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El robo de una botella de whisky de 5.000 euros que delató al ladrón del restaurante Atrio

Constantin Dumitru, en prisión por sustraer supuestamente 45 botellas de vino con un valor estimado de 1,6 millones de euros del afamado local de Cáceres, es juzgado por el hurto de un frasco de escocés de alta gama

Constantín Gabriel y Priscila Lara Guevara en el restaurante Atrio el día del robo de 45 botellas de vino, el 27 de octubre de 2021.
Patricia Ortega Dolz

Constantin Dumitru, el supuesto ladrón de las 45 botellas de vino del hotel y restaurante Atrio de Cáceres, valoradas en 1,6 millones de euros, se presentó este martes por videoconferencia desde la cárcel a un juicio en el Juzgado de lo Penal Número 4 de Madrid. Se le juzgaba por, presuntamente, haber robado una botella de whisky escocés de 5.000 euros en Lavinia, un local ubicado en la llamada Milla de Oro de la capital, en el número 16 de la calle de Ortega y Gasset, en pleno barrio de Salamanca. Supuestamente, este hurto se produjo el 7 de mayo de 2019, dos años y medio antes del que tuvo lugar en Atrio, el 27 de octubre de 2021. Fue precisamente siguiendo la pista del primer robo como la Policía comenzó a seguir los pasos de este ciudadano rumano-holandés de 47 años, que junto a su novia, una exmiss mexicana de 28 llamada Priscila Guevara, se han convertido en protagonistas de uno de los robos más mediáticos de los últimos tiempos.

En el vídeo del día de los hechos se puede ver a un hombre con gorra, gafas de pasta, camisa blanca, chaleco acolchado y vaqueros, que entra acompañado del dependiente en la cava, “la zona más exclusiva del local” y a la que se accede mediante el uso de la huella dactilar del personal autorizado. La grabación se registró a través de las cámaras de la tienda de vinos, a la que Dumitru aseguró que solía ir ocasionalmente “a comprar y a tomar vinos y tapas” porque por aquel entonces vivía en la cercana calle de General Díaz Porlier.

En la grabación se observa que, durante varios minutos, el hombre permanece en el lugar, mira unas botellas, y después se oculta justo debajo de la cámara, que es movida al menos en dos ocasiones, aunque no pierde el enfoque. El dependiente entra y sale mientras el cliente permanece en esa zona. Nadie más sale ni entra de la cava en esa franja de tiempo. En un momento dado, un brazo aparece en la imagen, lleva una camisa blanca como la del cliente, y coge una de las botellas de un expositor, sin que llegue a distinguirse en la imagen qué bebida contiene. “Es un whisky escocés, muy caro, que estaba allí ocasionalmente, aunque no es su lugar habitual, precisamente por su valor”, señala el encargado de la tienda. Acto seguido, ambos, el cliente y el empleado, salen de la cava con las manos libres, vacías, sin portar botella alguna.

Calvo y con mascarilla

Dumitru, complemente calvo y cubierto con una mascarilla desde su silla de la cárcel de Cáceres, donde permanece como su compañera en prisión preventiva, niega que sea él la persona que aparece en esas imágenes. “Yo solía ir a esa tienda con frecuencia, no puedo recordar si fui el día en que se cometió ese robo”, respondió a las preguntas de su abogada, tras negarse a contestar a las de la Fiscalía. Sin embargo, una de las empleadas le recordó perfectamente cuando volvió, el 8 de agosto de 2019, a comprar unas botellas de vino con su hija. “Era él, sin duda”, dijo tras haber visionado las grabaciones y haberle reconocido como un cliente habitual. “Enseguida llamé a la Policía tal y como se había indicado que hiciera si volvía a aparecer”, explicó. A los pocos minutos, Dumitru y su hija, que le acompañaba, estaban siendo conducidos a comisaría. Él, acusado de hurtar una carísima botella de whisky escocés que, como los vinos robados en el restaurante Atrio, no ha vuelto a aparecer. De ella no hay ni rastro.

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La defensa ha advertido: “No hay botella, no se le ha tomado declaración ni llamado a declarar al dependiente que atendió al presunto autor del hurto el día de los hechos y que podría haber aclarado si notó algo raro, si el cliente tenía algún acento extranjero, si su aspecto e indumentaria coincide con el de las imágenes grabadas, dónde y cómo podría haberse llevado la botella escondida, o si la pudo dejar en algún otro lugar, incluso si la compró junto a las otras que se llevó y sí pagó ese día”. Y ¿si no vemos de qué botella se trata en las imágenes, si no sabemos de qué es, si no consta en esta causa inventario alguno de la tienda en el que aparezca que ese whisky tan caro estaba entre los productos ofrecidos por este comercio, si tampoco consta la factura de la compra de esa botella por parte de la empresa que gestiona el establecimiento, entonces no queda acreditado que esa mercancía estuviese en la tienda antes de que se produjeran los hechos, sencillamente nos lo tenemos creer”, argumentó la letrada.

El juicio quedó visto para sentencia. Dumitru se enfrentará próximamente a otra vista similar en Cáceres por el millonario robo del hotel-restaurante Atrio, que la Policía ligó a él por el modus operandi, el de “un ladrón de botellas caras”.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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