La izquierda busca la remontada final y el PP reabsorber a Vox
PSOE y Sumar tratan de remover a los abstencionistas y captar en ese 30% de votantes que deciden la última semana. Sánchez intentará empujar a Feijóo a acudir al debate a cuatro, último gran hito
”Una semana es muchísimo tiempo en una campaña”, se desgañitaba este sábado, en el mitin central del PSOE en Valencia, Ximo Puig, desbancado por un pacto PP-Vox de la presidencia de la Generalitat valenciana. Hasta un 30% de los votantes toman su decisión en la última semana, según los sondeos poselectorales. Muchos, en las horas previas. Y ahí, en ese arreón final, es donde la izquierda, que va claramente por detrás en las encuestas, deposita sus esperanzas para lograr al menos el objetivo principal en este momento: que la derecha no sume mayoría absoluta, lo que abriría la puerta a otras opciones.
Este fin de semana, tanto el PSOE como Sumar están echando el resto para intentar darle la vuelta al ambiente negativo que dejó el debate cara a cara del lunes y que empezó a mejorar después del cruce en TVE de los siete portavoces, con el que la izquierda recuperó algo de aire. La encuesta de 40dB para EL PAÍS y la Cadena SER señala que el PP logró ampliar su ventaja en los primeros días tras el debate y esa tendencia se frenó el viernes aunque el sábado los populares volvieron a crecer. Pero el PSOE y Sumar necesitan algo más que frenar caídas, tienen que darle la vuelta en los últimos días para tener opciones.
Ahora todas las esperanzas están puestas en el último duelo, el del miércoles en TVE, con Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal. Alberto Núñez Feijóo insiste en que no piensa ir, pero en el PSOE van a intentar presionarle toda la semana para que acuda y están preparándolo por si en el último momento hay un cambio de opinión sorpresivo. Fuentes del PP insisten en que no lo habrá: su campaña está decidida y el debate a cuatro nunca estuvo en la ecuación porque Feijóo no quiere darle la oportunidad a Sánchez de colocarle con Abascal en una pantalla con millones de espectadores. Serán pues el presidente y la vicepresidenta contra el líder de la ultraderecha y potencial vicepresidente en una coalición PP-Vox.
Sánchez intentó este sábado, con un acto multitudinario en Valencia y un mensaje de movilización reactivado tras unos días en los que la campaña vivió aletargada tras el debate, apelar al voto de las mujeres frente a la coalición PP-Vox, el escenario más probable si no hay una reactivación del voto progresista esta última semana. “Frente a la coalición PP Vox, aquí está el partido de las mujeres. Todas las mujeres a votar el 23 de julio al PSOE, que ninguna se quede en casa. Ni divorcio duro ni divorcio blando, la violencia de género es injustificable siempre”, clamó como alegato contra su rival, Alberto Núñez Feijóo, que planteó esa idea al hablar del líder de Vox en Valencia, Carlos Flores, condenado por violencia de género.
El presidente tiene mítines el fin de semana en plazas grandes e importantes para movilizar sobre todo a abstencionistas de izquierdas —Valencia y Barcelona— y después, lunes y martes, estará en la cumbre UE-CELAC en Bruselas para volver el miércoles al debate. Aún le quedan algunas entrevistas en radio, televisión —TVE y La Sexta— y prensa, pero el gran hito con audiencia potente será el debate, donde es previsible que cambie la estrategia del pasado lunes, donde apenas logró colocar sus mensajes. El formato también será diferente, más similar al del debate a siete del jueves y con el mismo moderador, Xabier Fortes.
Mientras, Yolanda Díaz también está acelerando su campaña en los últimos días con un enfrentamiento directo con Feijóo, incluso más duro que el del propio Sánchez. Díaz conoce bien al líder gallego del PP, con el que se ha enfrentado muchas veces, y es la única que ha hablado abiertamente en campaña de la amistad de Feijóo con el narco Marcial Dorado, un asunto que Sánchez evitó en el debate, donde solo hizo una mención muy indirecta a “los viajes” de su contrincante, que estuvo varias veces de vacaciones con Dorado en su barco y en otros sitios, según su versión porque entonces no sabía que era un narcotraficante, aunque sí era conocido como contrabandista de tabaco. Díaz también está atacando al proyecto económico de Feijóo, que cree que llevaría a España a una recesión y fuertes recortes, como en la época de la austeridad.
Feijóo, que cree que ya ha hecho todo el trabajo necesario en el posible trasvase del voto socialista, está ahora concentrado en reabsorber a votantes de Vox. Según fuentes del PP, su líder ha diseñado una estrategia centrada en el voto útil y en apretar a los que optaron por Vox en 2019 especialmente en las provincias pequeñas o medianas, donde el grupo de Abascal no tiene apenas posibilidad de sacar escaño, para que concentren su voto en el PP. “Si nos unimos todos los que queremos cambiar el Gobierno, conseguiremos 20 escaños más”, dijo Feijóo en La Rioja, un claro ejemplo de esa quincena de provincias donde el PP aspira a concentrar el voto de la derecha para arrebatar un escaño al PSOE.
En 2019, en La Rioja hubo un 2-2 para el PSOE y el PP. En Burgos, donde estuvo Feijóo el día anterior, pasó lo mismo. El PP cree que si concentra el voto de Vox puede pasar a un 3-1 para ellos en estas dos provincias. Hay otras más grandes, donde se reparten cinco o seis escaños, donde también está apretando el PP con el mensaje del voto útil.
Vox, que ya ha vivido antes este tipo de mensajes y los ha resistido, se defiende endureciendo aún más su campaña para aglutinar el voto más derechista y nacionalista español y evitar esa fuga al PP que detectan los sondeos. Este sábado Vox se lanzaba de nuevo con los mensajes más duros contra los menores no acompañados extranjeros, que según la ley tienen que ser acogidos hasta que se dé con el paradero de los padres, y no pueden ser expulsados. “Devolveremos a todos los menas a sus países. Si son niños, con sus padres”, decían los mensajes de Vox este sábado en redes. “Nosotros sí expulsaremos a los okupas, nosotros sí derogaremos la ley Celáa (de educación). Nosotros sí cumplimos” insiste la campaña de Vox para atraer al votante de derecha dura.
Los populares han asumido que el escenario de gobernar con Vox es el más probable, y el propio Feijóo lo ha normalizado, mucho más después de haber pactado con el grupo de Abascal su entrada en los ejecutivos de la Comunidad Valenciana y Extremadura y en 140 ayuntamientos, entre ellos cuatro capitales de provincia. Pero Feijóo quiere dejar reducido a Vox al mínimo para que entren en el Congreso con la menor fuerza posible e, incluso, soñar con un gobierno en solitario a pesar de que lo ven muy difícil.
Los socialistas y Sumar aún confían en una reacción final de la izquierda. “Vamos a ganar porque hemos hecho las cosas bien”, insistió Sánchez mientras su ministra de Ciencia, Diana Morant, de formación ingeniera de telecomunicaciones, resumía la historia de su familia para apelar al votante socialista clásico: “Mi yaya [abuela] murió sin saber leer ni escribir. A mi madre la sacaron del colegio en la dictadura franquista para enseñarle a coser y a lavar. Pero las dos nietas de aquella criada, gracias a la educación pública de Felipe [González] y a las becas de [José Luis Rodríguez] Zapatero hemos estudiado y somos ingenieras”. Arranca ya la última semana, la que decide, y todo indica que, mucho más que los números, cuentan las emociones, un terreno en el que el expresidente Zapatero está siendo un inesperado revulsivo.
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