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El calculado silencio de María Guardiola en Extremadura tras las amenazas de ruptura de Vox: “Hemos pasado página”

La primera crisis de Gobierno de PP y los ultras continúa abierta 24 horas después. Mientras los populares aseguran que fue una polémica “estéril”, la presidenta regional no se pronuncia ni rectifica, como exigía su socio

Manuel Viejo
La presidenta del PP de Extremadura, María Guardiola, y el portavoz de Vox en la Asamblea de Extremadura, Ángel Pelayo Gordillo, durante la firma del acuerdo de Gobierno el pasado junio.
La presidenta del PP de Extremadura, María Guardiola, y el portavoz de Vox en la Asamblea de Extremadura, Ángel Pelayo Gordillo, durante la firma del acuerdo de Gobierno el pasado junio.Jorge Armestar (Europa Press)

Hay frases que ponen patas arriba un Gobierno. Todo ha sucedido en menos de 24 horas. Para entender los últimos movimientos de María Guardiola en Extremadura hay que viajar hasta el día de su investidura. Aquella mañana del pasado 14 de julio, la primera presidenta de esta región de más de un millón de habitantes, pronunció un discurso de 70 minutos sin apenas citar a Vox, su socio de Gobierno, a quien le debe su sillón presidencial y a quien integró en su ejecutivo con una consejería, pese a que juró que jamás lo haría ante la prensa y los votantes extremeños solo diez días antes:

—Yo no voy a regalar consejerías. Iremos a elecciones, si hay que ir.

Ningún miembro del PP, ni autonómico ni nacional, se había mostrado con tanta fiereza contra Vox. Guardiola estaba convencida de que habría una repetición electoral en Extremadura. Y una semana después, firmó el acuerdo de Gobierno con la extrema derecha y entregó una consejería de nueva creación a los emisarios de Santiago Abascal en Mérida: Gestión Forestal y Mundo Rural. Sabedora de que había incumplido su palabra y de que aquella frase contra Vox será una losa durante toda su legislatura, citó de soslayo una frase del periodista Manuel Chaves Nogales en su libro sobre el matador de toros Juan Belmonte durante su discurso de investidura, quien sabe si a modo de justificante: “En las grandes ocasiones siempre digo algo inconveniente”.

Este jueves, precisamente, Guardiola estaba de celebración. Se cumplían 60 días desde que echó a caminar el primero gobierno de coalición en Extremadura. Y, tras dos meses sin apenas conceder entrevistas —sus palabras contra Vox en junio le provocaron unas críticas internas considerables por su sobreexposición mediática, sobre todo a nivel nacional— la presidenta conversaba al fin con los dos periódicos de papel de la región, El Periódico Extremadura y el diario Hoy. En este último fue preguntada sobre cómo estaba su relación con Vox, su socio de Gobierno, ya que desde el pasado julio apenas se acuerda en sus discursos. “Mi relación con Vox”, observó, “ahora mismo es escasa o ninguna, porque estoy centrada en trabajar, en gestionar, en poner en marcha esta maquinaria que es muy grande”. Guardiola acababa de poner patas arriba, de nuevo, su relación con Vox, y, por tanto, su Gobierno.

Las declaraciones tuvieron tanto eco que llegaron hasta el Congreso de los Diputados. “Tendrá que rectificar o tendrá un gobierno muy débil o puede ser que no tenga gobierno”, amenazó la nueva portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán. El primer Gobierno de coalición en Extremadura estaba en jaque. Millán marcaba el paso de Vox en Extremadura, que todavía no se había pronunciado. El portavoz y líder en la región, Ángel Pelayo Gordillo, convocó a la prensa dos horas después de la intervención de su compañera en Madrid. Vox en Extremadura sigue siempre las directrices del partido en la capital, apenas cuenta con autonomía. Tanto es así, que el acuerdo de investidura entre Guardiola y Gordillo se firmó, precisamente, en un despacho madrileño a petición de la formación de Santiago Abascal.

La respuesta de Vox

“No son unas declaraciones acertadas”, dijo Gordillo en su comparecencia ante los medios en Mérida de este jueves. “Vox merece el respeto que tiene encomendado por parte de los votantes en Extremadura”. Y aunque en un primer momento rebajó el tono de su compañera en Madrid, exigió una rectificación:

―Si la señora Guardiola rectifica sus palabras, como estoy seguro de que lo hará, no habrá ningún peligro, por ahora, de que el Gobierno se ponga en entredicho.

―¿Le pide una rectificación?

―Naturalmente. Una rectificación facilísima. A lo mejor han sido unas declaraciones irreflexivas porque cualquiera tiene un mal momento.

No era la primera vez que Gordillo recriminaba a Guardiola su vacío hacia Vox. “Observé en su discurso alguna laguna llamativa”, le dijo durante el discurso de investidura. “No hizo apenas mención al acuerdo suscrito con nosotros”. Dos meses después, ha vuelto a suceder. Ahora, 24 horas después de la entrevista polémica, Guardiola sigue en silencio. No ha rectificado, aunque pudo hacerlo este jueves en una entrega de premios relacionados con el turismo en Cáceres.

Quien sí lo hizo fue el portavoz del PP en la Asamblea, José Ángel Sánchez, que trató de calmar las aguas de su socio, pero sin pedir disculpas, ni mucho menos rectificaciones. “Es una polémica estéril que se ha generado con un titular que ha sido malinterpretado. Hay normalidad, hay tranquilidad, hay calma”. Fuentes de Vox en Extremadura aseguran que por ahora no habrá más declaraciones. Y fuentes del PP extremeño se remiten a las declaraciones de su portavoz en Mérida. “Hemos pasado página. Somos un Gobierno unido y leal”, aseguran. Sin embargo, la primera crisis de PP y Vox no se ha cerrado. Guardiola sigue firme en su silencio. Es más, este viernes ha continuado con su agenda y ha recibido en su despacho de Mérida al alcalde de Zafra. Pero de la petición de disculpas, como ya hizo en el discurso de su investidura con Vox, ni rastro.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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