Sánchez y Lula discrepan por el envío de armas a Ucrania
Los dos dirigentes celebran el fin de Bolsonaro: “Brasil ha vuelto, ahora reconstruirá lo que destruyó la ultraderecha”
Pedro Sánchez está casi tan eufórico como Luiz Inácio Lula Da Silva por la victoria del líder sindicalista brasileño y la derrota del ultraderechista Jair Bolsonaro. Los dos dirigentes, en una comparecencia conjunta en La Moncloa, han repetido varias veces la misma frase: “Brasil ha vuelto”. Es el primer viaje europeo de Lula desde su elección como presidente de Brasil, y el jefe del Gobierno español ha querido aprovechar la oportunidad para reivindicar que el gigante sudamericano vuelve al multilateralismo y a la defensa de la lucha contra el cambio climático. “Brasil ha vuelto, es una potencia global que durante años ha estado ensimismada. Nadie puede imaginarse responder al desafío de emergencia climática sin Brasil, por ejemplo”, se ha congratulado Sánchez. “He venido a España a decir que Brasil volvió, nos quedamos casi seis años aislados pero hemos vuelto. Y ahora vamos a reconstruir todo lo que destruyó la ultraderecha en cuatro años. Tenemos mucho trabajo para poner la casa en orden, pero lo lograremos”, ha rematado Lula.
Los dos dirigentes han exhibido sintonía socialdemócrata, y una misma visión del mundo, en especial en economía, pero también una evidente discrepancia en la forma de afrontar la guerra de Ucrania. Lula ha dejado clarísimo que él está en contra de enviar armas a Kiev, como está haciendo España, aunque ha admitido que la posición de Brasil es más cómoda que las de los europeos porque mientras la UE tiene frontera con Rusia ―en los países Bálticos―, Brasil está a 14.000 kilómetros. Lula quiere dirigir un grupo de países mediadores, y ha dicho que estaría encantado de que España esté entre ellos, pero parece difícil dada la gran discrepancia que hay entre Brasilia y Madrid, sobre todo en el tema de las armas, e incluso en la integridad territorial de Ucrania.
Lula, molesto por algunas preguntas sobre la posición de Brasil, ha insistido en que su país siempre ha condenado la invasión rusa. Pero se queja de que ningún país parece estar trabajando a favor de la paz, como quiere hacer él. Y mientras Sánchez dice abiertamente que Crimea —anexionada por Rusia en 2014— es Ucrania, Lula lo deja en el aire. “No soy yo quien tiene que decidir de quién es Crimea”, ha contestado a una pregunta expresa. “Son los rusos y los ucranianos los que tienen que decidirlo. Primero tienen que parar la guerra y luego empezamos a hablar. La gente se está muriendo. Primero parar y luego debatir qué es Crimea o qué papel tiene la OTAN”.
Lula tampoco ha dicho abiertamente que le haya pedido a Sánchez que deje de enviar armas ―”España es soberana para tomar esa decisión”, ha insistido―, pero sí ha dejado claro que no es su posición. De hecho, ha explicado que él paró una venta de armas a Alemania porque entendió que luego podía venderlas a Ucrania. “Yo paré esa venta. Brasil no quiere entrar en la guerra, quiere entrar en zona de paz. Espero que quede claro porque en todos los países me hacen la misma pregunta”, ha rematado, claramente molesto por las críticas a su posición.
Lula ha ofrecido una visión del mundo multilateralista, muy diferente a la de Bolsonaro, pero que le discute la primacía a Estados Unidos y se acerca a China, cada vez más influyente en América Latina. Sánchez ha promovido una reunión en Bruselas en julio de la cumbre regional entre la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (UE-CELAC), la primera desde 2015, a la que Lula ha confirmado su asistencia. La ha promovido, entre otras cosas para que la UE recupere peso en esta región y no deje que China ocupe todo el espacio. Y para eso, han coincidido Sánchez y Lula, es fundamental cerrar ya este año el acuerdo UE-Mercosur, algo que el español quiere promover en el semestre de presidencia española. “Brasil y España compartimos que la piedra fundamental para construir este vínculo es Mercosur. Hay pocos argumentos para que no se pueda llegar a ese acuerdo. Europa necesita aliados. Vamos a trabajar para superar las resistencias [de Francia]”, ha rematado Sánchez.
Lula quiere darle la vuelta por completo a la gestión de Bolsonaro. Ha relanzado vía decreto presidencial programas como Bolsa Familia (contra la pobreza), Minha Casa Minha Vida (de vivienda) o Mais Médicos (atención sanitaria en áreas desatendidas). Y por eso ha aprovechado la comparecencia para reivindicar las políticas progresistas en Brasil y en el mundo.
Sánchez, que lo escuchaba entusiasmado, también ha reivindicado las suyas y las ha comparado, aunque con las grandes diferencias sociales y económicas entre los dos países. El presidente del Gobierno ha presumido especialmente de sus políticas para reducir la desigualdad, los 45.000 millones de euros que ha puesto encima de la mesa para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, y en especial los últimos anuncios sobre vivienda pública. El Ejecutivo sigue sin ofrecer detalles sobre las 20.000 viviendas que se construirán en terrenos del Ministerio de Defensa, de las que aún no hay siquiera ubicación, pero Sánchez ha dejado muy claro que estarán repartidas por toda España. “Defensa tiene propiedades en toda España, así que habrá vivienda pública en toda España. Daremos la ubicación cuando se apruebe en el Consejo de Ministros”.
Sánchez también ha aprovechado la comparecencia para pedir a los empresarios que se sienten a negociar con los sindicatos un aumento salarial para corregir la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. “Estamos viendo que los beneficios empresariales crecen por encima de las rentas de los trabajadores. Nosotros hemos asumido nuestra responsabilidad, la patronal tiene que asumir la suya”, ha rematado el presidente español, visiblemente satisfecho por una visita que remite a su propia agenda política y a su batalla para convencer a los votantes de que la izquierda gobierna mejor la economía y la derecha y la ultraderecha son un peligro para las rentas de la mayoría de los ciudadanos.
Los Reyes reciben a Lula
Tras su encuentro en La Moncloa, Lula y su esposa, Rosângela Lula da Silva, han acudido al Palacio Real, donde los Reyes les han ofrecido un almuerzo oficial. En su discurso, Felipe VI ha elogiado la “respuesta firme y unívoca” de la sociedad y las instituciones brasileñas ante el intento de asalto a los poderes del Estado que los bolsonaristas protagonizaron el 8 de enero; y ha añadido que dicha respuesta “fue una muestra de la salud de la democracia en Brasil”, en cuya defensa ha llamado a no “bajar la guardia”.
El Rey, cuyas intervenciones públicas son supervisadas por el Gobierno, ha marcado las líneas rojas a la iniciativa de mediación que Lula promueve para Ucrania, subrayando que, para que la paz “sea duradera, debe sustentarse en el respeto al Derecho Internacional y a sus principios más valiosos, los de soberanía nacional e integridad territorial. Por eso”, ha apostillado, “España ha rechazado firme y sostenidamente la injustificable agresión de Rusia en todos los foros internacionales”.
Finalmente, Felipe VI ha prometido el apoyo de España y de Europa en el empeño del nuevo presidente brasileño por garantizar la protección de las poblaciones indígenas y evitar la deforestación de la Amazonia —”queremos que sepa que no está solo en esa inaplazable tarea que concierne a todos los países”, ha dicho a su invitado—. El Rey ha añadido que, bajo la presidencia española de la UE (en el segundo semestre del año), proseguirán los esfuerzos para alcanzar un acuerdo de libre comercio entre el club comunitario y Mercosur; y le ha planteado el interés en que se reintroduzca la oferta obligatoria de clases de español en el programa de la enseñanza media brasileña, informa Miguel González.
Consulte la declaración conjunta del presidente de Brasil y del presidente del Gobierno de España. Si no puede leerla, pulse aquí.
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