Olona exigió ser portavoz nacional de Vox y el partido lo rechazó y le pidió que “bajara el pistón”
“Este es el fin del camino, le deseamos lo mejor en lo político”: así confirmó Espinosa de los Monteros la ruptura con la indicación de Abascal
El camino y la aventura política entre Vox y una de sus estrellas más mediáticas, Macarena Olona, se rompió definitivamente este jueves dramática y públicamente. El portavoz parlamentario de la formación ultra, Iván Espinosa de los Monteros, compareció en el Congreso y lo oficializó: “Este definitivamente es el fin del camino, le deseamos lo mejor en lo político y nos tendrá siempre y a mí personalmente a su disposición para cualquier asunto personal”. No fue una exposición casual, ni individual de Espinosa, que había recibido antes la indicación para actuar así del líder de Vox, Santiago Abascal. Pero sí resultó traumática y dolorosa. Espinosa había sido el miembro de la dirección de Vox que hace 10 días se entrevistó con Olona y le reclamó que “bajara el pistón” si pretendía volver en el futuro a la primera línea política, pero la exdiputada demandó ser ya “la portavoz nacional de la formación para toda España”, según fuentes directas conocedoras de esa conversación. Vox lo rechazó.
La historia de amor y “vértigo” entre Vox y Olona, como ella la definió, comenzó en marzo de 2019 y acabó abruptamente este jueves, tres años y medio más tarde, tras varios desengaños y avisos públicos a lo largo de todo este pasado verano. Fue la propia Olona la que reveló el año pasado, en el Executive Forum, que en aquella fecha Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros contactaron con ella a través de la plataforma LinkedIn para sumarse a un proyecto entonces ya muy cuestionado por sus ideas más ultras. Olona ya había tenido algún acercamiento, durante su etapa de abogada del Estado en el País Vasco, hacia el PP, pero esas ofertas no fructificaron. Finalmente, entró en Vox, se sondearon varias opciones para encabezar listas provinciales para las generales de ese año 2019 y ahí apareció como número uno por Alicante.
Ya en el Congreso fue designada por Abascal y Espinosa como su número dos y secretaria general del grupo y en estos años se convirtió, por su contundencia, formación y estilo parlamentario, en una de las estrellas del partido. Hasta opacar a otros dirigentes. Era la que se trabajaba y firmaba los numerosos recursos de inconstitucionalidad registrados por Vox y la que se medía, en las sesiones de control, sucesivamente con diferentes vicepresidentas del Gobierno de Pedro Sánchez. Esos duelos eran de los más esperados y recordados en esos plenos. En muchas ocasiones por sus excesos. Trabajaba para Vox, era una de las líderes mediáticas de Vox, participaba en las campañas territoriales de otros compañeros de Vox, pero “no era consciente de que vivía en la burbuja del Congreso, del Parlamento”, reconocen fuentes de la formación.
Los problemas orgánicos y de disciplina de lo que significa formar parte de un partido, en este caso además de una formación tan controlada por una cúpula muy restringida, los descubrió durante la campaña que encabezó para las elecciones autonómicas andaluzas del 19 de junio. Su nombre llevaba sonando meses, pero fue al final Abascal el que personalmente le asignó ese cometido. “Fue a partir de salir de su entorno en el Parlamento nacional cuando vio que la realidad de Vox era otra muy distinta”, confirman fuentes cercanas a la exdiputada. Y añaden que no se esperaba lo que sucedió en esa campaña. “No fueron solo las intromisiones del secretario general, Javier Ortega Smith y de su gente, es que no le permitieron hacer actos sin la presencia de Abascal, que en esos días estaba siempre en el Congreso, se le limitó la agenda propia y ahí comprobó que en Vox no se estornuda si no lo autoriza Abascal desde Madrid”, remachan algunas personas cercanas a Olona.
En la entrevista que concedió Olona este jueves al diario Abc, y que sirvió de excusa a Abascal y Espinosa para romper con ella, la ex secretaria general de Vox en el Congreso ya apunta en varias ocasiones contra Ortega Smith y le señala como uno de los responsables de haber convertido a esa formación en un proyecto excluyente. También denuncia que cuando pidió este verano una reunión con Abascal para explicarle personalmente todas esas quejas se activó su linchamiento y “la maquinaria de triturar carne” contra ella.
Ese tipo de frases y fuertes acusaciones fueron las que llevaron a Abascal a autorizar a Espinosa de los Monteros a oficializar la ruptura con Olona y comunicarle, por vía indirecta, que no mantendrá como ella pretendía ninguna reunión bilateral con ella. “A la vista de las cosas que se están publicando, a la vista de cómo está siendo utilizada por todos aquellos que quieren hacer daño a un proyecto como Vox, que lleva ya ocho años, que tiene cuatro millones de votantes, que tiene 70.000 afiliados, que tiene muchos voluntarios que hacen un trabajo diario silencioso, abnegado, y entregado. A la vista del daño que se está haciendo a través de ella, lo que podemos decir es que este definitivamente es el fin del camino. Le deseamos lo mejor en lo político, nos tiene a su disposición para cualquier asunto personal, lo digo con enorme dolor y con enorme cariño”, fue literalmente la declaración de Abascal en boca de Espinosa.
Iván Espinosa de los Monteros no pudo ni quiso ocultar así su sentimiento de pesar personal, por el tiempo en el que colaboró tan estrechamente en el Congreso con Olona. Este jueves volvió a comentar, como ya había hecho esta misma semana el martes, que no abundaría en más declaraciones sobre un tema que inicialmente quiso rebajar a la categoría de información propia de “la prensa rosa”. Espinosa, además, había sido el único miembro de la dirección de Vox que había mantenido un contacto personal con la afectada hace 10 días durante un encuentro en Madrid, según confirmaron a EL PAÍS diversas fuentes conocedoras de la cita. Fue allí cuando Olona le comunicó a Espinosa, y por tanto a Vox, que quería volver a la política nacional activa tras haber explicado el pasado 29 de julio, 14 días después de tomar posesión de su acta de diputada en el Parlamento andaluz, que dejaba su escaño y esa actividad por un problema médico ajeno a su voluntad.
Los planteamientos registrados en esa charla difieren en algunos matices, según las fuentes consultadas. No en el fondo: Olona quería retomar ya su carrera política nacional. El problema era el cómo y el cuándo. Según el entorno de Olona, ella solo pidió ser “la portavoz nacional de Vox, sin cargo, pero sí volver a la primera línea, para estar de nuevo al lado de los españoles que le han mostrado tanto su apoyo en estos años y especialmente en estos últimos meses”. No se aceptó esa propuesta. Según la dirección de Vox, “Olona reclamó con urgencia volver al Congreso, ya no como diputada porque perdió su escaño, pero sí con algún cargo interno en el grupo, para ayudar a recuperar la unidad interna en el partido”. Tampoco se asumió esa idea, entre otras razones porque la cúpula de Vox sostiene que no hay ninguna división interna en la formación. Desde Vox sí se le trasladó que sería “bueno y conveniente, para su futuro, bajar el pistón de sus intervenciones públicas, espaciar más sus exposiciones, dedicarse estos meses a hacer conferencias, y repensar con tranquilidad cómo podría retomar su carrera política”, tanto en las municipales de mayo (como candidata por Granada, por ejemplo) o para las siguientes generales. Olona dará este viernes una conferencia en la Universidad de Murcia sobre la defensa y los derechos de las libertades del Tribunal Constitucional y La inconstitucionalidad de los estados de alarma y el lunes compartirá un almuerzo en Sevilla con el exbanquero Mario Conde.
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