Mañueco desafía a Génova y mete en su ejecutiva al gerente purgado por la dirección nacional
El cese del dirigente regional ya había provocado hace un año un fuerte choque entre las dos cúpulas y motivó un expediente contra el ahora director de campaña del presidente de Castilla y León
El candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha desafiado a Génova con la composición de su nueva ejecutiva. El barón popular ha incluido como miembro de la dirección del PP de Castilla y León “por designación directa del presidente” ―es decir, por él mismo― al exgerente del partido que fue despedido por la dirección nacional, Pedro Viñarás, y cuyo cese provocó hace un año un fuerte choque entre las dos cúpulas.
Es la segunda vez que Mañueco reta a Génova en defensa del histórico dirigente regional a quien la cúpula quiso quitar de en medio, despidiéndolo con una indemnización de 70.000 euros a punto de alcanzar la edad de jubilarse. El presidente de Castilla y León decidió rescatarlo y tres meses después de su despido lo contrató sin avisar a Génova como asesor del grupo parlamentario en las Cortes. La dirección nacional consideró aquel movimiento como “una deslealtad clara y manifiesta” de Mañueco, y no dudó en tomar medidas. La consecuencia fue un expediente abierto por falta muy grave al portavoz del PP en las Cortes, Raúl de la Hoz, que había firmado el contrato de Viñarás. Del expediente contra De la Hoz, de la máxima confianza de Mañueco (ahora es su director de campaña) nada se sabe todavía. El proceso podría acarrear desde una suspensión de militancia hasta una expulsión del partido.
El barón popular ha dejado claro a Génova que no se arredra, y ha incluido al exgerente en su nueva ejecutiva elegida este fin de semana en el congreso del PP en Castilla y León. Mañueco quiso destacar la incorporación en su discurso ante el cónclave. “¡Muchas gracias, Pedro, por todo!”, dijo el presidente de Castilla y León desde la tribuna señalando a Viñarás, sentado entre el público, y recibido entre aplausos. Los vicesecretarios que estaban sentados en primera fila no aplaudieron esas palabras, según dirigentes que presenciaron la escena desde los primeros asientos. A pesar de ello, en Génova prefieren no entrar al trapo: fuentes de la dirección rechazan que se trate de una provocación y restan importancia a la decisión de Mañueco.
Las tensiones han sido recurrentes entre Génova y la dirección de Mañueco en el pasado, aunque ahora ambas partes aseguran que la relación ha mejorado mucho y, en todo caso, la campaña para las elecciones del 13 de febrero las deja en segundo plano.
El año pasado, Mañueco llegó a temer que la dirección nacional quería hacerle la cama cuando, en pleno proceso de los congresos provinciales, varios dirigentes críticos de Salamanca se reunieron en Génova con el secretario general, Teodoro García Egea, sin que él lo supiera. El presidente de Castilla y León sospechó que esa cita se había orquestado para preparar un “golpe de Estado” y asaltar al PP de Salamanca, su casa política, como paso previo a descabalgarle. Tanto está enredada esa madeja del PP de Salamanca ―cuya cúpula al completo ha sido después imputada por presunta financiación irregular en las primarias de 2017 que ganó Mañueco― que el congreso del PP de Castilla y León se ha celebrado este fin de semana sin que se haya celebrado todavía el cónclave de Salamanca. Es el único de los nueve congresos provinciales que no ha sido resuelto.
Mañueco no apoyó en las primarias del PP a Pablo Casado, y ese ha sido siempre el origen de la desconfianza mutua. Sin embargo, el líder del PP guarda también gratitud al barón popular, porque Mañueco lo defendió en el partido cuando él cayó como cunero de diputado por Ávila mucho antes de ser elegido presidente del PP. Ahora, uno y otro están unidos en un objetivo común que obliga ―más o menos― a aparcar las diferencias: revalidar la presidencia de Castilla y León con un triunfo claro sobre la izquierda.
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