Draghi y Sánchez promueven un nuevo eje del sur europeo que presione a Alemania para que acepte limitar los precios de la energía
El presidente lanza una ofensiva en España y en Europa y el viernes estará en Roma con el italiano, el portugués y el griego para acudir después de Berlín a ver a Scholz
Dos semanas de vértigo político y económico para tratar de tapar el enorme boquete creado por las consecuencias de guerra de Ucrania. Pedro Sánchez y todo su Gobierno, incluido el sector de Unidas Podemos, con Yolanda Díaz al frente, desplegarán una ofensiva con viajes y reuniones con presidentes, grupos políticos, patronal y sindicatos para lograr un gran acuerdo en España y la UE para hacer frente a las consecuencias de la guerra. La parte más difícil, la que intentará Sánchez, implica convencer a los socios europeos para que en el próximo consejo del 24 y 25 se apruebe un cambio profundo en el mercado energético de la UE que implique, por una parte, desacoplar el precio del gas del de la electricidad, como viene reclamando España hace meses, y, por otra, permitir a los países que establezcan topes máximo al precio de la electricidad.
Sánchez se verá en una semana con presidentes de ocho países y viajará a cinco de ellos (aunque es posible que la lista se amplíe), Eslovaquia, Italia, Alemania, Irlanda y Rumania, para intentar rematar la negociación que ya comenzó en Versalles y la semana pasada y que, sin embargo, es compleja sobre todo por las resistencias de Alemania. Este miércoles el presidente español recibirá en Madrid al primer ministro de Croacia, Andrej Plenković y después viajará a Bratislava para encontrarse con su homólogo eslovaco. El jueves viajará a Bucarest, la capital de Rumanía. Y el viernes el presidente empezará la jornada en Roma con el italiano Mario Draghi y el portugués António Costa con el griego Kyriakos Mitsotakis conectado por videoconferencia porque está contagiado de covid y la terminará en Berlín con el canciller, Olaf Scholz. El martes 22 viajará a Dublín, y el jueves 24 ya estará en Bruselas para la cumbre.
La más importante de estas reuniones es la de Roma, donde podría cerrarse un frente sur potente para unir posiciones en el asunto energético y otros -también está pendiente la decisiva negociación sobre las nuevas reglas fiscales- y así acudir con las fuerte a Bruselas. Es un giro relevante en el caso de Draghi, que hasta ahora había apostado por intentar aprovechar su peso específico en Europa después de haber dirigido el BCE para huír del frente del sur y centrarse en el eje franco-alemán como si Italia pudiera ser un miembro más de ese privilegiado club que marca las directrices en Europa. Pero al final, los intereres de Italia, como pasó en su momento con Mario Monti y Mariano Rajoy o con Giuseppe Conte y el propio Pedro Sánchez, son muy similares a los de España, y suelen acabar haciendo un frente común. Pasó en la crisis del euro de 2012 y de nuevo cuando se negoció el fondo de recuperación en 2020. La gran novedad, como explicó el propio Sánchez la semana pasada en Versalles, es que a este frente sur a favor de limitar los precios de la energía se une también ahora un primer ministro que pertenece a la familia conservadora, el griego Mitsotakis.
El plan del jefe del Ejecutivo italiano, según fuentes del Palacio Chigi, pasa por tres elementos fundamentales. Fijar un precio máximo de compra, realizar dichas operaciones a nivel comunitario -tal y como él mismo propuso hacer para las vacunas cuando la pandemia causaba mayores estragos y sugirió aplicar para la energía el pasado septiembre en una reunión en Atenas- y aplicar un sistema de almacenamiento de stock conjunto de la Unión Europea. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, también tiene redactado un documento que va en la misma línea y España ve con buenos ojos el plan.
La compra a nivel comunitario rebajaría los precios, cuya alza está castigando especialmente a los países del sur. Y la idea de marcar un techo para el precio, expresada por el ministro para la Transición Ecológica, Roberto Cingolani, en una entrevista reciente en el Corriere della Sera, se considera fundamental. Pero el almacenamiento del gas -Italia tiene un sistema muy avanzado que permitiría optimizar las compras y ayudar a otros países en momentos de dificultad- sería el seguro de vida ante situaciones de crisis como la que atraviesa ahora mismo el continente, creen en el Ejecutivo italiano.
La idea es presentar una posición común antes del Consejo Europeo de la semana que viene, ya que este apartado no fue resultó del todo satisfactorio en la reunión informal de la Unión Europea en Versalles la semana pasada. El problema, consideran en Italia, es que hay una oposición fuerte desde algunos países como Holanda, cuyo mercado energético cotiza en bolsa y no quieren este tipo de regulación. Pero también desde Alemania, que trabaja más con el gas licuado que permite otro tipo de almacenamiento, o Francia, mucho más dependiente de la energía nuclear y algo al margen de la zona más aguda de esta crisis.
Por eso es clave que después de esta reunión en Roma, con el frente sur bien engrasado y tras una comparecencia conjunta de los tres primeros ministros, Sánchez viaje a Berlín para tratar de convencer al socialdemócrata Scholz. Si la posición de Alemania gira, la cumbre prácticamente estará ganada. Ahora se incluye en la ecuación la llegada del estadounidense Joe Biden, que viajará a Bruselas para encontrarse con los líderes reunidos en esta decisiva cumbre.
Si las negociaciones fracasan y España, apoyada en este caso por Italia, Portugal y otros, no logra aprobar un límite de precios en la UE, el Gobierno está dispuesto a establecerlo de forma individual. Después de esta semana frenética, el Ejecutivo se reunirá el 29 en Consejo de Ministros para aprobar un paquete de medidas que incluirá una importante bajada de impuestos a la energía pero también ayudas y un plan completo que se negociará con los distintos partidos y con patronal y sindicatos en estos días. En esta negociación participarán las tres vicepresidentas, incluida Díaz, líder de Unidas Podemos, como muestra de unidad del Ejecutivo, a pesar de que las discrepancias internas son cada vez más evidentes no solo en la cuestión del envío de armas a Ucrania o el aumento del gasto en Defensa, sino también en las medidas económicas a tomar.
El PSOE prefiere centrarse en las bajadas de impuestos y garantizarse así un gran pacto con el PP y otros grupos, algo inédito que no se produjo ni siquiera en el peor momento de la pandemia, mientras en Unidas Podemos quieren también medidas sociales ambiciosas y sobre todo atacar de lleno a los beneficios de las eléctricas, algo que los populares difícilmente apoyarían. Las tres vicepresidentas empezarán mañana mismo la ronda de partidos con el PP, todo un gesto claro de que esta vez, después de la unidad mostrada en la conferencia de presidentes, el Gobierno confía en incluir al principal partido de la oposición en el acuerdo en el que también aspiran a incorporar a patronal y sindicatos. “Efectivamente creemos que esta vez el acuerdo se va a dar. La situación es inédita, histórica, no estar en este acuerdo sería un error histórico”, ha resumido la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, tras el Consejo de Ministros.
La situación económica que provoca la guerra es inquietante, y de hecho hay sectores ya con mucha tensión. No en vano hoy hay comparecido dos ministros clave, el de Agricultura, Luis Planas y la de Industria, Reyes Maroto. El primero ha anunciado una serie de ayudas y también flexibilidad a la hora de cumplir la reforma laboral en el campo como forma de intentar aplacar unos ánimos muy caldeados en el sector primario, que se está preparando para una gran manifestación el día 20 en Madrid en la que Vox está buscando un gran protagonismo. Planas ha insistido en el apoyo del Ejecutivo al campo. “Hay preocupación, hay problemas pero también hay un Gobierno que trabaja por resolverlos. Nuestro compromiso con sector primario es inequívoco. Mi percepción es que el sector primario no quiere quedarse atrás y quiere ser tenido en consideración en las decisiones que adopte el Gobierno, y lo estará”, ha asegurado en referencia a la manifestación del domingo. Por su parte, Maroto ha reconocido que han tenido más de 600 consultas de empresas preocupadas por el aumento de los precios de la energía y los problemas de algunos suministros, pero ha pedido “sosiego” para dar tiempo a que el Gobierno busque ese acuerdo en Bruselas que tendría un impacto inmediato en la bajada del precio de la energía y daría mucha tranquilidad a la industria.
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