Sánchez y Feijóo convierten el 28-M en un duelo de desgaste mutuo de cara a las elecciones generales
El PSOE ve en riesgo el liderazgo del líder del PP en caso de que fracase en mayo y busca debilitarlo, según un documento interno. El PP ataca la credibilidad del presidente del Gobierno
Ninguno de los dos puede permitirse un fracaso el 28 de mayo que sería fatídico para sus expectativas en las elecciones generales de apenas seis meses después. Ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, podrán abstraerse de los resultados de las autonómicas y municipales, por lo que ambos han decidido una implicación total en la campaña y no dejarán un solo territorio sin visitar. Pero a la lógica nacional que se ha adueñado de las elecciones regionales de mayo se añade, además, un componente de duelo de desgaste personal entre los dos líderes que pelearán en diciembre por La Moncloa.
Mientras Feijóo agita la bandera del “antisanchismo”, tratando de explotar el rechazo que el PP detecta que suscita el presidente en el electorado conservador, el PSOE buscará debilitar el liderazgo del jefe de la oposición lanzando la idea de que podría no sobrevivir a mayo si las cosas no le salen bien. Un documento interno de los socialistas al que ha tenido acceso EL PAÍS asegura que están preparados incluso para “un cambio de liderazgo” en el PP, un escenario que niegan tajantemente interlocutores populares de todos los niveles, pero que da idea de cómo de importante va a ser la estrategia de desgaste del adversario. El durísimo duelo de ambos líderes en el Senado esta pasada semana, plagado de ataques personales entre ambos, anticipó el tono de la campaña de mayo como una primera vuelta de las generales de diciembre.
El objetivo prioritario del PSOE será erosionar el perfil moderado de Feijóo, con independencia de las campañas personalizadas en las que los presidentes autonómicos y alcaldes reivindicarán su gestión. Del mismo modo, Feijóo y los principales dirigentes del PP cuestionarán la credibilidad de Sánchez, con la intención de deteriorar su imagen por sus acuerdos con los independentistas y Bildu y por gobernar con Unidas Podemos. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, calificó ayer en Navarra al presidente como “el rey de la mentira, la soberbia y la ineficacia” y como “un político tóxico”, en una muestra de cómo el PP ha puesto el foco en erosionar la figura de Sánchez.
La batalla es directa entre Sánchez y Feijóo, aunque las elecciones diriman el poder territorial. El PSOE pone más en juego el 28 de mayo: la presidencia de nueve gobiernos autonómicos, 22 capitales de provincia y 23 de las 41 diputaciones provinciales. El grado de exigencia del que parte el PP tras haber perdido las elecciones de 2019 es menor: Madrid y Murcia, bastiones de la derecha con dos barones muy consolidados, Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras, son las únicas comunidades donde el PP gobierna, de las 12 en juego, en las que habrá elecciones autonómicas. Y las capitales de provincia que defiende, con Madrid a la cabeza, son la mitad que las del PSOE.
Pero Feijóo, aunque ponga en juego menos poder territorial, está obligado a arrebatar a la izquierda alguna plaza de peso. Esa es la marca que le exigen sus barones si quiere vender el relato de que hay un cambio de ciclo que va a llevarle a La Moncloa. Y la que él también definió el 10 de abril en su discurso ante el comité ejecutivo del PP, cuando se comprometió a ganar en votos las municipales y verbalizó que el objetivo es que ese resultado “se traduzca en más alcaldías y en más de las tres comunidades que ya tenemos”. En ese discurso ante sus barones, Feijóo también reconoció que el PSOE iba a “aguantar mejor” en mayo que en las generales para ajustar las expectativas. En su recorrido por el país esta precampaña, el líder del PP está detectando “euforia” en los suyos, según fuentes de su entorno, lo que le preocupa porque caer en un exceso de confianza, cree, puede hacer perder unas elecciones.
Los socialistas sostienen en un documento de consumo interno que el comité electoral de campaña envió el viernes a los comités autonómicos y provinciales que el resultado de mayo podría descabalgar a Feijóo del liderazgo del PP. El texto afirma “haber detectado en los territorios y en Madrid a cargos del PP que muestran desconfianza en el liderazgo de Feijóo”. Y añade: “Esto está provocando una sensación general en la que los términos usados por el propio Feijóo en su día como ‘plebiscito’ o ‘moción de censura’ [contra Sánchez] se hayan vuelto contra él y ahora sean aplicables a la política interna del Partido Popular”. El PSOE llega a contemplar la posibilidad de que “pueda haber un movimiento interno dentro del PP ante un escenario electoral adverso el próximo 28 de mayo. La velocidad de crucero que hemos adoptado podría verse afectada por un colapso del mandato de Feijóo”. Y remachan: “A pesar de ello, venimos contemplando el escenario desde hace semanas y estaríamos preparados para un posible cambio de liderazgo”. Un extremo que rechazan en el PP, donde nadie duda de que Feijóo será el candidato en las elecciones generales de finales de año pase lo que pase.
La dirección del PP no contempla otro escenario que el de ganar las municipales, pero tampoco podría permitirse abrirse en canal otra vez a solo seis meses de las urnas. Además, una crisis como esa requeriría un acuerdo de todos los barones y Feijóo cuenta con el apoyo cerrado del presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que es su aliado estratégico y amigo, lo que dificultaría cualquier hipotético asalto desde el PP de Madrid, donde también rechazan que contemplen ningún movimiento.
Los socialistas se felicitan entretanto de haber evitado los augurios del PP de que España, que creció un 0,5% en el primer trimestre del año, se hundiría en una severa crisis económica. También han recuperado la capacidad para marcar la agenda con anuncios de gestión y con la crisis de Doñana, de la que los populares todavía no ha conseguido salir, mientras en el PP creen que les basta con percutir contra Sánchez y recordar sus errores de gestión, como los efectos indeseados de la ley del solo sí es sí. “Hacer de la vivienda un derecho y no un problema o nuestra capacidad para gestionar la economía son cuestiones sobre las que pivota el debate político del país. El PP no encuentra huecos ni tiene ahora mismo temas centrales que aportar”, afirma el PSOE.
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