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MAFIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

La caza del fantasma de Messina Denaro en España

La Guardia Civil ha buscado al capo mafioso en Málaga y Levante desde 2015. Creyeron identificarlo dos veces: en una foto de una boda en Sicilia que llevó a vigilar un restaurante en Marbella y en un sospechoso del que se obtuvo el ADN

Matteo Messina Denaro, en el momento de su arresto en Palermo, el lunes . Foto: REUTERS | Vídeo: REUTERS
Íñigo Domínguez

Matteo Messina Denaro, arrestado este lunes en Palermo, ha sido un fantasma durante 30 años en Italia, pero también en España. Ha sido uno de los países que las autoridades italianas más han barajado como posible escondrijo. La Guardia Civil lo ha buscado pero nunca ha dado con él, aunque ha seguido varias pistas, según relatan fuentes del instituto armado. En dos ocasiones ha rastreado en Málaga a alguien que podía ser él, y también ha seguido una pista en una capital de provincia de Levante. En 2014, la Guardia di Finanza italiana facilitó una foto de alguien que pensaban que era el capo más buscado, una imagen tomada en una boda en algún lugar de Sicilia, de un hombre vestido de forma elegante para la ocasión, con una corbata azul y una flor blanca en el ojal. Indicaban que podía estar en Málaga, pero nunca lo encontraron. Más tarde, hacia 2020, fue la Guardia Civil quien dio con una persona que era clavada al retrato robot que se manejaba entonces. El problema es que su apariencia era lo único que encajaba, lo demás no: era de origen italiano, pero llevaba mucho tiempo viviendo en España, además frecuentaba tranquilamente un bar, sin ninguna cautela especial, y tenía algún problema psiquiátrico. Aun así, los Carabinieri también se asombraron de su parecido físico y creían que podía ser él. Agentes italianos vinieron a España, consiguieron obtener del sospechoso una muestra corporal y compararon su ADN con el de la hermana de Messina Denaro, Anna Patrizia, en prisión desde 2013. Pero no era él. Siempre se ha sospechado que podía esconderse en España, por lo menos en algunos periodos, pero nunca se ha podido constatar. A pesar de los indicios, al final se escurría entre los dedos. Salvo en una ocasión, que se sabe con certeza que estuvo en Barcelona.

Messina Denaro, que sufre de estrabismo, se operó de los ojos en la clínica Barraquer de Barcelona en 1994, según han desvelado las investigaciones italianas y confirman fuentes policiales españolas. Entonces llevaba ya un año fugado y reclamado por la justicia de ese país, pero las autoridades italianas aún no eran conscientes de su importancia en Cosa Nostra. No estaba en el radar. De hecho, según la prensa italiana, se registró con su propio nombre. La clínica barcelonesa no da ninguna información al respecto: “Somos un centro hospitalario y los datos de pacientes son totalmente confidenciales, no podemos confirmar ni desmentir esa información”. En aquel momento la Guardia Civil siguió esa pista, pero sin resultado.

Las operaciones de más entidad se producen en los últimos años, cuando Messina Denaro es el criminal más buscado de Italia. A partir de 2008 las fuerzas de seguridad de ese país comienzan a trabajar con la Unidad de Huidos de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil en la caza de mafiosos italianos en España, sobre todo de los clanes de la Camorra, que han ido instalándose en el país desde hace décadas. Los Carabinieri, muy reacios a compartir información por la posibilidad de filtraciones y siempre temerosos de topos de la mafia, comenzaron a confiar en sus colegas españoles y estrecharon lazos. Por eso en 2015 pensaron que les podían ayudar en su objetivo más importante, la captura del capo de Cosa Nostra. Tenían pistas de que podía estar en España. La Fiscalía de Palermo confirmó entonces a EL PAÍS que había informaciones que lo indicaban.

Dos agentes de la unidad viajaron a Palermo, con miembros de la Fiscalía Anticorrupción. Fue un paso sin precedentes para las fuerzas de seguridad españolas para incorporarse al corazón mismo de la lucha contra Cosa Nostra. De camino a la ciudad desde el aeropuerto, los Carabinieri les invitaron a detenerse en uno de los lugares que simboliza su difícil misión, el monolito de la autopista a Palermo que recuerda dónde fue el atentado del juez Falcone, su mujer y su escolta, en 1992. Es una de las muchas masacres y homicidios, más de medio centenar, en las que estuvo implicado Messina Denaro en la terrorífica guerra del clan de los Corleoneses contra el Estado italiano. Se reunieron luego con el fiscal jefe de la ciudad, Nino Di Matteo, uno de los héroes de la lucha contra la mafia en los últimos años, que vive casi de forma monacal y con escolta las 24 horas. “Fueron cuatro días brutales, bajo una vigilancia blindada. Los de seguridad subieron antes a revisar las habitaciones del hotel. Un día para cenar, reservaron todo el restaurante”, recuerda uno de los agentes. Es entonces cuando les mostraron la foto de ese hombre en una boda. La Fiscalía italiana creía que viajaba a veces a Málaga y señalaba una posible vía de investigación: un conocido restaurante de lujo de Marbella que importaba todo el aceite y el vino de Castelvetrano, el pueblo de Messina Denaro. Una casualidad, o no, que era rara, y podía ocultar algo más. Contactos, redes de blanqueo. La clave era ver si el sospechoso aparecía por allí.

Dos agentes de la Guardia Civil, ante el monumento del lugar del atentado del juez Falcone, cerca de Palermo, en su viaje a Sicilia en el transcurso de la investigación.
Dos agentes de la Guardia Civil, ante el monumento del lugar del atentado del juez Falcone, cerca de Palermo, en su viaje a Sicilia en el transcurso de la investigación.
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Dos agentes fueron a comer al restaurante el primer día para echar un vistazo. Se quedaron de piedra al ver los precios de la carta y hasta llamaron a su jefe para ver si lo cubría el presupuesto, porque podía salir por unos 250 euros. Les dijo que adelante. Luego llegó el propietario en un Bentley descapotable. Es un empresario italiano afincado desde hace veinte años en Marbella, conocido y muy bien relacionado en la zona, que se fue hacia ellos y les preguntó directamente si eran policías. Dijo que no era la primera vez que iban por allí. A pesar de ese comienzo luego se desarrolló una intensa labor de verificación del dueño del local y sus empresas, sus coches de lujo, barcos. Era todo perfectamente legal. La unidad vigiló el local durante un tiempo, pero el hombre de la foto nunca apareció por allí.

Para profundizar más era necesario un gran despliegue de medios pero los indicios eran tan mínimos que se decidió cerrar la investigación. “Desde el punto de vista italiano, que es su prioridad absoluta, se agarran a cualquier detalle y lo miran a fondo, habría tenido sentido dedicar los recursos que hicieran falta, pero en España no podíamos ir más allá”, relata un responsable de la operación. Nunca se supo si el hombre de la foto era o no Messina Denaro. Ahora, una vez conocido su verdadero rostro, los investigadores se inclinan a pensar que no era él.

La siguiente operación fue con ese segundo hombre que guardaba un gran parecido con el capo de Cosa Nostra, pero que se cerró con un resultado negativo. Después ha habido otro trabajo de investigación en los últimos años en una capital de provincia de la costa de Levante. Los ROS de los Carabinieri (Raggruppamento Operativo Speciale), la unidad especial contra el crimen organizado, volvió a contactar entonces con la Guardia Civil para proporcionales una pista que llevó a vigilar una zona y empresarios italianos. Atendiendo a la obsesión de los Carabinieri por mantener la investigación en el círculo más cerrado posible, la unidad de la UCO trabajó solo, sin recurrir a las unidades territoriales. Este lunes los agentes del equipo se levantaron con la noticia del arresto de Messina Denaro. “Teníamos la ilusión de pillarlo nosotros, pero lo justo con la historia es que sea el Estado italiano. Si a sus antecesores los arrestaron al lado de su casa, era de esperar que sucediera igual, y así ha sido”, concluyen responsables de la unidad. Aún es un misterio si el último capo de los Corleoneses pasó o no por España en los últimos años.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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