube
Los servicios técnicos y de comunicación del Congreso no han recibido quejas o protestas significativas sobre cómo transcurrió la primera sesión de un debate en el pleno con el uso de todas las lenguas cooficiales. La Presidencia de las Cortes, portavoces y diputados de distintos partidos y representantes de diversos medios de comunicación valoraron al final de la sesión que la jornada se había completado con “gran normalidad, mayor de la esperada”. Los nuevos sistemas técnicos y de personal implantados con urgencia en apenas dos semanas para poder escuchar y hablar en castellano, catalán, gallego y euskera funcionaron sin contratiempos y ningún partido objetó nada sobre esos métodos. Vox y PP sí cuestionaron el fondo de la medida y hasta el procedimiento exprés para impulsarla. El portavoz del PP, Borja Sémper, que la había descalificado preventivamente como un “canelo”, añadió durante su alocución, en la que combinó el castellano y el euskera, que le parecía “una patochada, torpe, chapucera e interesada”.
En muy pocos días, el Congreso ha puesto en marcha una reivindicación histórica de los partidos nacionalistas para poder usar todas las lenguas cooficiales en los debates de la Cámara e incluso en el registro escrito de todas sus iniciativas, algo que no se había permitido hasta ahora con presidencias y mesas controladas por mayorías conservadoras y progresistas y que relanzó en agosto la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Una propuesta similar, registrada en junio de 2022 por hasta nueve partidos nacionalistas, fue rechazada en la anterior legislatura por el PP y por el PSOE, bajo el mandato en el Congreso de la socialista catalana Meritxell Batet. El debate del martes fue seguido en el canal de YouTube oficial del Congreso por 15.000 personas en su versión traducida (al castellano) y por 8.500 en la original, que recogía el idioma usado por los oradores.
La coyuntura política, y las necesidades de apoyos, votos y escaños ahora por parte del PSOE y Sumar de las formaciones nacionalistas vascas, catalanas y gallega han facilitado esa revisión urgente, como destacaron el martes en sus críticas intervenciones los portavoces del PP y Vox. La reforma fue aceptada y avalada por la Mesa del Congreso, controlada por la mayoría progresista, antes incluso de que pasase el martes su primer filtro de la Cámara y de que sea ratificada el jueves en su votación definitiva. Esas formas, sin consenso, fueron cuestionadas por PP y Vox, que las relacionan con un pago más a los separatistas hacia la investidura de Pedro Sánchez.
En el PSOE y Sumar no niegan esa influencia de las exigencias nacionalistas, pero ahora las valoran como una oportunidad “para que el Parlamento se parezca más al país que representa”, como apostilló en gallego el primer diputado que intervino en este debate catalogado ya como histórico, el socialista Xosé Ramón Gómez Besteiro.
Fue Gómez Besteiro el que justificó las actuales “razones políticas” de esta reforma del Reglamento del Congreso en la necesidad de “acordar para avanzar” a cambio de unos “pinganillos” y luego citó a Castelao, uno de los padres del nacionalismo gallego: “La lengua es la obra de arte de un pueblo”. Ya a la salida del debate, el diputado de Lugo insistía en que todo había transcurrido con “la normalidad de lo que ya sucede en la sociedad”, que fue el mantra que repitieron muchos parlamentarios de todo tipo de formaciones y miembros del Ejecutivo. Incluso diputados del PP admitían que habían podido seguir las discusiones formalmente sin ningún problema, pese a que su líder, Alberto Núñez Feijóo, y muchos de sus compañeros ni se pusieron las petacas traductoras ni miraban para las dos pantallas situadas en el hemiciclo para facilitar la traducción inmediata con subtítulos, que algunos lamentaron que tuvieran un tamaño pequeño para el nivel de su vista. Esa carencia parece que se solventará en breve. Las traducciones fueron elogiadas de manera generalizada por su nivel profesional.
De lo que se quejaban más algunos dirigentes del PP era del tipo de “conversación” parlamentaria que se derivará en el futuro con estos métodos en los plenos, pero sobre todo en las comisiones más técnicas, donde la variación o interpretación de una palabra puede dar un giro clave a una ley o un argumento político de fondo. Ese riesgo existe, aunque las taquígrafas recogen las palabras de la versión que escuchan en sus cascos en castellano y el Diario de Sesiones se fija varios días después con la misma empresa que ya lo hace ahora y que lo reproduce de la grabación oficial y que en el futuro lo plasmará en el idioma original y en su caso en castellano.
Los gallegos Marta Lois, por Sumar, y Néstor Rego, por el BNG, los catalanes Gabriel Rufián, por ERC, y Míriam Nogueras, por Junts, y los vascos Mertxe Aizpurua, por EH Bildu, y Joseba Agirretxea, por el PNV, coincidieron en ensalzar el “día histórico” para el Congreso y la democracia por ese reconocimiento a la pluralidad multilingüe del país. Lois y Rufián destacaron que el gasto será mínimo “en el océano de los Presupuestos” del Estado, porque supondrá la compra de 450 auriculares nuevos (53.000 euros) y 12 traductores autónomos de forma provisional. En febrero, en el siguiente periodo de sesiones, está previsto que esté instalado ya el nuevo sistema permanente.
“Un canelo”
Al diputado del PNV le sentó especialmente mal la alusión formulada el día anterior por el portavoz del PP, Borja Sémper, a que con estas reformas se estaba haciendo “un canelo” al que los populares no se iban a prestar. Se lo reprochó y le hizo constar que a lo mejor ese tipo de alusiones eran las que dejaban al PP aislado para no poder negociar con casi nadie en determinados territorios del Estado. Sémper planificó una estrategia comunicativa para contrarrestar los ataques que preveía. Reconoció el “patrimonio, riqueza y diversidad” de las lenguas del Estado, pero fue intercalando en su exposición frases en castellano y euskera para presentarse como un caso de un dirigente vasco, con hijos euskaldunes, que desmentía cualquier persecución actual o desprotección hacia esa lengua. Fue traduciendo sus frases leídas en euskera sobre la marcha para demostrar que en la sede de la soberanía nacional ya se podía intervenir sin problemas ahora no solo en castellano. Algunos diputados, como el propio Rufián, alabaron ese juego de idiomas de Sémper, aunque Agirretxea lo catalogó como “una patochada”. Los diputados de Vox, que se habían marchado del salón en cuando Besteiro pronunció su primera palabra en gallego y luego lo hicieron más veces para denunciar “la gran farsa del sainete separatista”, también dejaron el hemiciclo con malestar cuando observaron esas intervenciones multilingües de Sémper.
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