Urkullu y el PNV reorientan su agenda hasta el final de la legislatura de Sánchez
El lehendakari y su partido garantizan estabilidad al presidente del Gobierno y distancia respecto a la agenda catalana, pero incidirán en la demanda de transferencias
El lehendakari Íñigo Urkullu y el PNV están ya diseñando el nuevo escenario que se abre en Euskadi y en el resto de España tras el progresivo control de la pandemia y el acuerdo de gobierno en Cataluña, que dan estabilidad al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para agotar la legislatura. Aunque su prioridad va a seguir siendo la crisis sanitaria, la presidencia vasca ya refuerza su agenda económica y social con un discurso más positivo ante la crisis. El PNV ha transmitido al presidente que arrimará el hombro en la estabilidad del Gobierno de coalición mientras reactiva el contacto con los afiliados y la agenda parlamentaria, incluida la Ponencia de Autogobierno del Parlamento vasco, pero alejado de las urgencias soberanistas catalanas: “El nuevo estatuto no está en el congelador, pero tampoco en ninguna carrera” aseguran fuentes del partido.
Los nacionalistas vascos creen que se abre un escenario favorable en el que tanto el PNV como EH Bildu van a seguir prestando su apoyo a Pedro Sánchez. El líder abertzale, Arnaldo Otegi, sigue apostando por desvincular sus alianzas estratégicas “del esencialismo” independentista, como explica en la ponencia política aprobada en el reciente congreso que le ha reelegido como coordinador para otros cuatro años. El PNV no descarta incluso acuerdos con EH Bildu en el escenario vasco. Aunque complicados, no los ven imposibles habida cuenta del nuevo ciclo de la izquierda abertzale que, en los últimos Presupuestos españoles, ha dado luz verde a partidas para el Tren de Alta Velocidad, el Ejército, o la Guardia Civil. Un viraje impensable hace solo dos años.
En este nuevo tiempo político, el PNV se va a mantener lejos de la agenda soberanista catalana hasta el punto de considerarla un “factor exógeno”. “Emoción sí, pero emulación cero”, aseguran fuentes del partido, que ha tomado nota de la desintegración de la antigua Convergencia por el procés. La misma distancia con la unilateralidad, al menos de momento, también ha tomado la izquierda abertzale, aunque mantiene su alianza estratégica con Esquerra Republicana.
Las restricciones durante la pandemia, el fracaso en el intento de que el Gobierno prorrogara el estado de alarma, las vacunaciones irregulares de varios exdirigentes del partido en los hospitales de Basurto y Santa Marina o la crisis del vertedero de Zaldibar han afectado a Urkullu en los últimos meses, aunque no hay datos sociológicos que midan el posible desgaste electoral. Sin embargo, el Gabinete del lehendakari trabaja con la tesis de que el debate de política general de septiembre va a marcar un antes y un después en la acción política. “La agenda va a cambiar al cien por cien”, aseguran desde la presidencia del Gobierno vasco, centrando a partir de ese momento los mensajes y la acción política en la recuperación económica, la llegada y aplicación de los fondos europeos y la lucha contra el desempleo. Todo ello sin desaprovechar los dos años más de legislatura nacional que el Gobierno vasco y el PNV dan por asegurados tras el acuerdo entre ERC y Junts para dar la presidencia a Pere Aragonès.
El Ejecutivo vasco va a mantener su moratoria sobre la agenda del nuevo Estatuto al no figurar en el programa de Gobierno pactado con los socialistas de Idoia Mendia, pero va a retomar con fuerza la exigencia del cumplimiento íntegro del actual. Urkullu, que cuestionó abiertamente en 2018 algunos de los puntos más controvertidos del acuerdo de bases sobre el nuevo estatuto que firmaron en inicio PNV y EH Bildu, se va a centrar en el cumplimiento del calendario de transferencias pactado con el Ejecutivo central que alcanza, incluso, a la gestión económica de la Seguridad Social.
El PNV todavía no ha decidido si celebrará este año el Alderdi Eguna, el día del partido que se convierte cada inicio del curso político en un encuentro con la militancia en las explanadas de Foronda, en Vitoria, el último domingo de septiembre. Pero va a reactivar poco a poco el contacto con los afiliados y a pensar en la convocatoria de la Asamblea Nacional, aplazada por la pandemia, en la que están pendientes de aprobación varios trabajos y ponencias en los que adaptan la acción política a la nueva realidad que ha dejado la crisis.
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