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Pablo Casado intenta distanciarse de Ayuso y su alianza con Vox ante el resultado del 4-M

El líder popular rechaza que la formación ultra entre en el futuro Gobierno madrileño y espera su apoyo desde fuera

Pablo Casado
Teodoro García Egea, Cuca Gamarra y Pablo Casado, este miércoles en el Congreso.Chema Moya (EFE)
Javier Casqueiro

Pablo Casado no quiere que Vox contamine su proyecto de fusión del centroderecha por las bases y reniega de que la formación ultra pueda entrar en ningún Gobierno del PP, incluido el de Madrid, en contra de lo que defienden en privado algunos consejeros y asesores de Isabel Díaz Ayuso. Casado y su entorno defienden que sería “una locura” que Vox quiera gobernar con el PP y auguran que eso no sucederá, y que el resultado el 4-M facilitará que Ayuso sea presidenta en solitario con el apoyo de la formación de Santiago Abascal desde fuera.

El PP de Pablo Casado ha hipotecado gran parte de su futuro político a lo que suceda en las elecciones de la Comunidad de Madrid el 4 de mayo y al resultado que logre su candidata, Díaz Ayuso, pero es consciente de que esa jugada tiene también varios riesgos.

El líder del PP, que sigue manteniendo una buena relación personal y política directa con Díaz Ayuso, tiene también muchas diferencias estratégicas y de estilo en la manera de ejercer su labor sin eludir la confrontación de la candidata madrileña y, sobre todo, en el tipo de relación a mantener con Vox. Esa discrepancia del trato con la formación ultra es la que más distancia al equipo de Casado con el de Ayuso, según fuentes de la dirección nacional próximas al líder. Casado no solo no ha rectificado ni corregido la abrupta ruptura ejecutada con Vox en otoño, en la frustrada moción de censura que Abascal presentó al presidente Pedro Sánchez, sino que sostiene que fue una decisión acertada que no piensa desmentir. Y rechaza que Vox tras el 4-M deba cogobernar con Ayuso.

En la dirección del PP creen que Ayuso obtendrá un buen resultado el 4-M, según sus datos de entre 55 y 60 escaños, es decir entre 9 y 14 actas por debajo de la mayoría absoluta, y vaticinan que esos podrían ser precisamente los diputados que podría acaparar Vox. Pero aseguran que ni Ayuso les ofrecerá gobernar conjuntamente ni la cúpula nacional refrendará esa posición. Y recuerdan lo que sucedió hace dos años en la negociación que emprendieron en el hotel Orfila de Madrid el secretario general del PP, Teodoro García Egea, con Javier Ortega, por Vox, para asegurar el Gobierno en la capital de España. Entonces el número dos popular llegó incluso a levantarse de la mesa ante las exigencias del negociador ultra. Afirman que ahora seguirían la misma táctica. Sostienen que Vox ya conoce que esa será su posición y que el partido de Abascal no tensará tanto la negociación y acabará apoyando que Ayuso sea presidenta desde fuera a cambio de algunas reclamaciones programáticas.

Desde Vox diferencian en ese punto cuál es la postura de Casado y la dirección nacional, a los que observan “demasiado nerviosos ante un resultado electoral en Madrid que no puedan manejar como propio”, y los comentarios e insinuaciones que les llegan de consejeros y asesores muy cercanos a la presidenta madrileña favorables no solo a cogobernar tras el 4-M sino incluso a haberlo intentado ya tras las negociaciones emprendidas para la aprobación de los presupuestos. Ayuso, de hecho, ha dado instrucciones a sus colaboradores de no atacar con dureza en esta campaña a Vox, y esa será también la estrategia que seguirá la aspirante de la formación ultra, Rocío Monasterio, cuya campaña se presentará este jueves y con la que no ha roto su buena sintonía.

Casado hará, como es lógico, campaña intensamente en Madrid, pero en su equipo apuntan que no quiere acaparar la mayoría de los actos ni hacer sombra al ticket que se quiere promocionar en este caso. El tándem lo encabezará Ayuso, pero con la aportación simbólica en el último lugar de su lista, pero relevante desde el punto de vista político, del alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, con un perfil más moderado, menos crispado y más en consonancia con los intereses de Génova.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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