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Feijóo advierte de que Sánchez usará resortes del Estado “para frenar el clamor de cambio que se masca en las calles”

El líder del PP considera la sentencia del Supremo por los ERE como “la mayor corrupción de la historia democrática”. La portavoz del PSOE, Pilar Alegría, le recuerda que el PP es el “único partido condenado por financiación ilegal”

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional este martes.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional este martes.FERNANDO ALVARADO (EFE)
Javier Casqueiro

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, prometió al llegar, para presentarse y diferenciarse de la etapa apocalíptica de su antecesor, Pablo Casado, que no le encontrarían en los insultos y el clima de crispación que preside hace tiempo la política española. Este martes, para despedir la temporada ante su Comité Ejecutivo Nacional, repitió que su “objetivo” es no ser ni parecerse en nada al presidente, Pedro Sánchez. Luego hiló una intervención llena de ataques contundentes y descalificadores hacia el jefe de Gobierno, le tachó de “soberbio”, le cuestionó por dirigir un ejecutivo “débil, sectario e irresponsable” y avivó la especie de que para sortear “el clamor de cambio que se masca en las calles” Sánchez usará “todos los resortes del Estado” y la “potencia comunicativa” del Ejecutivo.

La táctica es antigua y la han usado muchos políticos a lo largo de la historia. Se repite varias veces que no se dirá una cosa, no se insultará y no se acusará de algo para, a continuación, incluir la acusación o el ataque y señalar que nunca se caerá en esa tentación. Feijóo, que aprendió esos métodos de grandes maestros de la oratoria parlamentaria en la Galicia de Manuel Fraga o Xosé Manuel Beiras, los usó este martes ante la cúpula de su partido para despedir el curso político antes del verano y salir al paso de la condena por parte del Tribunal Supremo por los ERE a “dos expresidentes de la Junta de Andalucía, expresidentes del PSOE, que lo fueron durante 14 años, y 16 ex altos cargos de gobiernos socialistas condenados por corrupción”. Tras el pormenorizado detalle de la sentencia sobre la que denominó “la mayor corrupción de la historia democrática”, Feijóo elaboró luego una teoría sobre que la mayoría de los cargos y políticos de todos los partidos son honrados y honestos.

En noviembre de 2019, cuando la Audiencia de Sevilla concretó su sentencia sobre el caso ERE, Feijóo era presidente de la Xunta de Galicia y tras un semanal Consello de Gobierno declaró que le parecía “demoledora y triste”, pero también que lo “sentía de verdad” por lo que suponía para el expresidente andaluz José Antonio Griñán, ahora condenado a seis años de cárcel: “Lo siento por Griñán, me parece que es una persona que no se caracteriza por ser corrupta, pero es una víctima del aparato del PSOE”. Este martes denominó los ERE como “el mayor caso de corrupción de la historia democrática” y lo cifró “en 680 millones de euros de importe económico probado”.

La portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Pilar Alegría, le ha recordado a Feijóo que el PP es “el único partido condenado por financiación ilegal” y que él no ha dado “ninguna explicación” sobre esos casos. Y ha comentado incluso dónde había comparecido este martes el líder popular: “Esta mañana mismo ha hecho usted una rueda de prensa en una sede que está pagada con financiación ilegal. Por respeto a la ciudadanía de este país, pudor”.

Alegría ha lamentado “unos hechos que nunca tendrían que haberse producido”. Y ha destacado la “integridad” de los expresidente andaluces cuya condena ha ratificado el Supremo. “Ni Griñán ni Chaves, en ningún momento, se beneficiaron de nada, reitero, de nada”. En el PSOE, añadió Alegría, se “defiende la honestidad” de ambos expresidentes porque es algo que no pone en duda el partido.

El preámbulo de Feijóo le sirvió de introducción para comparar sus principios y los del PP, envuelto en numerosos procesos y casos de corrupción y cuyo líder entiende que son cosa del pasado a no comentar, con un panorama de la España gobernada por Pedro Sánchez que costó diferenciar de las descripciones catastrofistas que pintaba habitualmente su antecesor, Pablo Casado. El líder del PP comenzó por asegurar que percibe “un sentimiento mayoritario en las calles de España de no continuar por el mismo camino ni con el mismo gobierno” y arropó esa impresión personal “con un clamor que se masca en las calles de España” y que, reconoció, alguna vez se notó también sobre gobiernos de su partido, “pero nunca antes como ahora”.

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Feijóo percutió mucho sobre la idea del “clamor de cambio en todos los territorios, que comparten jóvenes y mayores, en todas las familias”. Entiende en el actual Ejecutivo falta “rigor y seriedad”, “se ocultan los problemas”, “se miente a sabiendas a la gente” y se “vive al día”. Y concluyó: “Así no podemos seguir”. El presidente del PP no avanzó más sobre qué opciones le quedan para evitar la continuidad de un Gobierno de coalición que ha sacado más de 150 iniciativas y reformas en el Parlamento y que cuenta habitualmente con el apoyo de una holgada mayoría en las Cortes. Sí retrató a ese Gabinete como “un suflé que antes o después acabará desinflado” y que ya “se ha venido abajo”.

Para el dirigente popular, la única ideología de los componentes del Gobierno de Sánchez es “resistir en sus cargos” en un escenario de “contradicciones y chantajes que acaban aflorando” y “con una lucha de egos que sonroja”. Feijóo rescató la palabra “guirigay”, tan propia de Mariano Rajoy, para descalificar al actual Ejecutivo.

El presidente del PP arremetió contra Sánchez por “soberbio” y por no respetar “ni a los suyos, caiga quién caiga”, en una alusión directa a la reciente remodelación que el secretario general del PSOE ha aplicado en el partido para afrontar la etapa final y electoral de este mandato con más tensión ante las elecciones programadas para 2023. A Feijóo le extraña que en el PSOE que él conoció y que constata que ya no existe “nadie se rebele” contra Sánchez. Y enumeró los ajustes y nombramientos planteados en esta legislatura por el líder socialista: cuatro portavoces parlamentarios, tres jefes de gabinete y 39 ministros.

Fue ahí cuando Feijóo aseguró que Sánchez y su entorno “van a elevar el tono, el insulto, y usarán todos los resortes del Estado para frenar el cambio”. Comentó que no se explica “cómo España sigue en pie” y afirmó que para el presidente el reto de recuperar la iniciativa “es imposible, porque España no le escucha, porque no le cree”.

Después de todos esos epítetos y calificativos parecería inviable que Feijóo se autodefiniese como un ejemplo de serenidad, pero lo hizo. “No somos más de lo mismo”, sentenció. Formuló un recado a todos los cargos, nacionales y locales, para que “marquen la diferencia” y sigan el camino “inconformista y responsable” de “cambio de formas y de fondo” que él cree haber marcado en estos cuatro meses de su liderazgo. Y apeló al final a “no perder la cohesión interna” para no caer en la resignación y ganar las próximas elecciones. El líder del PP acabó avisando a los suyos de que no existe “el efecto Feijóo”, de que el PP ahora no es una “yo, yo, yo” sino un “nosotros” y prometió como buen peregrino gallego que sabe cuál es el camino para que nadie les frene para ganar y gobernar por mucha “potencia comunicativa” que tenga el actual Gobierno.

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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