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El rey emérito cumple dos años expatriado y sin planes de regreso

La infanta Cristina y algunos nietos visitan a Juan Carlos I en el segundo aniversario de su salida de España

Juan Carlos I, a su llegada al Club Naútico de Sanxenxo, el pasado 20 de mayo.Foto: SAMUEL SÁNCHEZ | Vídeo: EPV
Miguel González

El Rey emérito abandonó este martes la lujosa villa donde reside, en la selecta isla Nurai (Emiratos Árabes Unidos), para comer en un restaurante en compañía de su hija menor, la infanta Cristina, y de algunos de sus nietos. Esta vez, según fuentes del entorno de Juan Carlos I, no estaba su hija Elena, que le visitó hace pocos días. Las dos hermanas se turnan para acompañar a su padre y aliviarle de la dolencia que más le pesa: la soledad. La visita habrá servido para hacerle más llevadero el segundo aniversario de su salida de España, el 3 de agosto de 2020, con el objetivo de evitar mayores daños al prestigio de la Corona.

Cuando decidió trasladarse, “en estos momentos, fuera de España”, como decía la misiva que dirigió a su hijo Felipe VI, pensaba que su ausencia sería breve, apenas unas vacaciones estivales prolongadas con retorno a finales de septiembre, cuando se esperaba que quedaran despejados los nubarrones de su horizonte judicial. Sin embargo, las investigaciones abiertas por la fiscalía del Supremo se fueron demorando y pasaron 20 meses hasta que, en marzo de 2022, el Ministerio Público decidió archivarlas; no porque no hubiera constatado la existencia de delito, sino porque la inmunidad de Juan Carlos I mientras fue jefe del Estado le blindaba ante cualquier acusación. En realidad, las dos regularizaciones ante Hacienda que, por valor de 678.393 euros y 4,4 millones respectivamente, había realizado su abogado suponían un reconocimiento implícito de que el anterior jefe del Estado cometió fraude fiscal. Tres meses antes, en diciembre de 2021, la Fiscalía suiza ya se había adelantado a dar carpetazo a la investigación sobre el origen de los 65 millones de euros que el rey saudí entregó al Monarca español y este acabó transfiriendo a su amante Corinna Larsen.

La desaparición de la espada de Damocles que pendía sobre el rey emérito pareció despejar el camino para su regreso, pero el primer ensayo resultó un fiasco. “El show que se ha montado no se puede volver repetir”, aseguran fuentes del entorno de Juan Carlos I que le dijo su hijo durante la conversación que ambos mantuvieron el 23 de mayo en La Zarzuela.

El anterior Jefe del Estado había llegado a Sanxenxo (Pontevedra), la misma localidad donde pasó su última noche en España antes de salir hacia Abu Dabi, el jueves 19. Venía a pasar el fin de semana en casa de su amigo Pedro Campos y participar en las regatas preparatorias del campeonato del mundo de vela de la clase 6MR, que ganó a bordo del velero Bribón en Finlandia en 2019. Sin embargo, su visita se convirtió en un espectáculo televisivo, con transmisiones en directo cada vez que llegaba o salía del puerto deportivo. Frente a un Gobierno que le pedía que diese explicaciones por haber cometido fraude fiscal, el rey emérito contestó a los periodistas: “Explicaciones ¿de qué?”. Lejos de mostrar arrepentimiento, se le veía encantado de reencontrarse con sus amigos y disfrutar de un fin de semana practicando una de sus aficiones favoritas.

Fuentes próximas a Juan Carlos I aseguran que el programa de su visita se acordó, punto por punto, con la Casa del Rey; incluido el polémico hecho de que fuera primero a Sanxenxo y solo después acudiera a Madrid para reunirse con su hijo. Una de las condiciones que más complicaron su estancia fue precisamente el veto a que el rey emérito pernoctase en La Zarzuela, con el argumento de que esta no solo es la residencia de la Familia Real sino también la sede de la Jefatura del Estado.

Las mismas fuentes admiten que hasta última hora Juan Carlos I no confirmó que viajaría a España a bordo de un jet privado, un Gulfstream G-450 fletado a una compañía angoleña, lo que acentuó la imagen de que vive como un potentado, aunque sea a costa del mandatario de Emiratos, el jeque Mohamed Bin Zayeb.

La consecuencia inmediata de la primera visita del rey emérito fue la suspensión de la segunda, prevista para dos semanas después —con motivo de la celebración de la copa del mundo de vela de la misma categoría—, también en Sanxenxo, y el aplazamiento sine die de cualquier plan de retorno.

Las fuentes consultadas aseguran que Juan Carlos I está bien de salud —con los achaques propios de sus 84 años y sus problemas crónicos de movilidad— y se ha acomodado a residir en el Golfo. Otras causas le aconsejan guardar la distancia: la investigación fiscal abierta por Hacienda, aún con cabos sueltos: y la demanda civil planteada en Londres por Corinna Larsen, que busca una indemnización millonaria.

En la carta que remitió a su hijo en marzo pasado decía que había decidido mantener su residencia “permanente y estable” en Abu Dabi, aunque viajaría “con frecuencia” a España. De momento, con menos frecuencia de lo que esperaba.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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