La pista de esquí fantasma en un secarral de Valladolid vuelve al juzgado
La Audiencia reabre la causa por prevaricación en ‘Meseta ski’, un proyecto frustrado para Villavieja del Cerro, que costó 12,5 millones de euros
El plan era tan rompedor como chocante en un secarral castellano: construir una pista de esquí seco en una ladera de Villavieja del Cerro (Valladolid, 80 habitantes). La idea, presupuestada por la Diputación con cuatro millones de euros, pretendía atraer a esquiadores con planchas como las de las pistas de hielo navideñas en una loma donde los inviernos dejan mucho frío y poco copo. El proyecto comenzó en 2006, la construcción se elevó hasta los 12,5 millones y acabó deslizándose en los tribunales durante años: la justicia ordenó su desmantelación, investigó corrupción y ahora la Audiencia Provincial de Valladolid ha reabierto la causa por prevaricación. El recinto, cerrado, deja ver los restos de la instalación, donde lo más parecido a la nieve artificial en polvo es la calima que flota estos días en el aire.
Un lacónico vigilante pasea por los terrenos, donde la diferencia de tamaño entre los pinos y los pimpollos evidencia que estos se plantaron hace pocos años, tras una sentencia que ordenó retirar las pistas ya construidas y reforestar el suelo. Tres gatos merodean entre hierbajos bajo inmensos focos que nunca iluminaron este parque fantasmagórico. El inmueble para atender a los usuarios sirve para almacenar césped sintético y maquinaria inutilizada. Tras él, una de esas enormes iglesias con cigüeña que destacan en las pequeñas pedanías donde reinan el adobe y el declive.
El caso vuelve a los tribunales porque la Audiencia considera no prescrito el posible delito de prevaricación contra cinco encausados, que el juzgado de primera instancia sí apreció vencido, de la Diputación (de mayoría del PP) y de Sodeva, la empresa pública ejecutora del proyecto. Sí ha archivado una supuesta malversación de caudales públicos y falsedad documental. Emilio Martínez, abogado de Ecologistas en Acción, plataforma que junto al grupo político Toma la Palabra (escisión de Izquierda Unida) comandó la judicialización del proyecto, tilda de “ocurrencia” promover “una estación de esquí seco en un pueblo perdido de la meseta castellana”. El cacareado plan de juntar ocio y nieve generó un dislate: “Todo huele mal, pensaron que hordas de turistas vendrían a comer torreznos y bajar por una miserable ladera”.
La operación comenzó en Villavieja del Cerro en marzo de 2006 e incluyó viajes a gastos cubiertos por Sodeva para que los acusados visitaran pistas en Inglaterra y Francia, traducidos en propuestas que fueron elevando la factura. Javier Gutiérrez, miembro del grupo medioambientalista, explica junto a las vallas que con sus alegaciones lograron paralizar las obras, que llegaron a estar completas al 93%. Además, denunciaron que se operaba sobre un terreno quemado y contra la Ley de Montes. El juez les dio la razón, pero toparon con las Cortes de Castilla y León, que declararon Meseta Ski como proyecto de interés regional, aunque no sirvió para salvarlo. En octubre de 2010 el magistrado ordenó al Ayuntamiento de Tordesillas, de quien depende Villavieja, derribar el conjunto, medida que ratificó el Tribunal Superior de Justicia autonómico. Que el Tribunal Constitucional también reprobara la estación desarmó el anhelo de impulsar el esquí en unos humildes oteros.
En Villavieja se respira silencio tanto por el hastío hacia el tema como por la falta de vida en las calles. La alcaldesa pedánea remite a Tordesillas, cuyo regidor, Miguel Ángel Olivera (PP apoyado por Vox), entiende “cuestionable” que se construyera en un paraje inapropiado y los sobrecostes en una iniciativa frustrada: “Hay que esclarecer si hubo responsabilidades en lo ocurrido y si se puede aprovechar la zona para otros usos deportivos”. La Diputación expresa su “respeto a la justicia” hasta resolverse el asunto. Apenas dos hombres que faenan en una nave charlan tras pedir anonimato: “Solo somos dos señores del pueblo”. “¿Tú eres periodista o ecologista?”, preguntan, y censuran que “los ecologistas tienen la culpa [del fiasco de Meseta Ski]; estaba todo hecho”, sin tener en cuenta las irregularidades formales del plan. Ambos reprochan que la Diputación, “que tenía mucho dinero”, lo dilapidara así. Tampoco quieren fotos, y señalan al esqueleto del conjunto de esquí que corona el cerro de su pueblo: “Hacedle fotos al cadáver”.
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