El fuego arrasa 2.000 hectáreas entre Navarra, Gipuzkoa y Francia
La policía foral investiga si el origen del incendio fue intencionado, como sospechan varios alcaldes de la zona
“Hemos pasado en vela toda la noche”, lamentaba este domingo José Maya. El caserío Gardelberri de Lesaka (Navarra) en el que vive con su familia está en línea recta a menos de 500 metros del último foco descontrolado de un incendio que comenzó el sábado en Navarra, y pasó a Gipuzkoa y después al País Vasco francés quemando cerca de 2.000 hectáreas, mayoritariamente de pasto y monte bajo, según los últimos cálculos de los equipos de emergencias. Los vecinos de más de 40 caseríos que fueron desalojados durante la pasada noche, cuando el fuerte viento aceleró el fuego y se temía por su seguridad, volvieron a sus domicilios antes de las dos de la tarde. Pese a la voracidad de las llamas no ha habido heridos en un incendio que alcaldes de la zona sospechan que ha sido “intencionado”.
“Han sido 32 horas muy estresantes. Debido al viento había numerosos frentes”, explicó a las cuatro de la tarde el jefe de guardia del operativo de Bomberos de Gipuzkoa, José Martín, en referencia a los focos en Bera, Baztan, y en Lesaka, en Navarra, donde todos los servicios de emergencias sitúan el inicio de la crisis. “Y todavía hay riesgos”, aseguraba.
Pero a esa hora ya era un poco más optimista. Después de una noche sin tregua, el viento amainaba, y la previsión de lluvia permitía pensar en que el control total del incendio era inminente. “Siguen la mayoría de los focos estabilizados, pero hay uno en una zona que llaman Endarlatsa que sigue descontrolado, aunque ahí no hay ningún riesgo para los seres humanos”, aclaraba. Para entonces los frentes de Gipuzkoa y del País Vasco francés ya estaban estabilizados y controlados.
En Endarlatsa, a menos de 500 metros del caserío Gardelberri, se unen Gipuzkoa con Navarra y Francia y los valles actuaron acelerando las corrientes de aire. Dos bomberos del parque de Navarra lo seguían atentamente con unos prismáticos. Durante toda la mañana y parte de la tarde, los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias también se centraron en ese punto. Había que neutralizarlo. “Lo tenemos estabilizado, pero ojo, no está controlado todavía” repetía el pequeño altavoz del walkie-talkie de los bomberos navarros. “Aquí en Endarlatsa todavía está descontrolado, pero no hay riesgos”, respondieron los bomberos sin quitarse los prismáticos de los ojos.
Esa es una zona complicada porque no pueden acceder los servicios de emergencias. El Gobierno de Navarra solicitó al Ministerio para la Transición Ecológica el envío de medios aéreos a los que se sumarían los helicópteros autonómicos. Los medios aéreos podrían haber atajado el desastre, pero el fuerte viento hacía imposible el vuelo de los helicópteros y de los aviones. Volar entre montañas con rachas que llegaron a ser de hasta 100 kilómetros por hora no es viable.
En el incendio han colaborado y se han coordinado el Gobierno navarro, el vasco, el central y los servicios de emergencia del sur de Francia. “Tener la capacidad de unirnos todos en una situación de emergencia como esta es para estar orgulloso”, dijo el consejero de Seguridad vasco, Josu Erkoreka.
Recursos y medios
En la crisis han estado en contacto la presidenta navarra, María Chivite, el lehendakari, Iñigo Urkullu y el presidente Pedro Sánchez. “Nos avisaron sobre las diez y media del sábado de que en Navarra había un incendio”, recuerda Martín en el centro de crisis del polígono de Zaisa, en Irun, “y desde entonces no hemos parado”. En el momento de mayor virulencia del incendio llegaron a colaborar y coordinarse los bomberos de Gipuzkoa, guardas forestales, Ertzaintza, Protección Civil, DYA y Cruz Roja, además de la UME.
La portavoz de la Diputación de Gipuzkoa, Eider Mendoza aseguró que hasta media mañana trabajaron en la zona guipuzcoana unos 40 efectivos de todos los cuerpos. La Policía Foral de Navarra va a dirigir la investigación para ver si, como afirma el alcalde de Bera, Aitor Elexpuru, ha sido intencionado. El regidor explicó que los dos primeros focos se desataron a la vez sobre las 9.30 en dos puntos distanciados entre sí, uno en la zona de Montoia en Lesaka y otro en Villabuena en Bera. El alcalde de Lesaka, Ladis Satrustegi, coincide en la teoría del incendio intencionado.
José Maya sabe que esta vez se han librado en su caserío, y que pese a la noche en vela podrán empezar la semana con cierta tranquilidad. Pero no se quita de la cabeza el peligroso espectáculo nocturno. “Esta noche hemos visto cómo pasaba el fuego de Navarra a Gipuzkoa con mucha fuerza. Es el incendio más grande que hemos tenido”, dice.
A las siete de la tarde comenzaron a caer las primeras gotas de agua y se empezó a disipar el humo que se extendía a lo largo de los tres kilómetros de frontera entre Francia y España que separan los puentes de Santiago y Behobia.
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