Ábalos: el escudero que pierde su doble poder
El titular de Transportes sale de su cargo sin haber sacado adelante ni la ley de vivienda ni la de movilidad
José Luis Ábalos ha sido uno de los más fieles e incondicionales escuderos de la política de Pedro Sánchez tanto en el Gobierno como en el partido. Pero precisamente esa bicefalia como ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y como secretario de Organización del PSOE le ha acabado costando los dos cargos, debido a su exposición pública y algunos errores garrafales de cálculo.
Como ministro, estrenó el cargo con una buena noticia para los conductores: el fin del peaje en varios tramos de autopistas de pago cuya concesión vencía entonces. Paradójicamente, será recordado en este capítulo como el instigador del plan remitido a Bruselas para el cobro por el uso de las autovías hasta ahora gratuitas a partir de 2024.
Pese a ser el ministro del departamento con más presupuesto para inversión, cedió parte del protagonismo a las sociedades dependientes de su cartera como Renfe o Aena, donde el PSC situó a hombres de su confianza como Isaías Táboas o Maurici Lucena, respectivamente, que han capitalizado decisiones como la renovación de la flota de trenes o la ampliación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona. Curiosamente, a Ábalos le sustituirá en el cargo Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavà (Barcelona) y miembro de la ejecutiva del PSC.
En materia de vivienda, y pese al ruido mediático en torno a este asunto, el socialista valenciano abandona la cartera sin haber podido sacar adelante la ley de vivienda por la falta de consenso con Unidas Podemos para limitar los precios del alquiler, que han registrado una bajada debido a los efectos de la pandemia. La última propuesta presentada por el ministerio recogía que en el caso de nuevos contratos por cambio de inquilino en “zonas tensionadas”, los alquileres podrán subir como máximo un 10%. Tampoco ha podido sacar adelante la ley de movilidad, que busca conseguir un nuevo modelo de transporte menos contaminante.
Pero la caída de Ábalos tiene más que ver con asuntos políticos que con su labor al frente de Transportes. Militante del PCE en sus inicios, ha desarrollado toda su carrera política en el PSOE valenciano, desde donde defendió la candidatura de Sánchez en las primarias de 2017 por dirigir el PSOE. Se ganó la confianza del ahora presidente y conformó el equipo negociador del partido que hizo posible el Gobierno de coalición con Unidas Podemos y las negociaciones con los grupos nacionalistas vascos y catalanes para que prosperara la moción de censura contra Mariano Rajoy.
Su escalada se frenó en seco con el escándalo del Delcygate. El 19 de enero de 2020, el ministro recibió de forma clandestina en el aeropuerto de Madrid-Barajas a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a la que la Unión Europea le ha prohibido viajar a territorio europeo por participar en un Gobierno que “ha socavado la democracia y el Estado de derecho en Venezuela”.
Ábalos dio varias versiones contradictorias sobre el incidente y hasta llegó a negar el encuentro, para luego restarle importancia ante la evidencia de las cintas de vídeo de seguridad del aeropuerto, que no se han hecho públicas. La Audiencia de Madrid ha archivado el caso por lo que no ha tenido consecuencias judiciales.
El otro traspié fue la fracasada moción de censura en la Región de Murcia, muñida por Ábalos e Iván Redondo (que también sale del Gabinete) para descabalgar al PP de la presidencia. El intento precipitó la convocatoria de elecciones en la Comunidad de Madrid, en las que el PSOE sufrió una debacle sin precedentes frente a Isabel Díaz Ayuso, diana favorita de los ataques dialécticos del número tres del PSOE.
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