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La etarra Anboto suma otra condena de 39 años de cárcel por el asesinato de un cartero en 1985

La terrorista acumula su cuarta pena en España desde que Francia autorizase su extradición en 2019

J. J. Gálvez
La etarra Soledad Iparraguirre, 'Anboto', durante un juicio en la Audiencia Nacional el pasado 9 de marzo.
La etarra Soledad Iparraguirre, 'Anboto', durante un juicio en la Audiencia Nacional el pasado 9 de marzo.Rodrigo Jiménez (EFE)

La etarra Soledad Iparraguirre, Anboto, suma una nueva condena. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha sentenciado a la terrorista a 39 años de prisión por el asesinato del cartero Estanislao Galíndez, perpetrado el 26 de junio de 1985 en Amurrio (Álava). Los magistrados han considerado probado que la acusada integraba en aquella época el comando Araba y que, junto a otros dos miembros de ETA, acordaron el asesinato de la víctima, de 63 años y padre de 7 hijos, al que consideraban un “confidente” policial.

Anboto, con 60 años cumplidos el pasado domingo, acumula así su cuarta condena de cárcel en España desde que Francia, donde fue sentenciada también por su pertenencia a la banda terrorista, autorizase su extradición en 2019 para que fuera juzgada en la Audiencia Nacional por las causas que tenía pendientes. Desde su entrega, los magistrados le habían impuesto una pena de 122 años de prisión por participar en 1995 en el asesinato de Luciano Cortizo, comandante del Ejército de Tierra; otra de 50 años por el tiroteo en 1995 contra los policías que vigilaban la entrada de las oficinas del DNI en Bilbao —atentado que provocó la muerte de un agente y dejó tetrapléjico a otro— y una tercera de 11 años de cárcel por la colocación de una bomba en 1994 junto a un banco de Getxo (Bizkaia), que no causó víctimas.

Los tribunales españoles han absuelto, además, a la terrorista por otros dos crímenes: el atentado cometido en 1997 contra una comisaría de Oviedo y la colocación de un coche bomba junto al estadio de Mendizorroza en Vitoria en 1985. La Fiscalía ha recurrido ambas resoluciones al Supremo.

Según el fallo de este martes de la Sala de lo Penal, el comando Araba robó un vehículo y se dirigió el 26 de junio de 1985 a la calle Mendico de Amurrio. Allí, Anboto y otros dos etarras —Juan Carlos Arruti y José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri— aguardaron la llegada de Galíndez, que se dirigía al trabajo en bicicleta como todos los días. Cuando lo vieron, le cortaron el paso con el coche, descendieron del turismo, lo rodearon y, a solo unos metros, Arruti y Arizkuren lo tirotearon.

“Le dispararon sin posibilidad de reacción alguna”, subrayan los magistrados, que enumeran todas las pruebas recabadas: entre otras, la declaración de un miembro de ETA que reconoció haber alojado en esos meses en un zulo de su caserío a Iparraguirre y a los demás miembros del comando, y las huellas dactilares de Iparraguirre encontradas en el vehículo usado en el atentado.

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Sobre la firma

J. J. Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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