El fiasco del encuentro entre Sánchez y Biden eclipsa la convocatoria de una cumbre de la OTAN en Madrid
El presidente estadounidense, con quien el jefe del Gobierno español habló menos de un minuto en Bruselas, vendrá a España en la primavera de 2022
El fiasco de la entrevista entre el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente estadounidense, Joe Biden, que finalmente se limitó a una breve charla mientras caminaban por los pasillos de la sede de la OTAN en Bruselas, eclipsó un indiscutible logro diplomático: la convocatoria de una cumbre de la Alianza Atlántica en Madrid en la primavera de 2022. Con ese motivo, visitarán la capital de España dentro de un año los 30 jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Atlántica, incluido el de EE UU.
El primer encuentro de Sánchez con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, con el que hasta ahora no había hablado nunca, habría sido incluso una buena noticia si no hubiera venido precedido de unas expectativas desmesuradas. La Moncloa confirmó la semana pasada que ambos mantendrían “una conversación” en los márgenes de la cumbre de este lunes, lo que no suponía una reunión formal, pero tampoco un mero saludo protocolario. Incluso se anunció que en la entrevista que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, mantuvo el pasado viernes con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, se había preparado el encuentro entre los dos líderes, lo que hacía suponer que tendría agenda y contenido. Las señales que llegaban de Washington no apuntaban, sin embargo, en la misma dirección: la cita con Sánchez no figuraba en la agenda de la Casa Blanca, en la que sí aparecían las reuniones de Biden con el presidente turco y los mandatarios de las tres repúblicas bálticas.
Finalmente, la “conversación” duró apenas un minuto. El tiempo que emplearon Sánchez y Biden en recorrer los escasos metros que separan el gran vestíbulo donde se hizo la foto de familia de los 30 mandatarios aliados asistentes a la cumbre de la sala donde se celebró el plenario de la reunión.
Sánchez restó importancia a la brevedad de su charla con Biden, asegurando que no la había cronometrado y que le dio tiempo a hablar sobre la necesidad de “reforzar los lazos militares” entre los dos países, actualizando el convenio bilateral de defensa; sobre la situación de América Latina y el preocupante problema migratorio en Centroamérica; o sobre la agenda de la nueva Administración norteamericana, que ha servido de “inspiración” a muchos progresistas. “Después de esta primera toma de contacto, hemos quedado en continuar colaborando, trabajando y seguir en contacto”, concluyó.
En realidad, lo que sucedió es lo que se había pactado: una conversación que fuera “captada por las cámaras como prueba de la excelente relación que existe entre ambos países”, según reconocieron fuentes de La Moncloa. El problema es que el programa de la cumbre (no había ningún lapso de tiempo entre la foto de familia y el plenario) la redujo a su mínima expresión.
La expectación creada por el encuentro con Biden (que no había telefoneado a Sánchez tras su toma de posesión el pasado 20 de enero) dejó en segundo plano la decisión de celebrar en Madrid la cumbre de la OTAN de 2022, cuando se conmemora el 40º aniversario de la entrada de España en la Alianza Atlántica, en mayo de 1982. Inicialmente, la previsión era celebrar en España una reunión de ministros de Exteriores (cada año se hace una fuera de Bruselas), pero, tras la victoria de Biden sobre Trump en noviembre del año pasado, España elevó la apuesta y la jefa de la diplomacia española, González Laya, pidió formalmente al secretario general, Jens Stoltenberg, albergar la cumbre de los 30 jefes de Estado y Gobierno.
Stoltenberg aseguró que la celebración de esta segunda cumbre aliada en Madrid (la anterior tuvo lugar en 1997, hace un cuarto de siglo) supone “un reconocimiento a la importancia de España” en la OTAN, especialmente por su contribución a las misiones militares (unos 900 efectivos participan en operaciones aliadas). Aunque evitó pronunciarse sobre la actual crisis entre España y Marruecos, subrayó que la cumbre del año próximo es “una oportunidad” para que los aliados se centren “en los retos que vienen del sur. Si nuestros vecinos son estables, nosotros estaremos más seguros”, concluyó.
Madrid 2022 no será una cumbre cualquiera, pues deberá aprobar el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, la hoja de ruta para afrontar los riesgos para la seguridad durante la próxima década, que sustituya al aprobado en Lisboa en 2010. También será el foro en el que se despedirá el actual secretario general, en el puesto desde 2014, y se elija a su sucesor.
Por la mañana, Sánchez se ha reunido, esta vez sí de manera formal, en una sala de la Embajada del Reino Unido ante la OTAN, con el primer ministro británico, Boris Johnson, en el que ha sido su primer encuentro desde que se consumó la salida del Reino Unido de la UE, en enero pasado. En la reunión, en la que han participado la ministra de Exteriores y la de Defensa, Margarita Robles, Sánchez y Johnson han expresado “su interés compartido en profundizar en áreas como la seguridad y la defensa”, según La Moncloa, en referencia a la negociación de un acuerdo bilateral en esta materia. Además, han subrayado la necesidad de impulsar el acuerdo entre la UE y Gibraltar que debe abolir los controles en la Verja (al incorporar la colonia británica al área Schengen) y está pendiente del arranque de la negociación formal, tras el preacuerdo al que llegaron Madrid y Londres en diciembre pasado.
Las dos delegaciones han “abordado además temas relacionados con la lucha contra la pandemia de la covid-19 y los avances en la vacunación”, ha añadido La Moncloa, sin especificar si Sánchez ha pedido a Johnson que saque a España (o al menos a las comunidades autónomas con menor incidencia del coronavirus) de la lista de países no seguros (color naranja en su sistema de semáforos), lo que obliga a los turistas británicos a pasar una cuarentena al regresar a su país.
Sánchez también ha mantenido una reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien le ha agradecido la batería de misiles Patriot que España tiene desplegada en la frontera turco-siria desde 2013. La aportación española mantiene viva una operación de la OTAN que tiene escasa utilidad práctica, pero simboliza la solidaridad de la OTAN con su conflictivo socio turco. Sánchez y Erdogan han expresado su deseo de celebrar, antes de final de año, una reunión de alto nivel acompañada por un foro empresarial. El presidente turco le ha agradecido la “postura constructiva y equilibrada de España” en el contencioso del Mediterráneo Oriental, en el que están implicados Grecia, Turquía y Chipre. El Gobierno griego descartó recientemente la oferta del astillero español Navantia para su programa de renovación de fragatas, por unos 5.000 millones de euros, en lo que se interpretó como una represalia por la posición de Madrid en el conflicto entre Atenas y Ankara. La ronda de reuniones bilaterales de Sánchez se ha completado con un encuentro con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
La cumbre ha sido muy breve, apenas tres horas, y ha servido para que el nuevo presidente estadounidense mantenga su primer contacto con la mayoría de los 29 líderes aliados restantes. La reunión ha dado luz verde a la Agenda 2030, un documento que fija las líneas maestras de la actuación de la OTAN a lo largo de esta década. El único punto de polémica ―la cuantía del incremento que tendrá el presupuesto de la organización, actualmente poco más de 2.000 millones de euros— se ha resuelto con una fórmula ambigua: este tendrá un “incremento gradual” y no “sustancial” como quería Stoltenberg.
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