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Sánchez se enfrenta a una lluvia de críticas de sus socios y de la derecha

Unidas Podemos, el PP y los aliados más habituales del Gobierno reprochan la falta de información sobre el acuerdo con Rabat

PSOE conflicto Sahara
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en la sesión de control al Gobierno del pasado 9 de marzo.Emilio Naranjo (EFE)

El PSOE acrecentó su soledad tras el giro del Gobierno con el Sáhara Occidental. Las críticas arreciaron sobre Pedro Sánchez desde todo el arco parlamentario en uno de los momentos más delicados de la legislatura para el Ejecutivo, con la amenaza en ciernes de una inflación de dos dígitos y las protestas de sectores como el de los transportistas, agricultores y ganadores. El PP, Unidas Podemos y los aliados más habituales del Ejecutivo coincidieron en sus reproches por el inesperado cambio de postura respecto a la excolonia española mientras se abría paso el temor a la respuesta de Argelia, el principal suministrador de gas de España. La llamada a consultas de su embajador en Madrid por la “traición histórica hacia el pueblo saharaui” agitó aún más una política nacional ya de por sí revuelta por los precios de la energía y de otros productos de primera necesidad, desbocados tras la invasión de Ucrania.

En vez de resolverse, los frentes se le acumulan a Sánchez dentro y fuera del Gobierno tras su apuesta por cerrar la crisis con Marruecos asumiendo el proyecto de autonomía de Rabat para el Sáhara. El futuro líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acusó al Gobierno de actuar con “temeridad” tras un “cambio drástico” que no fue consultado con su partido. La principal fuerza de la oposición cerró filas con La Moncloa en la crisis de Ucrania —incluso le respaldó en la bronca del PSOE con Unidas Podemos por el envío de armas—, pero el estatus de la antigua colonia ha provocado la primera brecha con Feijóo en política exterior. El presidente gallego recalcó que se trataba de una “decisión unilateral” del Gobierno, una opinión que comparten en Unidas Podemos.

El entorno de Yolanda Díaz y del resto de dirigentes del grupo confederal le echan en cara al PSOE que ni siquiera les informó previamente del giro de 180 grados sobre el Sáhara. “No compartimos en absoluto el giro que se ha producido por parte del PSOE”, afirmó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. “Desconozco por qué se ha pegado este giro, las formas no son correctas y el fondo tampoco lo comparto. Yo siempre trabajo con lealtad con el presidente del Gobierno y las decisiones que son tan importantes siempre las comparto con él”. Díaz apeló a una “reflexión conjunta” del Gobierno de coalición “para estar a la altura de las circunstancias de este momento histórico”.

El exvicepresidente Pablo Iglesias, en un durísimo artículo en la revista digital Ctxt, calificó el episodio de “puñalada” de Sánchez. Pese a todo, tanto Iglesias como el resto de dirigentes de Unidas Podemos aseguraron que el enfrentamiento con el PSOE no pone en peligro el Gobierno de coalición.

La Fundación FAES, laboratorio de ideas del PP que preside José María Aznar, coincidió con Feijóo en destacar que fuese el Palacio Real de Marruecos el primero en hacer saber a los españoles la nueva postura del Gobierno español. En un editorial publicado titulado Sánchez y el Sáhara, ni fondo ni forma, la fundación considera que “asumir la posición de Rabat sobre el Sáhara es asumir, a la vez, una derrota política y diplomática de grandes proporciones”. Y continúa: “Atribuir a esta decisión del Gobierno español el efecto de cerrar la crisis que abrió hace 10 meses con la entrada masiva de ciudadanos marroquíes en Melilla, es rehabilitar la estrategia de presión ilegítima ejercida por Rabat. Presentar este vuelco diplomático como una concesión necesaria para que Marruecos tapone la presión migratoria sobre nuestro país revela una vulnerabilidad en el Gobierno que España no merece”. La fundación también vaticinó una “previsible crisis con Argelia”, confirmada horas después con la retirada del embajador de ese país en Madrid.

El Gobierno guardó silencio durante todo el día frente a las críticas que le llovían del conjunto del espectro político. Fue el PSOE el que salió al paso para restar importancia a los reproches del socio minoritario del Ejecutivo y rechazar que la coalición esté en peligro. “Evidentemente, habrá algunas discrepancias, pero lo fundamental es que el Gobierno de coalición está fuerte y seguirá adelante hasta las próximas elecciones generales dentro de dos años”, afirmó la vicesecretaria general de los socialistas, Adriana Lastra. La número dos del PSOE insistió en que el nuevo posicionamiento “responde a las necesidades” españolas, marroquíes “y también de una parte del pueblo saharaui”. La corriente Izquierda Socialista mostró su “desacuerdo” con el cambio de posición del Gobierno y defendió “la necesidad de contar con la voluntad del pueblo saharahui para cualquier solución”.

El malestar por la decisión concitó una reacción casi unánime y poco frecuente. 11 formaciones políticas, entre ellas socios habituales del Ejecutivo (como ERC, PNV y EH Bildu, y Junts per Catalunya, PDeCAT, Más País, Compromís, Nueva Canarias, Coalición Canaria, CUP y BNG), registrarán este lunes una petición conjunta de comparecencia de Sánchez en el Congreso. Román Rodríguez, presidente de Nueva Canarias, uno de los aliados más seguros del Gobierno, expresó “el más absoluto de los rechazos” al vuelco en la política de España. El presidente catalán, Pere Aragonès, tildó la decisión de “error con consecuencias importantes, especialmente sobre el pueblo saharaui”. “Es necesaria una rectificación y retornar a la defensa del referéndum de autodeterminación del Sáhara como herramienta para la resolución del conflicto, de acuerdo con la ONU”, instó.

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