La izquierda niega el fin de ciclo
La gestión autonómica y municipal será un baluarte para los socialistas en mayo
En escaños y en votos. El PP vive desde hace semanas aupado en un índice de autoestima política que no recordaba. Su posición es la de ganador por encima del PSOE en actas parlamentarias y en sufragios electorales. Este es el momento que retrata 40dB. en su barómetro del mes de julio para EL PAÍS y la Cadena SER, según el cual las derechas se aproximan a la mayoría absoluta. Sin necesidad de grandes esfuerzos en discurso y proyectos, el PP crece, frena el ascenso rápido que llevaba Vox, se queda con la mayor parte del electorado que fue de Ciudadanos y capta a votantes que en las anteriores elecciones se decantaron por el PSOE. El estudio demoscópico coincide con los temores y agobios del Gobierno, aunque se cree capaz de revertir la situación. Los instrumentos de política económica y protección social serán sus bazas.
El reconocimiento internacional de la solidez del vínculo atlantista de España, tras la cumbre de la OTAN en Madrid la pasada semana, no hace sino remachar la importancia geoestratégica del país. Pero no todo son parabienes ni ventajas para el Gobierno. No entusiasma, sino que atemoriza a potenciales votantes socialistas, la renacida división mundial entre bloques. La constatación de que el agresor es el presidente de Rusia, Vladímir Putin, al atacar con los peores usos en la guerra a Ucrania, con masacres sobre la población civil, no lleva sin embargo al fervor por el aumento de los recursos para Defensa. Los muertos en la frontera de Marruecos con Melilla tampoco ayudan a que sectores progresistas señalen al PSOE como fuerza a la que apoyar con el voto. En torno a un 20% de votantes que se colocan en la izquierda se declaran abstencionistas, y es en el campo socialista donde sobresale esta actitud, según el estudio realizado por 40dB.
Nada que ver con los ciudadanos del ámbito de la derecha, muy movilizados. No es de extrañar que en el argumentario del PP sobresalga la mención permanente a que Pedro Sánchez se acerca indefectiblemente al final de ciclo. En menos de un año las candidaturas socialistas tendrán que afrontar campañas regionales y municipales con el altavoz del PP de que votar al PSOE es apoyar a Pedro Sánchez. A muchos les parecerá bien, pero el equipo del nuevo líder de la derecha, Alberto Núñez Feijóo, piensa en la izquierda desencantada. Los cuatro presidentes autonómicos que han ido a elecciones en tiempo de pandemia han repetido. Esa dinámica puede acompañar también en el bloque de 12 elecciones que se celebrarán en mayo; siete socialistas. La confianza del PSOE en sus alcaldes es muy alta por su gestión durante la pandemia y la continuidad de sus políticas de cercanía.
Cuánto influirá la política nacional en esos comicios no es mesurable en estos momentos en los que la izquierda está sumida en la desmovilización. Las medidas económicas para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, no hacen mella en los ciudadanos, según sobresale en el trabajo demoscópico citado.
No hay autoengaño en el Gobierno al reconocer, según los interlocutores consultados, que no es fácil ilusionar cuando se toman medidas, siempre escasas, para tapar agujeros o paliar situaciones precarias.
Tampoco le va mejor en solitario a Unidas Podemos, aunque se verá en las próximas semanas qué impacto produce la presentación este próximo viernes del espacio Sumar de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Sus dificultades objetivas para ampliar espacios se incrementan por las desavenencias con la parte socialista del Gobierno y con los dirigentes de Unidas Podemos.
En los últimos días hay cierta tranquilidad en este último campo y algo menos con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El trágico episodio de los inmigrantes y las explicaciones gubernamentales, con énfasis en la presión migratoria que sufre Marruecos, complican el apoyo de Unidas Podemos al Gobierno y de Díaz; por ellos y por sus posibles votantes. Aun así se escuchará el viernes a Díaz infundir ánimo a los desesperanzados con la izquierda. Lo ha empezado a hacer ya Sánchez, por su lado, como señaló en su entrevista del domingo a EL PAÍS, al proclamar que los progresistas no van a darse por vencidos; y se incluyó. El PP, mientras tanto, seguirá con el discurso de fin de ciclo.
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