Malestar en los barones del PP por la salida de Génova

La decisión de Pablo Casado de abandonar la histórica sede popular en la madrileña calle de Génova ha provocado malestar en algunos presidentes autonómicos, molestos por haberse enterado a la vez que la prensa en el discurso del líder ante el comité ejecutivo nacional. Los barones consideran que el golpe de efecto “no es la solución al problema” y “supone asumir que el PP es un partido corrupto”, en vez de que hubo personas que cometieron conductas ilegales. “Lo que el PP necesita es ganar”, dijo el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.

Varios de los presidentes autonómicos del PP hicieron notar este miércoles que ignoraban la decisión de Casado sobre Génova, 13, a pesar de que supone terminar con un símbolo ligado a la historia del partido, y evitaron defenderla en público. No lo hicieron ni el gallego, Núñez Feijóo, ni el presidente andaluz, Juanma Moreno, ni el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, con la intención de que se percibiera su malestar. Feijóo resaltó que se les había “notificado” una decisión “del equipo nacional del PP”. La medida ha sido recibida con “sorpresa” y desazón por varios líderes territoriales, que cuestionan el momento elegido para anunciar el cambio de sede y que esta haya sido, al menos de momento, la principal respuesta de la dirección tras el fiasco del PP en las catalanas.

El presidente gallego, que siempre mide mucho sus intervenciones, dejó un mensaje cargado de intención preguntado por si consideraba que el abandono de Génova, 13 era suficiente para afrontar los malos resultados en las catalanas. “Lo que el PP necesita es ganar”, contestó Feijóo. Y añadió: “Cuando hay un mal resultado, lo primero que tenemos que hacer es aceptar que tenemos un mal resultado; segundo, hacer un buen diagnóstico de por qué hemos tenido un mal resultado; y tercero, buscar alternativas y estrategias para mejorar los resultados electorales”. Lo que Feijóo no dijo en su mensaje es que eso sea lo que esté haciendo la dirección nacional del PP tras el mal resultado del partido en las elecciones del pasado domingo.

En otras presidencias autonómicas del PP se percibe el abandono de Génova, 13 como una “decisión impulsiva” y apuntan que “quizá no es el momento” para adoptarla. Ni siquiera desde el punto de vista económico, añaden fuentes de una presidencia popular, porque el mercado inmobiliario no es precisamente boyante a consecuencia de la pandemia. La medida ha resultado “controvertida” en varios sectores del partido “porque el mensaje que está trasladando es que el PP es un partido corrupto, no que ha podido haber personas que cometieron conductas corruptas”, dicen estas mismas fuentes. “Si [Casado] lo hubiera hecho al ganar el congreso, como planteó Soraya Sáenz de Santamaría, se habría entendido que era un proceso de renovación natural del PP”, apuntan. “Pero en este momento pierdes una buena carta que podrías haber jugado mejor”.

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Una reflexión profunda

Los barones del PP siguen echando en falta de Casado una “reflexión en profundidad” sobre el resultado en Cataluña, donde el partido sigue siendo residual con apenas tres escaños y menos del 4% de los votos. En la misma situación de irrelevancia está el PP en el País Vasco, otra nacionalidad histórica en la que la coalición con Ciudadanos apenas arañó el 7% de los votos. “El cambio de sede no es la solución al problema”, apuntan en una presidencia autonómica popular. Feijóo se limitó a describir la medida como “una cuestión de intendencia del partido”, mientras Mañueco fue lacónico: “No le doy más importancia”.

En contraste con sus colegas, la presidenta madriñeña, Isabel Díaz Ayuso, sí es entusiasta del abandono de Génova, 13. “No nos pertenece”, llegó a decir en el comité ejecutivo nacional tras poner en valor a la nueva generación del PP que está a los mandos del partido. “Hay que reivindicar nuestro tiempo y nuestro congreso”, dijo, según fuentes presentes, la líder madrileña, que mantiene un apoyo firme a Casado. Igual que el barón murciano, Fernando López Miras.

Los estatutos del PP establecen que el cambio de sede debe validarse por la Junta directiva nacional, pero a pesar del malestar que ha provocado no es posible que la Junta impidiera que se apruebe porque el órgano no tiene que votarlo. La Junta es un “mero trámite”, puntualizan fuentes de la dirección.