Paz Esteban, la directora cesada por el ‘caso Pegasus’, pide la baja voluntaria en el CNI
La primera mujer que dirigió el espionaje español pone fin a una carrera de 39 años en el servicio secreto
Paz Esteban López, la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que fue cesada en mayo pasado como consecuencia del escándalo Pegasus, ha pedido la baja voluntaria en el servicio secreto, según han confirmado fuentes de su entorno a EL PAÍS.
Esteban ingresó en la agencia de espionaje en 1983, cuando se denominaba Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa), por lo que le faltaba solo un año para cumplir cuatro décadas en el centro. Con 64 años de edad, estaba próxima a la jubilación y, como exsecretaria de Estado, tiene derecho a cobrar una indemnización equivalente al 80% del sueldo durante un máximo de dos años. En los meses transcurridos desde su cese ha trabajado en la sede central del servicio secreto en Madrid, cerca de su sucesora y vieja conocida, Esperanza Casteleiro.
La hasta entonces máxima responsable del centro de inteligencia fue destituida el pasado 10 de mayo, solo cinco días después de su comparecencia a puerta cerrada en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, donde reconoció que 18 dirigentes independentistas —incluido el presidente de la Generalitat catalana, Pere Aragonès— habían sido espiados por el CNI. Lo habían sido, subrayó, con escrupuloso respeto a la legalidad. Esteban entregó a los diputados las órdenes judiciales que autorizaban las escuchas, firmadas por el magistrado del Tribunal Supremo que controla las actividades del CNI. En cambio, negó que el organismo hubiera ordenado escuchas masivas o indiscriminadas y se desvinculó de los casos de otros 48 independentistas cuyos móviles, según el laboratorio de la Universidad de Toronto (Canadá) Citizen Lab, habían sido atacados con el programa espía israelí Pegasus.
El Gobierno defendió en todo momento la legalidad de las escuchas, aunque aseguró desconocer su existencia, pero, en cambio, responsabilizó implícitamente a la directora del CNI de la “enorme brecha de seguridad” que supuso descubrir que los móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los ministros de Defensa, Interior y Agricultura también habían sido infectados con el programa Pegasus en junio y julio de 2021, en el momento culminante de la crisis con Marruecos.
Estaban se negó a presentar la dimisión, por considerar que hacerlo suponía admitir que las escuchas a los líderes independentistas eran ilegales o que el CNI era responsable de la seguridad del móvil de Pedro Sánchez y sus ministros, una tarea que correspondía a la Presidencia del Gobierno. Finalmente, Sánchez optó por destituirla, aunque la ministra de Defensa, Margarita Robles, presentó el cese como una “sustitución” y, para garantizar la continuidad en el centro, puso al frente del mismo a su jefa de Gabinete, Esperanza Casteleiro, con un perfil muy similar al de su antecesora: ambas habían sido secretarias generales del CNI, un centro en el que ingresaron juntas cuando casi no había mujeres y donde fueron compañeras durante más de tres décadas.
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y analista de inteligencia exterior, Esteban fue jefa del gabinete del entonces director, el general Félix Sanz Roldán, entre 2010 y 2017, cuando ascendió al cargo de secretaria general, equivalente a número dos del centro. En julio de 2019, tras cumplir su segundo mandato de cinco años, Sanz dejó el puesto y Esteban lo sustituyó interinamente, ya que el Gobierno estaba en funciones y no podía cubrir la vacante. En febrero de 2020, una vez constituido el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Podemos salido de las elecciones generales de noviembre de 2019, el Consejo de Ministros, a propuesta de la ministra de Defensa, la ratificó como directora del CNI, convirtiéndose en la primera mujer al frente del servicio secreto español desde la creación del Cesid, en 1977. En mayo de 2002 se refundó como Centro Nacional de Inteligencia. Con motivo del 20 aniversario de esta efeméride estaba previsto celebrar en mayo pasado un acto solemne presidido por el Rey, pero la crisis del caso Pegasus y el cese de su directora obligaron a cancelarlo.
Desde que dejó la dirección del servicio secreto, Esteban ha mantenido la misma discreción que cuando estaba al frente del mismo. Su única aparición pública se produjo el 29 de setiembre, cuando recibió la medalla de oro de la asociación Dignidad y Justicia, que preside Daniel Portero, hijo del fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Luis Portero, asesinado por ETA en Granada en octubre de 2000. En el acto, Esteban reivindicó la labor constante y callada realizada a lo largo de los años por los agentes del CNI en la lucha contra el terrorismo y expresó su orgullo por pertenecer a una institución “que no tiene ni debe tener color político. Una institución a la que siempre perteneceré”, apostilló, aunque ya no pertenece a ella desde el punto de vista administrativo.
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