Casado deja caer a Egea antes de afrontar el órdago de los barones
El líder del PP se atrinchera en el cargo a pesar del clamor para que abandone
El político y periodista italiano Giulio Andreotti acuñó una de las frases más célebres sobre cómo de despiadada es a veces la política: “Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y... compañeros de partido”. Pablo Casado comprobó el martes el rigor de esa frase. El líder del PP fue abandonado por prácticamente todos los suyos, hasta los más fieles, incluso los que le debían su carrera política, que saltaron del barco como en el hundimiento del Titanic, en un goteo incesante a lo largo de una fatídica mañana para el todavía presidente de los conservadores. Traicionado por los suyos, acorralado por un clamor para que se vaya, prácticamente solo, Pablo Casado resiste aferrado al cargo en la sede del partido en la madrileña calle de Génova, 13. No se sabe por cuántas horas. El líder del PP se atrinchera con un reducidísimo núcleo de fieles, entre los que ya no está tampoco el secretario general, Teodoro García Egea, su mano derecha, al que dejó caer el martes con tal de ganar algo de tiempo, aunque se trate ya de sus últimos compases.
Casado entregó la cabeza de su mano derecha como pieza a pagar a los barones, que se lo exigieron como condición para no ser humillado con peticiones directas y públicas de dimisión. Él se resistió todo lo que pudo, pero no había reclamación más unánime en el PP. El nombre del secretario general estaba en boca de los principales presidentes autonómicos como asunto prioritario. Lo importante para que el grupo capitaneado por el gallego Alberto Núñez Feijóo dejara a Casado resistir al frente del partido hasta el congreso —algo que todavía está por ver— era que García Egea sacara sus manos de la organización. “Sin el control de nada por parte de Teodoro”, se le exigió a Casado, según fuentes del grupo.
El número dos era la figura más odiada y temida en el PP. Sus enemigos abundaban por toda la formación, como demuestran algunos de los pronunciamientos en público del martes pidiendo su marcha. “Es el final de una forma indeseable de hacer política en manos de una persona que nunca debió ser secretario general del PP”, dijo Mario Garcés, portavoz adjunto del grupo parlamentario y uno de sus más acérrimos adversarios. Garcés parafraseó el título del libro de la exportavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, Políticamente indeseable, a quien su enfrentamiento con el ya ex secretario general le ha dado para una obra completa. García Egea dimitió en tiempo de descuento, antes de que Casado se enfrente este miércoles a una reunión decisiva con los presidentes autonómicos del PP, de la que muchos dudan que vaya a salir como líder del PP.
Todo el poder territorial le ha dado la espalda a Casado: al menos 15 de los 17 líderes autonómicos, incluidos los cinco presidentes que gobiernan, habían avisado de que iba a presentarse a esa reunión para exigirle un congreso extraordinario que ponga fin a su liderazgo. Casado también terminó cediendo sobre ese punto, y confirmó por la tarde que el cónclave será extraordinario; es decir, cuanto antes. Tampoco esa fue una cesión fácil, porque su intención era un congreso ordinario que como mucho se adelantara (estaba previsto para julio). Para que lo hiciera, fue necesaria la dimisión de la presidenta del comité de garantías, Andrea Levy, y que lo pidieran en público sus tres portavoces parlamentarios (en Congreso, Senado y el Parlamento Europeo), Cuca Gamarra, Javier Maroto y Dolors Montserrat, así como la mayoría de la dirección del grupo parlamentario, que suscribió un inédito comunicado conjunto.
Casado ha sucumbido devorado por su brutal guerra interna con Isabel Díaz Ayuso. Nadie duda ya en el PP de que su final está muy próximo, pero él intenta aguantar, como dan fe las conversaciones que mantuvo con los más próximos a lo largo del martes. A las tres de la tarde, en medio de una fortísima presión para que dimitiera y cuando ya había perdido todos los apoyos, Casado todavía discutía con uno de sus dirigentes afines, al que le expresaba: “No sé por qué me tengo que ir. No he hecho nada”. La incógnita es hasta cuándo aguantará la presión, porque los más fieles también le están pidiendo, desde el afecto, que se vaya ya.
El final está cerca. Un relevante barón popular al tanto de las negociaciones con Casado asegura que lo consensuado es “poner fecha al congreso” y “cerrar la salida digna” del líder popular, si es que es posible tras el escarnio público al que está siendo sometido. La salida será “la que él estime oportuna”, afirma esta fuente. Los barones barajan constituir una gestora o un comité organizador del próximo congreso. Los detalles tienen que discutirse este miércoles en la reunión prevista para las ocho de la tarde.
El abandono de algunos de los más fieles a Casado revela cómo de cruel puede ser la política. Entre las bajas del martes están las de dirigentes de su reducido equipo para la aventura de las primarias de 2018, como Belén Hoyo, la primera que en el comité de dirección del lunes reclamó la dimisión de García Egea, o Javier Maroto, su portavoz en el Senado, sonriente en la foto de grupo el día que Casado presentó sus avales para postularse como líder del PP. También Pablo Hispán, su anterior jefe de gabinete, y José Luis Martínez Almeida, un político que le debe toda su carrera a Casado, quien lo aupó como candidato a la alcaldía de Madrid cuando era un desconocido y que el martes dimitió como portavoz de la Ejecutiva.
Algunos de los más próximos que lo han abandonado explican su divorcio por la influencia en él de García Egea. “Pablo ha sido abducido, secuestrado por Teodoro. Se echó en sus manos; es un tema de diván, de manipulación de la personalidad. Teodoro era eficaz, le daba seguridad, utilizaba las malas artes de la política para controlarlo todo, y ha llevado al despropósito y al disparate a Pablo”, afirma uno de sus íntimos.
La guerra con Ayuso es el principal ejemplo de la influencia de García Egea en Casado. El líder y su número dos llevaron el asunto al margen de casi todos. Los 13 dirigentes del núcleo del comité de dirección eran ajenos a que Casado iba a acusar en público de prácticas corruptas a la presidenta de Madrid. El órgano se reunió en secreto el jueves para valorar la crisis y varios afearon a Casado que la dirección acusara a Ayuso “sin elementos de juicio suficientes”. El presidente del PP no hizo caso a su núcleo y el viernes por la mañana defendió en el prime time radiofónico que su enemiga interna bordeaba las prácticas delictivas. Nadie en el partido le creyó. El lunes, con la crisis desbordada, el mismo comité estalló en críticas a Casado y García Egea. “¡Pero cómo es posible que se hayan cometido tantos errores!”, claman algunos de sus miembros. Todos creen que el secretario general ha llevado al líder hasta su final. Y en su círculo ya miran al futuro sin Casado. Una de sus fieles en el comité lamenta el fin del líder al tiempo que pasa página: “Él dice que defendía la honorabilidad del partido, y que lo ha hecho de buena fe. Es muy injusto todo, pero lo han inducido a una estrategia equivocada. Ahora, todos detrás de Feijóo”.
García Egea: “A Pablo Casado le seré siempre leal”
Teodoro García Egea presentó este martes su dimisión como secretario general del Partido Popular. Un cargo, dijo anoche en una entrevista concedida al programa El Objetivo, de La Sexta, que supone “ser el malo de la película”. Al ser preguntado sobre si el presidente de su partido, Pablo Casado, le había pedido dar ese paso y él mostró resistencia, García Egea afirmó que se trató de “una decisión personal”. Y aseguró: “A Pablo Casado le seré siempre leal”. Sobre la batalla por el poder en el PP, recrudecida desde que afloraron los contratos de la Comunidad de Madrid en los que estuvo relacionado el hermano de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, el ya ex secretario general del principal partido de la oposición afirmó: “Se nos ha acusado falsamente de espionaje. Lo hemos desmentido. Lo que hay que preguntarse es si España quiere unos partidos políticos que pregunten dentro, o que cuando reciban informaciones sobre asuntos internos las tiren a la papelera”. García Egea explicó que las informaciones que han desencadenado el conflicto le llegaron “en agosto, septiembre del año pasado, de una fuente anónima”.
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