El 15-M rural desafía al PSOE y al PP
Animada por la experiencia parlamentaria de Teruel Existe, la España vaciada se prepara para concurrir a las próximas elecciones. La oportunidad la incentiva el sistema electoral, que premia en escaños a las provincias poco pobladas
Una vivienda de Almadén (Ciudad Real) exhibe dos carteles con mensajes aparentemente contradictorios; uno dice “Se vende”; el otro, “Del pozo se sale”. La calle entera está llena. “Ya casi no tengo vecinos, se fueron”, explica Emilio Durán, de 52 años. “Lo del pozo es un grito de protesta que creamos para despertar a la comarca porque aquí había una mina que llegó a pagar 4.000 nóminas, la cerraron y el Estado nos prometió reindustrializar la zona, pero los políticos solo invierten en los sitios donde se juegan el sillón y no han hecho nada. No hay trabajo, los jóvenes se van, los mayores se mueren y como cada vez somos menos, nos dan menos. Es la pescadilla que se muerde la cola”, añade. Almadén tenía casi 13.500 habitantes en 1960. El año pasado eran 5.200.
Emilio, conductor de ambulancia, ha decidido quedarse y pelear. También Manuel Trujillo, de 43 años, empresario, que quiere que sus hijos tengan “la oportunidad de decidir si quieren vivir aquí, en Madrid o en Nueva York”, y Maricarmen Sánchez, de 64, esposa de un minero jubilado. Hartos de las despedidas y de las promesas, se integraron en Forzados de Almadén, que asegura tener 2.000 asociados en una comarca de 10.000 habitantes. La agrupación forma parte del movimiento que aglutina a más de 150 plataformas, España Vaciada, la marca del descontento, el germen de una amenaza electoral para los partidos que tradicionalmente han acaparado la mayoría de escaños a repartir en las provincias más pequeñas.
El modelo: Teruel Existe. “Hemos conseguido más en dos años que en 20″
En 1999, nació una asociación llamada Teruel Existe para combatir la despoblación de la provincia. Viajaron a Bruselas para exponer sus problemas. Se reunieron con políticos de todos los colores y administraciones. Se cansaron de convocar e ir a manifestaciones. “Hasta que nos dimos cuenta”, recuerda Tomás Guitarte, hoy diputado, “de que así lo único que conseguíamos eran buenas palabras y palmaditas en la espalda. Si queríamos influir de verdad en la política teníamos que estar donde se toman las decisiones”. En 2019 se presentaron a las elecciones como agrupación de electores. Fueron la primera fuerza en la provincia y obtuvieron tres influyentes sillones: uno en el Congreso y dos en el Senado. La ajustadísima votación de investidura les convirtió en decisivos. Tanto, que Guitarte asegura haber recibido amenazas y más de 8.000 correos electrónicos presionándole para que cambiara el sentido de su voto. Pero el diputado apoyó a Pedro Sánchez tras firmar un pacto de Estado por la repoblación y el reequilibrio territorial (infraestructuras, traslado total o parcial de organismos e instituciones) y obtener el compromiso de crear un ministerio específico (hoy se llama Transición Ecológica y el Reto Demográfico). “Conseguimos más en dos años que en 20″, resume.
Ahora quieren replicar la operación en otras provincias. “En muchos territorios o se actúa pronto o la situación será irreversible”, añade Guitarte. “Hemos conseguido que haya un consenso social y político sobre el problema, hay fondos europeos para la recuperación y no podemos dejar pasar la oportunidad. Por eso hemos acordado preparar una herramienta política. Cuanta mejor representación tengamos, mejor nos irá. Nuestro objetivo es que esa España Vaciada tenga grupo parlamentario porque solo la presencia en las instituciones garantiza pasar de las palabras a los hechos”.
“Los problemas, por delante de la ideología”
Los nombres de las plataformas que integran España Vaciada lo dicen todo: Jaén Merece Más, León Ruge, Cáceres Se Mueve… Son una especie de 15-M rural, y en algunos aspectos, recuerdan al nacimiento de Podemos o Ciudadanos, criaturas políticas que surgieron, como ellos, del desencanto, y que en sus inicios promulgaban, como un valor, no ser “ni de izquierdas ni de derechas”, “ni rojos ni azules”. La mayoría de los integrantes de estos grupos no tiene experiencia política, se ha bregado en el activismo vecinal. Emilio Durán se encerró en 2019 con otros siete hombres y tres mujeres en la antigua mina de Almadén durante 11 días.
Antonio Saz, coordinador de España Vaciada, explica: “Nos han robado la palabra política, que hoy se utiliza para confrontar a personas de izquierda con personas de derecha en lugar de para mejorar la vida de las personas. Nosotros somos muy diversos y dispersos, pero compartimos el deseo de cambiar el modelo de país y ponemos el afán de solucionar los problemas comunes por delante de la ideología. Más de 140 personas de 22 provincias nos hemos puesto de acuerdo en un programa de medidas. Estamos acostumbrados a debatir y a negociar y lo haremos con el PSOE y con el PP, con este Gobierno y con el que venga, sea del color que sea. Y cuando desaparezcan los problemas, desapareceremos también del panorama político”. Y añade Emilio Durán: “Nosotros estábamos dispuestos a subirnos al primer coche que pasara a recogernos y por eso hablamos con todos los actores políticos, pero no nos hicieron caso, por eso decidimos participar en política, conducir”.
La fórmula, explican, se decidirá en cada provincia. Algunas asociaciones, como dice Javier Domenech, de Paisanos de Sancho, de Ciudad Real, creen que no ganan nada yendo a Madrid y que debe prevalecer el espíritu asociativo, vecinal, pero la mayoría quiere seguir el ejemplo de Teruel Existe.
La oportunidad para estos partidos la ofrece el sistema electoral español, que otorga dos diputados fijos a cada provincia (uno a Ceuta y Melilla). Solo los 248 restantes se reparten en función de la población. Esto provoca que las provincias menos pobladas tengan mayor representación que la puramente proporcional. Soria o Teruel tienen 2,2 escaños por cada 100.000 habitantes, mientras que provincias como Sevilla, Valencia, Barcelona o Madrid solo 0,6, ni una tercera parte.
Los números
Imaginemos tres partidos hipotéticos: uno de ámbito nacional, uno urbano, y un tercero que compitiese solo en la España vaciada, las provincias menos pobladas. EL PAÍS ha simulado lo que habría pasado si cada uno de estos partidos hubiese competido en las generales de noviembre de 2019, logrando siempre un millón de votos (un 4%), que se restan de los demás. Aunque suman los mismos apoyos, su éxito en escaños habría sido muy diferente.
El nuevo partido con votos en toda España, solo obtendría dos diputados (0,6% de 350). La mayoría de sus votos se perderían provincia por provincia, al no alcanzar un escaño. Es un problema como el de Izquierda Unida en 2008 o Ciudadanos en 2019.
Si el nuevo partido fuese urbano, y lograse sus apoyos en las seis provincias más pobladas, con ese 4% de votos lograría unos 10 escaños (el 2,8% de 350). Todavía tendría menos representación de la proporcional, porque esas provincias reparten pocos escaños para la población que tienen.
¿Pero qué pasa si el partido logra sus votos en la España vaciada? En este caso, con el mismo 4% del total nacional de votos, conseguiría hasta 25 diputados (7,1% de 350). La formación tendría más fuerza en asientos que en votos, porque se beneficia del premio que otorga el sistema electoral a las provincias poco pobladas.
No es un reto sencillo. El partido necesitaría el 20% de los votos de las provincias donde compite, lo que le exigiría ser tercera o cuarta fuerza. Pero el premio también sería jugoso: una formación nueva que consiguiese 10 o 20 escaños sería, casi con seguridad, decisiva para formar el próximo Gobierno.
Estos efectos del sistema electoral ya los sufren (o disfrutan) los partidos actualmente en el Congreso. Más País tuvo 194.000 votos por cada escaño que luego consiguió, y Ciudadanos 165.000, mientras que PP y PSOE lograron un asiento por cada 57.000 votos, más o menos los mismos que PNV, CC o Bildu. ¿Quién logró más escaños con sus votos? La formación Teruel Existe, que sumó un diputado con 19.000 votos.
No solo pueblos y no solo despoblación
Los representantes de estas plataformas insisten en una idea: “No es la España vacía, sino vaciada”. Es decir, tenían, perdieron, y quieren recuperarlo. Ese concepto ha ampliado el movimiento, que se extiende más allá de los pueblos semiabandonados, por ciudades medias y capitales pequeñas. “El mundo rural es el que acusa más el problema”, explica Juan Manuel Camacho, de Jaén Merece Más, “pero al final lo que lo aglutina todo es el agravio de las provincias históricamente olvidadas. Según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, la provincia de Jaén puede perder hasta 100.000 habitantes antes de 2040. Hay que revertir la situación, no queremos ser como Soria o Teruel dentro de 20 años”.
Camacho, de 48 años, propietario de un hotel familiar, asegura: “En los últimos 25 años se han desmantelado los servicios ferroviarios en la zona, nos hicieron la cobra con el AVE, nos falta potencia eléctrica y las industrias se van. Hay zonas del país que cada vez tienen más gente, más infraestructuras y servicios a costa de esta otra España a la que no se da oportunidades. Lo que planteamos es el reequilibrio territorial. Esto es más que un movimiento local, es un modelo de país”, añade.
El impacto en los partidos tradicionales
Belén Barreiro, directora de 40dB, opina: “A corto plazo, la opción de la España vaciada puede tener éxito porque existe esa demanda y por el momento de inmensa volatilidad política, pero en el largo plazo dudo que lo tenga porque la digitalización hace que cada año la brecha entre lo urbano y lo rural se reduzca”. Y añade: “En estos tiempos todo es posible. Vimos la crisis y el hundimiento del bipartidismo, el nacimiento de nuevos partidos y ahora las encuestas muestran un reforzamiento del PP y del PSOE, que tienen, juntos, más votos de los que sumaban en 2015″.
En 2019, los partidos que lograron más escaños en las provincias pequeñas fueron PSOE (42 diputados) y PP (34), por delante de Vox (14) y Unidas Podemos (3). Los dos grandes partidos son, por tanto, los que más tienen que perder en estos territorios.
José Pablo Ferrándiz, de Elemental Research, cree que el escenario es “muy complejo” para el movimiento, que obtener grupo parlamentario sería “un muy buen resultado” para ellos y que tiene sentido que lo intenten porque en un escenario tan fragmentado, “un pequeño partido puede obtener contrapartidas importantes a cambio de su voto”. El sociólogo opina, en todo caso, que es “un toque de atención” a las siglas tradicionales y que puede provocar cambios, como hizo en su momento el 15-M, en el funcionamiento interno de los grandes partidos. “Por ejemplo, a la hora de elegir al candidato por esas provincias: tendrán que estar más pegados al territorio”. Además, señala, “el movimiento España Vaciada incide en el cuestionamiento del papel del Senado como cámara territorial, porque estas agrupaciones se han dado cuenta de que es más útil un escaño en el Congreso, donde tienen más capacidad de presionar y negociar”.
El politólogo Pablo Simón cree que es pronto para calcular el impacto del movimiento. “Quedan dos años y son grupos muy heterogéneos”. Recuerda que “en los ochenta, como Alianza Popular, el germen del PP, no era muy competitiva, surgieron muchos partidos pequeños y regionales. Entonces la polarización y la competencia era escasa. Ahora es alta y en ese contexto a la hora de votar, muchas veces quien pensaba apoyar a un partido local termina apoyando al partido tradicional”.
La reacción del PSOE y el PP
El PP y el PSOE se acusan mutuamente de la rebelión de la España vaciada. Javier Izquierdo, secretario de Estrategia y Acción Electoral de los socialistas, recuerda: “Con Zapatero hubo planes específicos para Teruel, Soria..., pero con el PP dejaron de ponerse en práctica”. Milagros Marcos, secretaria de Agricultura y Despoblación del PP, opina que el descontento en esas zonas es fruto “del abandono al que les ha sometido el PSOE. Nos lo paralizaron todo”.
“Somos conscientes de que hay que propiciar el equilibrio de todo el país”, afirma Izquierdo, “y el Gobierno está poniendo en marcha muchas políticas para combatir el reto demográfico: la descentralización de sedes, una vicepresidencia, un plan específico con 130 medidas transversales, el compromiso de dotar más de 100 megas de banda ancha en 2025 a toda España... Es un problema de país, no local.” Marcos, del PP, asegura que una de las claves para estas zonas es “una ganadería sostenible”, “invertir en regadíos e incentivos fiscales a todos los niveles para hacer esos territorios más atractivos tanto para las empresas como para los habitantes”.
Preguntados por si temen que estas formaciones les hagan daño en la próxima cita electoral, el socialista asegura que están convencidos de su “fortaleza” y de que las medidas adoptadas “se van a visualizar”. Milagros Marcos, del PP, insiste en que para resolver el problema “hace falta un liderazgo nacional” y cree que estas plataformas son “una marca blanca del PSOE”. “Saben que la suya está muy desgastada por todo el daño que han hecho, demonizando a la ganadería y el consumo de carne, por ejemplo, y con estas plataformas pueden conseguir que luego les apoyen en la gobernabilidad, como ha hecho Teruel Existe, que no ha conseguido nada más que que Sánchez gobierne”.
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