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La polémica por la ‘ley del solo sí es sí’ sobrevuela el debate sobre la ‘ley trans’ en el Senado

La Cámara alta da luz verde también a la reforma del aborto, que deberá volver al Congreso para su aprobación definitiva

La ministra de Igualdad, Irene Montero, este miércoles en el Senado. Foto: FERNANDO SÁNCHEZ (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Paula Chouza

El choque en el Gobierno por la Ley de Libertad Sexual, conocida como la ley del solo sí es sí, ha sobrevolado este miércoles el debate en el Senado de otras dos normas fundamentales del Ministerio de Igualdad: la reforma del aborto y la ley trans. Después de más de 12 horas de sesión plenaria, y con un tono encendido por momentos, los textos impulsados desde el departamento de Irene Montero han salido adelante en la Cámara alta, pero deberán regresar al Congreso para su aprobación definitiva al haberse introducido enmiendas. La última polémica entre los socios ha servido a las derechas de PP y Vox para cargar contra la ministra, presente durante casi toda la jornada en el hemiciclo, e incidir en la herida abierta entre los socios. En su intervención final sobre la ley trans, que tensionó al máximo la coalición a final de año por la autodeterminación de género, Montero ha lanzado una advertencia: “Sabemos que encontrará resistencias para su aplicación”, una vez publicada en el BOE.

El reconocimiento explícito a esa futura oposición a la norma, como defiende el ministerio que ha ocurrido con una “minoría de jueces” en la aplicación de ley del solo sí es sí, ha estado precedido de cuatro horas de debate enrarecido. La senadora de Vox Yolanda Merelo tachó la norma de un “auténtico despropósito”, “acientífica” y “totalitaria”. La parlamentaria alertó de que la ley introduce cambios “que van a desencadenar una cascada de consecuencias nefastas”, y en sus palabras, “difíciles de parar”. “Pero luego ustedes con decir “esto no lo habíamos previsto”, se lavan las manos y ya está”, ha disparado contra la ministra en alusión a las 400 rebajas de condenas y la veintena de excarcelaciones a agresores sexuales que se han producido desde que la ley de libertad sexual entró en vigor.

La crisis desatada en el seno del Ejecutivo por la modificación de esta norma fue también una de las líneas de discurso reiteradas por el popular Jaime de los Santos. “El problema lo tiene con sus socios de Gobierno”, quiso subrayar antes de preguntar intencionadamente si es “violencia política” el que el PSOE “machaque” ahora la que iba a ser para ella “una de sus medidas estrella”.

“Hoy haremos justicia a pesar de la caverna”, ha defendido en sentido contrario el senador de Compromís, Carles Mulet, quien tras desplegar una bandera del orgullo trans en la tribuna de oradores, ha expresado su “solidaridad” por el “ataque personal continuo” sufrido por Montero.

Varios grupos criticaron durante el debate que tanto esta norma como la reforma del aborto hayan sido tramitadas por el procedimiento de urgencia. Según puso de manifiesto el parlamentario de Geroa Bai, Koldo Martínez, ambas leyes estaban “necesitadas” de “debate pausado, reflexión tranquila y deseo de consenso”. En Ciudadanos, Miguel Sánchez cuestionó “por qué no han querido escuchar a todas las expertas”, antes de aludir como ejemplo a la exvicepresidenta socialista Carmen Calvo, opositora a la norma.

La aprobación de la reforma del aborto, que tiene por objetivo garantizar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en la sanidad pública y eliminar la exigencia de permiso paterno para las menores de 16 y 17 años, se produce el mismo día en el que el Tribunal Constitucional deliberaba sobre la sentencia del recurso presentado en 2010 contra la ley de plazos impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Entre otras modificaciones, la ley ha introducido una enmienda del PSOE para impedir que las mujeres que deseen abortar se vean sometidas a prácticas no científicas para condicionar su decisión, como escuchar el latido del feto o ver una ecografía 4D. Es decir, evitar iniciativas como la liderada por Vox en Castilla y León. Aunque las críticas más feroces han sido para el Gobierno —“proyecto innecesario, precipitado, que no tiene consenso social ni político”, definió el popular Antonio Román—, el cruce entre las derechas se produjo a cuenta del protocolo antiabortista del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, cuya existencia negó el PP en respuesta a las críticas de una senadora socialista. “Lo único que tiene son unas declaraciones de una persona que ha demostrado que no sabe de lo que habla, pero que ustedes por puro interés político utilizan para prolongar esta polémica estéril”, arremetió Patricia Rodríguez Calleja contra el vicepresidente Juan García-Gallardo. “Señorías del PP, ¿de qué tienen miedo?, ¿de que el latido del feto ponga en evidencia su tibieza o de que los votantes conservadores que aún les quedan descubran que realmente no defiendan sus ideas?”, planteó Merelo desde Vox.

“El PSOE no está muy contento ni con la ley trans ni con la ley del solo sí es sí ni con la ministra Montero”, incidió en la brecha entre los socios Román, que destacó que “el mal ya está hecho” y “culpabilizó” de ello al presidente Pedro Sánchez.

En dos breves intervenciones, al final de cada debate, la titular de Igualdad enumeró algunos avances de sus leyes y aseguró que sin derechos sexuales y reproductivos, las mujeres “no son ciudadanas de pleno derecho”. Contenida, Montero evitó responder a los señalamientos de los portavoces y solo interpeló a los senadores en una ocasión, cuando una parte del hemiciclo estalló en carcajadas al escuchar de su boca la fórmula “compañeres”. “Podrían tener otra reacción que no sea la burla al reconocimiento, después de muchos años de lucha, de las identidades no binarias”, reprochó. “Intenten acercarse a esas personas y comprender que necesitan ser identificadas”, recomendó la ministra.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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