La “traición” de Mañueco cierra la etapa de desencuentros entre Igea y la dirección de Ciudadanos
La batalla del relato frente a la “deslealtad” del PP y su gestión en el Gobierno regional centra la campaña de Cs en Castilla y León
Apenas dos años han pasado entre el abrazo de la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el candidato del partido a la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, este domingo, durante la presentación de las listas de Cs a las elecciones autonómicas del próximo 13 de febrero, y el tenso encuentro que ambos protagonizaron en público en febrero de 2020, días antes de que se enfrentaran en primarias por el liderazgo de la formación. Entre uno y otro gesto, una extensa historia de desencuentros entre la cúpula de Ciudadanos e Igea, crítico con la dirección nacional desde que Albert Rivera lideraba el partido. La campaña de Cs en la comunidad autónoma, centrada en ganar la batalla del relato frente a la “traición” de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta, —que expulsó a los consejeros de Cs del Gobierno de coalición y adelantó las elecciones—, ha paralizado las fricciones entre la cúpula de Ciudadanos e Igea, en torno a que ahora impera “total unidad”.
“Este ataque a Castilla y León por parte de Mañueco y del PP ha unido más que nunca al partido. Podemos reivindicar sin complejos y con mucho orgullo la acción de gobierno [de Igea] porque gobernábamos muy bien”, subrayó Arrimadas, este lunes, en la sede del partido, en Madrid. La presidenta de Cs había arropado un día antes a Igea en Valladolid, donde se escenificó, largo abrazo mediante, el cierre de filas en torno al candidato, ratificado por la dirección nacional sin ni siquiera celebrar primarias el pasado 27 de diciembre.
Fuentes de la cúpula admiten que siguen existiendo “diferencias” pero la maniobra de Mañueco ha congelado las discrepancias con el dirigente autonómico, quien personifica mejor que nadie el mensaje de Ciudadanos, basado en arañar el mayor número de votos —las últimas encuestas le otorgan entre ninguno y un diputado en Las Cortes—, incidiendo en la “deslealtad” de Mañueco como socio de Gobierno, en “el uso político asqueroso” que Casado ha hecho de Castilla y León y en la gestión de Cs en el seno del Ejecutivo regional. Voces discordantes dentro de Cs discrepan de esta unidad y acusan a la cúpula de “quemar” a Igea para eximirse de responsabilidad ante un “previsible” fracaso en las urnas.
El candidato de Cs reconoce a este diario que la ruptura de la coalición ha limado asperezas entre sectores de Ciudadanos, conscientes de que su baza actual es un frente común en torno a un nombre conocido en Castilla y León. “Estoy contento con la respuesta del partido, confío en que todos los que creen en este proyecto echen el resto”, afirma Igea. Fuentes de su entorno reconocen que su candidatura era “impensable” antes del adelanto electoral.
La historia de tensiones entre Igea y la dirección nacional viene de atrás. En marzo de 2019, el entonces presidente del partido, Albert Rivera, aupó a la exconsejera del PP Silvia Clemente frente a Igea, en una apuesta que dio la victoria a la aspirante oficialista por solo 35 votos. Entre sospechas de pucherazo, Igea recurrió el resultado y, tras anular 82 votos, la comisión de garantías le dio la razón. Una sonada victoria frente a Rivera que le permitió presentarse a las elecciones de mayo de ese año, en las que logró 12 procuradores.
Poco después, tras las elecciones generales de abril de 2019, Igea se opuso al veto de Ciudadanos al PSOE de Pedro Sánchez. Y, además, Rivera empujó al dirigente autonómico, que se resistía a un acuerdo con los populares, a pactar con Mañueco. La salida de Rivera tras los comicios de noviembre de 2019, que pasó el testigo a Arrimadas como sucesora, llevó a Cs a celebrar primarias internas para designar al líder. Días antes del proceso de elección interno, en el que la ahora presidenta del partido arrasó a Igea con el 76,91% de los votos, Arrimadas y el exvicepresidente autonómico protagonizaron un controvertido encuentro en Arroyo de la Encomienda (Valladolid), en el que airearon sus diferencias en público.
Desde entonces, el dirigente autonómico ha adoptado una posición de verso libre dentro del partido hasta que ha sido designado por la dirección nacional sin primarias, a petición del Comité Autonómico de Ciudadanos. “A día de hoy resulta imposible llevar a cabo con plenas garantías [un proceso de primarias], por una mera cuestión de premura de tiempo y plazos”, fue el mensaje que corrió entre los miembros de la Ejecutiva para justificar su candidatura sin proceso de elección el pasado 26 de diciembre.
La batalla del relato
Un repaso por el Twitter de Igea muestra el discurso de Ciudadanos en Castilla y León. El ahora candidato se ha despachado con Mañueco, con unos tuits en los que ha pasado de llamarle de todo al presidente de la Junta a insistir sobre datos de Turismo y Empleo o censurar las decisiones sanitarias del Gobierno tras su salida. Sin olvidar, no obstante, las pullas al dirigente popular. El cambio de guion se debe, como admite Igea, a que Cs cree ganada la batalla del relato. Según ellos, el electorado no se ha creído al PP, que tildó de traidor a Ciudadanos. Otro cantar es que la empatía dé votos, de ahí el giro comunicativo hacia lo programático.
El ahora candidato de Cs explica que, según Igea, hasta los de Mañueco han virado: “Han visto que no tiene sentido la confrontación porque está claro quién miente, el relato no ha calado y hemos ganado esa batalla”. Igea considera que la convocatoria anticipada puede escamar a la sociedad, pero insiste en que sería “iluso” confiar en que este resquemor genere movilización en los comicios: “La gente vota por interés propio”.
La evolución de la confrontación hacia la argumentación, afirma la consultora política Alicia Gil-Torres, de la Universidad de Valladolid, resultará crucial para que Ciudadanos pueda conseguir representación.“La bala de Ciudadanos contra su desaparición es conseguir que se valore la gestión de Igea, que siempre antepuso la salud a la economía, pese a sus errores”, destaca la experta. Otro elemento fundamental, sostiene Gil-Torres, pasa por la decadencia nacional de la marca, donde Arrimadas “no ha sabido sacarle rendimiento al partido, se han convertido en veleta y le hacen la vista gorda a Vox”. A juicio de la politóloga, a Igea le favorecería presentarse con otras siglas: “Ciudadanos está quemado”.
El exvicepresidente asume esta postura y pide incidir “no en personas, sino en la acción de Gobierno; Ciudadanos ya no hace propuestas desde fuera, sino que está dentro de las administraciones”. Igea mira hacia el pasado mayo, cuando un movimiento similar de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid dejó a Ciudadanos sin presencia en la Asamblea a pesar de que esta formación insistía en que la dirigente popular fue quien se desmarcó del pacto. “Tenemos que hablar de gestión y resultados”, sentencia Igea.
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