La dama cadete Borbón se pone el uniforme militar
La princesa de Asturias inicia este jueves en Zaragoza una formación militar que le enseñará táctica o cómo disparar un fusil, pero no tiene rango universitario
Este jueves por la mañana, la princesa de Asturias ha cruzado la entrada de la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza, un edificio neomudéjar de los años treinta del siglo pasado cuya fachada dominaba cuando ingresó allí su padre, hace ahora 38 años, una estatua ecuestre ya retirada de su primer director, el dictador Francisco Franco. No ha sido la primera vez que lo ha hecho. Ya estuvo allí el pasado 7 de julio, acompañando a los Reyes en la entrega de despachos a los nuevos oficiales. Pero entonces vino de visita y ahora lo hace para quedarse. Al quedarse, dejará atrás los tratamientos protocolarios y se convertirá en la dama cadete Borbón. Ese es el nombre con el que la llamarán sus jefes; al menos, hasta que el verano que viene suba un peldaño en su carrera militar y obtenga el empleo de alférez.
Sus futuros profesores aseguran que la heredera de la Corona será tratada “igual que los demás”: dormirá en una camareta con 12 camas, cuarto de baño compartido y un pupitre y un armario como únicos espacios privados; se despertará a las 6.30 con el toque de diana y se acostará a las 23.00 con el de retreta; y comerá en un autoservicio de mesas corridas con capacidad para 600 alumnos. Cambiará sus vestidos por su nuevo atuendo: tres uniformes del Ejército de Tierra (uno de faena, otro de paseo y un tercero “de época” o gala), además de ropa deportiva. Como las demás alumnas, deberá llevar el pelo recogido en un moño, trenza o coleta; solo podrá lucir una pareja de pendientes sin colgantes (algo prohibido para los varones) y tanto el maquillaje como el esmalte de uñas deberán ser “discretos”. Su único distintivo será el apellido en la galleta sobre el pecho: “Borbón”.
Los mandos de la academia aseguraban este miércoles, víspera de su llegada, que están deseando acoger a la futura Reina, ya que para el centro supone “un honor” instruir a quien está llamada a ser capitana general de los tres ejércitos. Por eso, su formación será diferente a la del resto de sus compañeros. De entrada, más corta. En vez de pasar cuatro años en Zaragoza, solo estará uno.
Hasta el 7 de octubre, cuando jure bandera, hará el primer curso y luego, hasta junio del año que viene, el segundo. A partir de otoño se alojará en una camareta con una o tres compañeras y podrá salir los viernes al mediodía de fin de semana —en vez del sábado, como al principio— si cumple los objetivos académicos, no tiene maniobras ni se encuentra arrestada. Será entonces cuando se integre en su promoción, la 82º de la General, con la que compartirá carrera militar y recibirá su despacho de teniente en el verano de 2027, cuando ya haya pasado por la escuela naval de Marín (Pontevedra) y la Academia del Aire de San Javier (Murcia) para formarse como marina y piloto.
Para acelerar su formación castrense, Leonor de Borbón solo cursará las materias estrictamente militares propias de su especialidad, infantería. Aprenderá topografía, táctica o logística y también a disparar el fusil de asalto G-36 o la pistola HK de 9 milímetros, armas reglamentarias del Ejército. Y saldrá al campo de maniobras, con frío o calor, para poner a prueba lo aprendido. Pero no cursará las asignaturas del grado universitario (ingeniería de organización industrial), cuyo título recibirán sus compañeros junto al despacho militar. Al concluir su formación castrense, deberá ir a la universidad como su padre, Felipe VI, que se licenció en Derecho en la Autónoma de Madrid. Tampoco percibirá la soldada de 417 euros que cobran los cadetes durante los dos primeros cursos, a la que ha renunciado.
Los 612 alumnos que este jueves ingresan en la AGM —entre ellos 140 mujeres, el 22,8% del total— formarán la agrupación de cadetes y, como en cualquier unidad del Ejército, se repartirán en batallones, compañías y secciones. La sección de la cadete Borbón (con una treintena de estudiantes) será su clase y a cargo de la misma habrá un capitán —o, en su caso, una capitana— que ejercerá su tutoría. Seguirá de cerca su evolución académica y psicológica, en estrecho contacto con la teniente coronel Margarita Pardo de Santayana, destinada en el Cuarto Militar de la Zarzuela. Además, como los demás novatos, recibirá los consejos de algún veterano a modo de ángel de la guarda.
Preservar la intimidad
La mayor preocupación de los responsables de la academia es preservar la intimidad de la futura Reina. Durante las dos primeras semanas, los cadetes siguen la fase de Acogida y Adaptación a la Vida Militar que incluye, además del aprendizaje de las reglas básicas de la vida castrense (del saludo a los galones), una charla sobre medidas de seguridad. En esta ocasión se hará especial hincapié en las restricciones al uso de los teléfonos móviles (prohibidos en las clases y ejercicios de instrucción), que deben depositarse en un cajón al entrar en los dormitorios. Publicar o subir a las redes sociales imágenes del interior de la academia puede ser objeto de sanción disciplinaria. Mantener el equilibrio entre el derecho de los alumnos a comunicarse con el mundo exterior y evitar filtraciones de imágenes indiscretas que afecten a la heredera es el mayor reto al que se enfrentan.
Mimetizarse entre los militares y convertirse en una más de ellos es el objetivo de la dama cadete Borbón. Para evitar que todos los focos se centren en ella, el Ministerio de Defensa y la Casa del Rey han decidido que no desfile en la parada militar del próximo 12 de octubre en Madrid. Pero no será fácil que pase desapercibida en una academia donde el retrato de su padre está por todas partes y el polideportivo, en el que los cadetes pasan gran parte de su tiempo libre, lleva por nombre desde que se inauguró, pocos años después de que el Rey se licenciara, Teniente Felipe de Borbón. “Aún no lo hemos ascendido [a capitán general]. Al polideportivo”, bromea uno de los profesores.
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