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El ‘santuario’ comunista de Pompeyo, el jubilado detenido en Miranda de Ebro por mandar cartas pirotécnicas

El hombre, que ha sido enviado a prisión por terrorismo, tenía en su vivienda imágenes del Che, Lenin o La Pasionaria, y guardaba prensa castrista y propaganda prosoviética

Varios agentes conducen detenido a Pompeyo González, el pasado 25 en Miranda.Foto: VINCENT WEST (REUTERS)
Juan Navarro

La vivienda de Pompeyo González Pascual, el jubilado de Miranda de Ebro (Burgos) acusado de enviar, a finales del año pasado, una tanda de cartas con material pirotécnico a ministerios, embajadas y a La Moncloa, ha revelado la obsesión del detenido por la ideología comunista. El hombre, de 74 años, guardaba un póster de La Pasionaria en el armario de su habitación, tenía un llavero del Che Guevara, simbología de Lenin y múltiples libros y recortes de periódicos sobre hitos revolucionarios del comunismo, tanto rusos como cubanos, e incluso españoles, según el acta de registro elaborada por la Policía Nacional. En el domicilio, en el número 2 de la calle del Clavel de Miranda de Ebro (35.000 habitantes), se ha hallado también material explosivo como el que usó en las misivas y que causó heridas a un empleado de seguridad de la embajada de Ucrania. El despliegue se realizó con máximo cuidado por temor a una reacción violenta, si bien el acusado mostró una actitud apacible y nada alterada. Este viernes ha comparecido ante un juez de la Audiencia Nacional, que ha dictado su ingreso en prisión por delitos de terrorismo.

El acta de registro elaborada por los investigadores, a la que ha accedido EL PAÍS, recoge cómo obraron los agentes en la mañana del miércoles en la casa del detenido. El estudio del coche de Pompeyo González, que vivía solo y apenas mantenía relaciones sociales, no mostró nada significativo más allá de una cizalla y un libro en la línea de los que almacenaba en el inmueble. República, guerra y campos de concentración: memorias de un anarquista bilbaíno, se titulaba el ejemplar, guardado en la guantera. En el maletero había pintura. En el momento de la detención, el hombre apenas reaccionó al despliegue policial. Primero les dijo a los policías: “Se han equivocado”.

La documentación recogida apunta a que este exfuncionario de 74 años estaba ideando artefactos con mayor potencia deflagrante (que provocan llama) que los que había remitido hace un mes. De aquellos, solo el enviado a la embajada ucrania causó heridas leves a un trabajador; el resto fueron neutralizados por las Fuerzas de Seguridad antes de que se activaran. En el acta del registro de su vivienda se ha etiquetado como indicio C-23 un dron Dji Mavic 2, un modelo ya descatalogado de algo menos de un kilo de peso pensado para grabar imágenes desde el aire y con capacidad para volar durante media hora.

El registro, iniciado poco antes de las 10.30 de la mañana del pasado miércoles, concluyó que en la habitación del jubilado había un póster de la dirigente comunista española Dolores Ibarruri, La Pasionaria, y otro en homenaje al día internacional de la mujer trabajadora. La inspección en la cocina permitió dar con unas bolsas de plástico fino como las que podría haber utilizado para rellenar de distintas sustancias las cartas deflagrantes. En el salón, Pompeyo guardaba 11 tubos cilíndricos y otros de metal.

El hombre disponía de una imagen enmarcada del histórico dirigente soviético Vladímir Ilich Ulianov, Lenin, líder de la revolución bolchevique de 1917, y un llavero con la efigie del cubano Ernesto Che Guevara con su lema “Hasta la victoria siempre”. La conexión con el castrismo llegaba también mediante ejemplares del periódico Granma, fechados en 1988. El arrestado disponía de páginas del desaparecido diario La Gaceta del Norte sobre el alzamiento fascista de 1936 o crónicas sobre victorias rusas y austriacas en 1917 durante la I Guerra Mundial, además de libros sobre voluntarios mirandeses en la División Azul.

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Más recientes eran las hojas del Diario de Burgos sobre la presentación del libro Matar al Rey o informaciones sobre atentados de ETA. Los policías han requisado cámaras de vídeo y varias tarjetas de memoria y el teléfono móvil de este individuo, muy activo en redes sociales. Entre sus propiedades había un taladro cerca de “virutas de acero metálico”, el dron, un cortatubos, una sierra y dinero en efectivo. El registro policial terminó en el trastero de Pompeyo González, donde apenas había un sofá viejo y algunas herramientas.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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