El juez pide un examen psiquiátrico del supuesto yihadista detenido por los ataques en Algeciras

Joaquín Gadea, el juez de la Audiencia Nacional que investiga el presunto ataque yihadista de Algeciras (Cádiz) del pasado miércoles, ha ordenado que se realice un examen psiquiátrico a Yassin Kanjaa, el único arrestado por el asesinato del sacristán Diego Valencia y las heridas infligidas a otras cuatro personas. Según ha comunicado el órgano judicial, el magistrado quiere que dos forenses exploren al arrestado para analizar su “imputabilidad”. Kanjaa, de nacionalidad marroquí y 25 años, se encuentra actualmente en prisión preventiva, después de que el propio Gadea decretara el lunes su reclusión. En la resolución donde daba luz verde al encierro, el instructor señalaba que el sospechoso se había radicalizado presuntamente en apenas un mes y que era “consciente” de sus acciones.

En su auto de este martes, Gadea indica que el reconocimiento médico de Kanjaa se practicará “con pleno respeto al derecho de defensa del arrestado y con su consentimiento previo”. “Para ello, el juez oficia a la clínica forense de la Audiencia Nacional para que dos médicos realicen un examen psiquiátrico al investigado”, ha detallado el tribunal en una nota, donde añade que el instructor también ha ordenado recabar el informe de la autopsia del sacristán asesinado y la citación de 16 personas como testigos. Entre ellas, los heridos en el ataque, a los que se ofrecerá ejercer acciones como perjudicados.

El instructor acordó el ingreso en prisión provisional y sin fianza de Yassine Kanjaa, investigado como presunto autor del asesinato a machetazos del sacristán Diego Valencia y por herir a otras cuatro personas tras atacar dos iglesias de la ciudad gaditana. El arrestado declaró el lunes ante el juez en un sumario abierto por presunto yihadismo. El fiscal Emilio Miró le imputa delitos de asesinato terrorista, de intento de asesinato y de lesiones.

El análisis psiquiátrico del sospechoso se convertirá en una pieza clave de la causa. La Policía ya ha investigado si Kanjaa, sobre el que pasaba una orden de expulsión, tenía “algún tipo de trastorno mental”. Fuentes del Ministerio del Interior marroquí afirmaron la pasada semana que el veinteañero recibió tratamiento en un centro psiquiátrico de Tánger, sin ofrecer más detalles. También precisaron que su nombre no constaba en los registros de antecedentes judiciales y policiales de Marruecos. En su pueblo de origen, Ued el Marsa, cerca de Tanger, sus vecinos repetían que “la droga le comió el coco”.

Al ordenar su ingreso en prisión provisional, Gadea analizó los indicios recabados contra él y concluía que se había radicalizado en apenas un mes y medio tras experimentar un proceso de autoadoctrinamiento. Además, el juez añadió que Kanjaa era “consciente” de su conducta, “tiene definidos sus objetivos” y eligió a sus víctimas de “forma deliberada”. “Reconoce que su intención era matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia”, apuntó el magistrado, que especificó que igualmente arremetió “contra un marroquí al que considera infiel, al creer que era converso y al que agredió con intención de matarle”.